Familiares de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos llevan 10 años luchando por justicia y contra el dolor de “un duelo para toda la vida”.
Escucha este especial por los 10 años años del caso Ayotzinapa con producción de Gabriel Ortiz.
Georgina Hernández
Maribel tenía 14 años cuando su hermano Christian Alfonso Rodríguez Telumbre desapareció junto con 42 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014 su hermano.
Los 43 jóvenes desaparecieron en Iguala, Guerrero, y todavía se desconoce su paradero. A una década de los hechos y dos gobiernos sin respuestas certeras, Maribel afirma que los sentimientos encontrados aún son muchos.
“Realmente estos 10 años han sido de muchas cosas que conforme va pasando el tiempo te vas dando cuenta de la inmensidad de lo que esto es. Miedo, tristeza, mucha frustración, mucha desesperación, ansiedad. O sea, son tantas cosas que con una palabra no lo podría describir”.
Carmen, hermana mayor de Christian Alfonso, tenía 21 años cuando su hermano desapareció. Si pudiera resumir en palabras cortas lo que ha significado este tiempo serían: sacrificio, lucha y altibajos.
“Han sido 10 años en los que a lo mejor hemos dejado cosas por seguir en la lucha, por seguir en espera de que mi hermano llegue. Son 10 años en los que nos enfrentamos a muchas cosas en el sentido de que por ejemplo haces un acto familiar y falta la presencia de tu hermano.
Ahora soy madre, tengo dos hijos y hay veces que… En la casa de mis papás está una foto de mi hermano y ahora mi hijito que ya tiene 4 años siempre está de ‘¿y él quién es mamá?’. Y ahora que ya está más grande me dice ‘mamá, ¿por qué mi tío no llega?, ¿por qué no está? Y esa parte de explicar duele porque a veces no tienes ni qué contestar”.
Modificación de la dinámica familiar
La última vez que Carmen vio a su hermano fue un día antes de la noche de Iguala. Recuerda que Christian le dijo que la vería después de la actividad que haría con sus compañeros de la Normal.
El último recuerdo que Maribel tiene de su hermano es de ese 26 de septiembre, cuando ella y su padre,Clemente Rodríguez, lo llevaron a la Normal. En el camino, Christian iba comiendo un pastel que le regaló su abuelita.
Tras la desaparición de los normalistas, Luz María Telumbre y Clemente Rodríguez, madre y padre de Christian, se volcaron en la lucha y exigencia de justicia. El cambio, cuenta Maribel, fue drástico. Hasta entonces su familia todo el tiempo estaba unida, pero de un momento a otro su única compañía eran sus hermanas.
“Al principio fue muy difícil. Siempre nos hemos caracterizado por ser una familia demasiado unida. Que si hay un problema nos sentamos a hablarlo. Entonces cuando pasó lo de mi hermanito, fue un cambio muy drástico, pues nos dejaban solitos. Nosotros veíamos qué comíamos.
Sí estaba atenta mi mamá, porque ellos iban a marchas, reuniones. Venían una vez a veces a la semana y fue un cambio muy feo, porque nosotros decíamos ‘pues es que mamá, también te necesitamos. Nosotros sabemos que estás buscando a nuestro hermanito, pero también te necesitamos como mamá’”.
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Carmen, quien actualmente tiene 31 años, recuerda esa etapa como muy dura y dolorosa. Esto se debe a que asumió su rol de hermana mayor con sus dos hermanas, Fabiola y Maribel. Además, evitaba llorar frente a su madre.
En ese momento, ella estaba cursando una licenciatura. Sólo le faltaba un año para terminarla y por un momento consideró abandonarla. Pero recuerda que cuando le comentó a su madre que ya no quería estudiar, ella le dijo con voz clara y enojada que tenía que sacar fuerzas de dónde pudiera, porque dejar de estudiar no iba a regresar a su hermano.
“Porque los primeros años fue así de marchas, mítines, paros, entonces mis papás nos dejaron solas en la casa y cada vez que venían mi mamá, comía con nosotras y era esa parte muy dura para mí porque yo no tenía como ese derecho de llorar.
Yo no lloraba delante de ella y de mis papás yo nunca lloré, porque una señora me decía ‘tú eres la mayor, tú no tienes que llorar, tú tienes que darle fuerza a tu mamá’. Llegaba el momento que estábamos comiendo y mi mamá de repente lloraba y me decía ‘es que esto que yo siento nadie me puede entender, cuando tú tengas a tus hijos, vas a entender muchas cosas’”.
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Maribel, actualmente de 23 años, recuerda que no sólo era que ella y sus hermanas se quedaran solas. También veían en las noticias lo sucedido y lo que iban informando sobre un posible hallazgo en el basurero de Cocula.
Para ella fueron momentos traumantes porque no sabían lo que realmente estaba pasando. Además, su mamá y su papá les habían dicho que no les podían dar mucha información vía telefónica porque aparentemente los celulares estaban intervenidos.
Entre ellas tres hablaban y planeaban sus días. Pero esa nueva dinámica volvió a cambiar cuando Fabiola y Carmen se fueron de casa para hacer su vida en pareja. Aunque la señora Luz María decidió alejarse un poco del movimiento para enfocarse más en sus hijas, Maribel se sentía sola, porque no tenía con quién compartir su sentir.
A pesar de sentir coraje y tristeza porque el gobierno no les ha dado más noticias y prácticamente siguen igual que hace 10 años, esto la hizo más fuerte.
