La contaminación de los ríos que recorren diversas entidades del país atraen afectaciones económicas y para la salud.
Escucha el especial con la producción de José Luis Plasencia.
Natalia Matamoros
México es un país que ostenta una gran diversidad geográfica y ecológica caracterizada por la cantidad de manglares, bosques y mantos acuíferos que lo conforman. Sin embargo, enfrenta un deterioro de sus recursos hídricos por diversos factores, entre ellos:
- Explotación.
- Contaminación industrial.
- Basura.
Los ríos, esenciales para el ecosistema y para la vida cotidiana de millones de personas, atraviesan un proceso de degradación que pone en riesgo la salud pública, el equilibrio ecológico y el desarrollo económico de las regiones.
Contaminación en el norte del país
Uno de los mantos acuíferos más afectados es el río Sonora que abarca a las poblaciones de Bacoachi, Cananea, Naco, Hermosillo, Banámichi, Ures y La Colorada en el estado de Sonora.
Según Luis Franco, coordinador de la organización comunitaria “Poder”, el principal problema que lo aqueja data de 2014, cuando ocurrió el derrame en la mina de cobre de más de 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico y metales pesados.
El desastre natural causó la destrucción de las especies vegetales que rodean el cuerpo de agua, así como la mortandad de otros afluentes que desembocaban en el río Sonora. Grupo México, el cual operó la minera, provocó el derrame del que, hasta la fecha, las secuelas persisten.
A pesar de los esfuerzos por restaurarlo, sus aguas todavía reportan grandes concentraciones de arsénico, plomo, manganeso y mercurio. Esto afectó la salud de los habitantes de ocho comunidades agrícolas, cuya exposición continua a los metales pesados derivaron en enfermedades crónicas, de acuerdo con Franco:
“CENAPRECE, que es el Centro Nacional de Control de Enfermedades, realizó un estudio muy extenso aplicado a más de 600 personas del río Sonora y estos estudios existen como tal, con los membretes de las instituciones, en donde mencionaban la exposición a metales pesados en más del 50%, 60% o 70% de la población, dependiendo del metal.
Estos estudios se hicieron en sangre y orina también, y en ambos se muestran la exposición a metales pesados”.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también realizó estudios, los cuales revelaron que, debido a la presencia de metales, hay una reducción en la cantidad de oxígeno no sólo del río Sonora, sino de otros mantos acuíferos de la región. Lo anterior provocó la pérdida de más del 70% de la biodiversidad, así lo explicó Franco:
“Se demuestra como una reducción del oxígeno en el agua, por lo tanto, una reducción de biodiversidad, sobre todo, en los cuerpos de agua de la región que es un río pequeño y también una presa. También se muestran concentraciones de metales pesados en algunos peces.
Como tal, lo que las personas han comentado es tanto el derrame como la sobreexplotación de la cuenca. Lo que termina sucediendo es que hay menos biodiversidad alrededor del cajón del río. Puedes ver árboles secos que se han echado a perder e incluso piedras manchadas alrededor”.
Sembradíos de milpa afectados
Los agentes contaminantes afectaron los cultivos de milpa que desencadenaron pérdidas económicas para los productores de la zona. A pesar de que hay seis plantas potabilizadoras para mejorar la calidad del agua del río, éstas trabajan a un mínimo de su capacidad, según Franco.
En el sur de México, en Guerrero, se ubica el río Tecuanapa que pasa por las comunidades de San Francisco, Tecuanapa, Barrio Nuevo, El Guayabo y El Carrizo. Éste constituye la principal fuente de suministro de agua para quienes habitan en estas poblaciones. También usan este recurso para la ganadería y la actividad agrícola.
Sin embargo, la descarga de aguas residuales y el uso de agroquímicos en los sembradíos de maíz y verduras contribuyeron a la proliferación de agentes patógenos que, según Prócuro González, habitante de Tecuanapa, afectó la pesca y la agricultura.
Además, generó enfermedades gastrointestinales y dermatológicas en la mayoría de la población.
La deforestación de las cuencas altas del río, explicó González, aumentó la erosión del suelo, por lo que se formaron sedimentos que sumaron a la contaminación de sus aguas.
“Los pescadores de la región venden sus productos, como los peces en los municipios de Ayutla y Tecuanapa. Lo consumen los habitantes de las comunidades que compran el pescado que está bastante contaminado.
Desde hace un buen rato, desde el año 2000, nosotros empezamos a ver con preocupación las enfermedades que se generaron en esas poblaciones”.
Las comunidades organizadas, detalló González, instalaron mesas de trabajo para colocar plantas y biodigestores con las que pueden tratar las aguas negras. Sin embargo, ambos proyectos fueron rechazados por temas presupuestarios. Aun así, trabajan para promover la agricultura sostenible sin el uso de agroquímicos.
El río de la zona centro
Al poniente de la Ciudad de México, por la zona de Santa Fe, pasa el río Becerra que en gran medida fue canalizado y cubierto.
No obstante, refirió Adriana Flores, académica del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad de la IBERO, que el río representó un peligro para cientos de comunidades de esa región, ya que, no sólo arrastra aguas residuales, sino también, grandes cantidades de desechos sólidos.
Asimismo, mencionó que abonó a la pérdida de especies vegetales y animales que convivían a su alrededor. Los lixiviados —líquidos que se forman cuando los residuos se descomponen— que desprende la basura acabaron con la vegetación del lugar:
“Si replicamos este estudio en otros ríos también urbanos, vamos a encontrar la misma cosa: agua contaminada con un montón de desechos de estos vertederos que están poniendo estos químicos en la sangre de las personas o porque se toma agua contaminada que no sabemos muy bien cómo está.
Pero de todas maneras, la tomamos o la usamos para lavar trastes o ropa, o por respirar dentro de estos lugares porque estamos respirando heces fecales y un montón de residuos que están ahí junto a los lugares donde vivimos”.
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Desechos industriales acabaron con el río Lerma–Santiago
El río Lerma-Santiago es uno de los más tóxicos del país y, a su vez, uno de los más grandes por abarcar Guanajuato, Jalisco, Michoacán y el Estado de México.
Según el análisis de la doctora Flores, por más de 30 años desató problemas de contaminación por la descarga de aguas residuales, el uso excesivo de fertilizantes y los desechos vertidos por más de 30 mil industrias cárnicas y farmacéuticas que operan en Juanacatlán y Guadalajara:
“Hay que investigar cómo es que esas industrias farmacéuticas o cárnicas están echando desechos al agua. Cómo está siendo vigilada y queremos una contabilidad social, que sean públicos esos datos, que sea muy claro cómo esas industrias van tomando su responsabilidad y no cargándole a los ecosistemas naturales que son bien público en México.
Esa carga de contaminantes que no se resuelve en otro lado, de otra manera o cargándosela a la naturaleza o a otras comunidades”.
Aún cuando instalaron plantas de tratamiento de aguas residuales, así como la ejecución de programas de reforestación de las cuencas altas del río Lerma y controles para disminuir la contaminación agrícola, estas medidas, a juicio de la especialista, no son suficientes para sanear el río.
Esto, añadió, ya que, las plantas de tratamiento resultan costosas y en la mayoría de los lugares donde las instalan, no funcionan.
“Hacer un llamado al Gobierno Federal a que no siga construyendo plantas de tratamiento, como si fuera la única manera de resolver el asunto del saneamiento.
Eso no es así, hay otro sistema de menor escala o de escala mediana muchos más eficientes, acordes con nuestros ecosistemas y donde no es un dineral de inversión y de todas maneras no está resuelto el problema del saneamiento.
Entonces no se trata de grandes inversiones, sino de un rediseño de las maneras de realizar el saneamiento”.
De ser uno de los ríos más cristalinos a principios del siglo XIX, el río Tula que recorre el norte de Hidalgo, se convirtió en uno de los más contaminados de la región central del país.
El crecimiento urbano y la intensa actividad de la industria textil generaron niveles alarmantes de metales y productos químicos peligrosos.
Estos compuestos, detalló el doctor Mario Alberto Hernández, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, alteraron el equilibrio del agua a tal grado que no es apta para consumo humano ni para riego. Declararon muertas varias zonas del río, a causa de la inexistencia de especies.
“Este río además lleva todos los metales pesados de las industrias de la Zona metropolitana, bacterias y sustancias químicas que afectan al suelo, la actividad agrícola, la salud y las comunidades locales que están en contacto directo con el río o el sistema de presas que regula la circulación del agua en esta zona”.
Coatzacoalcos amenazado por derrames petroleros
Por la región central, específicamente en Puebla, pasa el río Atoyac, cuyas aguas alcanzaron un nivel de contaminación tan alarmante que las comunidades optaron por recurrir a cisternas para abastecerse.
Sus cauces, detalló el Dr. Hernández, sufrieron la pérdida del 60% de su biodiversidad por el exceso de fosfatos y nitratos ocasionados por la alteración del equilibrio del ecosistema.
Un caso similar ocurrió en el río Coatzacoalcos, en Veracruz, porque debido a los derrames de hidrocarburos que emanaron las empresas petroleras de la zona, acabaron con los manatíes.
“Hay presencia de hidrocarburos en los cuerpos de agua superficiales, en el suelo, las aguas subterráneas. También de los hidrocarburos hay presencia de metales pesados por la refinación y todos estos contaminantes no sólo afectan a las comunidades cercanas, sino a los ecosistemas.
Posiblemente hayas visto noticias de derrames de hidrocarburo en algún tramo del río y, justamente, estos derrames lo que propician es la eliminación de ecosistemas locales y macrofauna”.
La acción del gobierno
Durante esta administración, una de las acciones prioritarias que impulsó la Secretaría de Medio Ambiente es la restauración de los ríos Lerma–Santiago, Tula y Atoyac, a través de:
- Modernización de las plantas de tratamiento.
- Reconstrucción de los ecosistemas en sus alrededores.
- Iniciación de sistema de recolección y tratamiento de aguas residuales.
Los expertos manifestaron la necesidad de incluir en la agenda de saneamiento, la limpieza de los ríos Sonora y Coatzacoalcos por su avanzado nivel de contaminación y los daños que han ocasionado.
Para lograr este objetivo, llamaron a la participación ciudadana a través de las comunidades, y la cooperación de los tres niveles de gobierno.
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