“A veces yo me siento mal, digo ‘¿pues dónde está mi hermano?, ¿está bien o está mal?, ¿ya comió o no?, tú estás comiendo Maribel y no sabes si él ya comió, tú estás durmiendo, no sabes si él está descansando’. Entonces son tantas cosas que sí me enojan. Mi hermano no era malo, al contrario, era una persona muy noble, muy humilde. Nacimos en una familia donde carecíamos de muchas cosas, pero nunca nos enseñaron a ser unas personas buscando algo más allá, más bien siempre salir adelante estudiando y trabajando. Eso es lo que más me enoja, tienes las herramientas, pero no las usan, seguimos en las mismas”.
El pie derecho de Christian Alfonso
Aquel 26 de septiembre del 2014, Christian Alfonso tenía 19 años. Casi seis años después, en julio de 2020, Omar Gómez Trejo, entonces titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa, reveló que sus restos óseos fueron hallados en la Barranca de la Carnicería en el municipio de Cocula, Guerrero.
Según la versión oficial, estos fueron enviados al Instituto de Genética de la Universidad de Innsbruck, en Viena, y analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Ambos resultados coincidieron en que pertenecían al pie derecho del joven.
Pese a esto, para el señor Clemente Rodríguez la identificación de una pierna de Christian no era suficiente para afirmar que fue asesinado. Por lo que, para él, su hijo sigue con vida en tanto no le presenten el resto de su cuerpo.
Clemente es uno de los padres de familia que constantemente viaja de Guerrero a Ciudad de México para pedir justicia. Siempre asistió a las reuniones con el presidente López Obrador.
“Un duelo para toda la vida”
Para Lenin, hermano de Julio César Mondragón Fontes, el 26 de septiembre de 2014 marcó a su familia, pero ha sido un motivo para mantenerla unida. A diferencia de Carmen y Maribel, Lenin decidió involucrarse en la lucha por conocer la verdad. Por ello no vivió la ausencia de su madre, la señora Afrodita Mondragón Fontes.
“10 años que la verdad ha sido muy complicado, porque es un duelo para toda la vida. Estamos hablando de vidas humanas, de seres amados y sobre todo de una persona que en esta vida terrenal fue mi hermano mayor, me llevaba un año. Ha sido un duelo de por vida porque es una cicatriz que siempre va a estar ahí.
Sin embargo, sabemos que este proceso ha sido muy complicado para la familia, para mi madre, para mis tíos, tu servidor, pero lo que más genera la impotencia es que a 10 años no ha habido grandes avances en las investigaciones, sobre todo si hablamos del caso de Julio César Mondragón Fontes, es la carpeta que no se le ha dado nada de seguimiento desde los hechos del 26 de septiembre de 2014”.
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Julio César tenía 22 años cuando desapareció. Quince días antes se había convertido en padre de Melissa Sayuri, quien actualmente tiene nueve años. Lenin recuerda que a principios de septiembre, su hermano consiguió que en el internado guerrerense le dieran permiso de visitar a su hija recién nacida y poder registrarla.
En medio de la desaparición de los 43 normalistas, los casos de los seis jóvenes asesinados, tres de ellos normalistas, tiende a diluirse. Uno de estos es el de Julio César, a quien torturaron, asesinaron y abandonaron su cuerpo en un paraje de Iguala. Lenin señala que en todo su cuerpo hallaron más de 60 fracturas.
Él y su mamá fueron las primeras víctimas indirectas que buscaron a López Obrador, entre 2014 y 2015, cuando este hizo un recorrido por Guerrero. Sin embargo, cuando creó la Comisión para la Verdad no fueron contemplados. Tampoco en las reuniones en las que las madres y los padres recibían avances de la investigación.
Todo esto en conjunto ha sido difícil para Lenin, quien a nivel emocional tuvo que enfocarse en mostrar un temple firme, resistente y fuerte para soportar todo el trauma, angustia, impotencia, coraje. Pero, sobre todo, que su madre no lo viera débil.
“Y estando quebrado totalmente, con el alma destrozada, yo tenía que mostrar una sonrisa, mostrar un temperamento fuerte para dar esa seguridad, ese cobijo y durante todo ese proceso tuve que ser muy duro. A lo mejor hasta cierto punto tenía que reprimir mis emociones, mis sentimientos y prácticamente a estos ya casi 10 año es cuando apenas ya he ido desahogando poco a poco esa parte que la debía haber desahogado. Pero insisto, por una cuestión de que teníamos que tener mucha firmeza, mostrar un temple muy fuerte ante este daño que nos ocasionó a la familia, teníamos que mostrar esa actitud”.
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La familia de Julio César, junto con sus representantes, presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El 27 de diciembre de 2023, el organismo anunció su admisibilidad y le otorgó al Estado mexicano un plazo de tres meses para proporcionar información sobre el caso, prorrogable si fuese necesario hasta un máximo de cuatro meses.
Pero apenas en agosto, los familiares del joven informaron que el Estado mexicano incumplió con la entrega de información a la CIDH sobre la investigación que ha realizado por la tortura y asesinato del normalista.
Ante esto, la Organización de Derechos Humanos Red Solidaria Década Contra la Impunidad, asesores legales de la familia, señaló en un comunicado que la CIDH puede notificar el diferimiento del examen de la admisibilidad hasta el debate y decisión sobre el fondo. Es decir, que de facto el Estado mexicano aceptaría la culpabilidad de las violaciones a los derechos humanos del normalista.
Para Carmen, Maribel y Lenin, los últimos 10 años han sido de lucha y a días de que inicie el gobierno de la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sostienen que no cesarán en su búsqueda de justicia.
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