Los vertederos de basura generaron una crisis ambiental en México y problemas de salubridad al dañar a las poblaciones cercanas.
Escucha el especial con la producción de Gema Hernández.
Natalia Matamoros
México, un país de contrastes y desafíos, vive una crisis ambiental que tiene origen en sus vertederos de basura. Muchos de los cuales superaron cualquier límite de capacidad y manejo adecuado que, en la mayoría de los casos, obligaron a decenas de familias a convivir con estos focos de contaminación.
Incluso, hay regiones donde las comunidades improvisaron tiraderos a cielo abierto que son quemados ante la ausencia de servicios de recolección.
Uno de los casos más emblemáticos está en el sur del país, en el municipio de Coatzacoalcos, Veracruz. Ahí, las montañas de basura abarcan 11 hectáreas de terreno y no cumplen con las regulaciones ambientales, es decir, no cuentan con una infraestructura que incluya geomembranas para la canalización de lixiviados (los líquidos que desprende la basura).
Tampoco disponen de chimeneas para regular las emisiones del gas metano.
Su crecimiento ha sido tan vertiginoso que actualmente la manta de desperdicios arropa a 23 mil habitantes de la comunidad de Villa Allende. Sus residentes no sólo deben convivir con los plásticos, líquidos y olores que desprende el basurero, sino también, con las enfermedades respiratorias, gastrointestinales y dérmicas que provienen de los gases tóxicos que emana y que comprometen su salud.
Salud comprometida
Una de las personas afectadas es Rosario Duques. Ella es pepenadora y vive a pocos metros del vertedero. Ha sido testigo de los olores que desprende y relató que su hijo estuvo a punto de perder la vista porque durante sus labores de recolección, se cayó. Y, cuando colocó sus manos en el ojo, lo contaminó con una de las sustancias tóxicas que destila el basurero:
“El niño se cayó, nosotros recolectamos de la basura y entonces el niño se cayó, rodó y se tocó las manos con el líquido que había tocado de la basura. Respecto a eso le salió una úlcera en su vista.
Entonces, ahorita estamos checando eso porque él tiene que viajar hasta México para que lo curen de su vista porque le tienen que hacer un trasplante de córnea. Hemos luchado bastante con él para que salga adelante con su operación”.
A pesar de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró este vertedero en 2017, continúa activo, así lo explicó Ornela Garelli, campañista de la organización ambientalista internacional Greenpeace:
“Este basurero si bien fue clausurado por la Profepa desde 2017, hasta este momento sigue funcionando y este es el caso de muchos otros basureros del país que ya han sido clausurados, pero que siguen en funciones porque los gobiernos municipales, que son las autoridades que se encargan de los basureros, no los cierran.
Sea por cuestión de presupuesto o porque no tienen otro lugar para la basura, pero no actúan en cerrarlo. Nuestra exigencia en este caso es exigirle al gobierno municipal de Coatzacoalcos que cierren el basurero y que remedien la zona”.
Sin servicios de recolección
El sur del país tiene serios problemas con el sistema de recolección de desechos urbanos y peligrosos. Lo anterior, ya que, muchas regiones del país no cuentan con los recursos para su compilación y disposición final. Guerrero es un ejemplo de ello porque según datos del académico, Jesús Castillo, hay 120 vertederos. De éstos, sólo 35 cumplen con la normativa ambiental para su funcionamiento.
Un relleno sanitario, explicó Castillo, debe contar con:
- Celdas para proteger los suelos.
- Sistema de drenaje.
- Tubos de extracción de lixiviados.
- Pozos de control para que los contaminantes no se filtren a la capa freática.
Sierra Colorada, Las Vigas, Marquelia, Ayutla, Metepec y Cuajinicuilapa, son sólo algunas regiones de Guerrero, donde las comunidades improvisaron tiraderos a cielo abierto. Y, los queman ante la falta de servicios de recolección, lo cual generó un problema de doble contaminación por las emisiones de gas metano:
“Por ejemplo, no puede cada municipio arreglárselas sólo con el confinamiento de la basura, entonces se está planteando seriamente que se hagan rellenos sanitarios intermunicipales, que es una buena alternativa. Acapulco puede recibir basura de San Marcos, de Sierra Colorada, entre otras zonas.
Es mejor enfrentar así ese problema, en lugar de que cada uno se las arregle como pueda. También lo del reciclaje, tiene que haber una política institucional que promueva el reciclaje”.
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Siembras perdidas
El problema del manejo de los desechos es una cadena que se extiende hasta el centro del país. Sobre la carretera estatal San Andrés Calpan en Puebla, se ubica el vertedero principal. Es posible observar sus pirámides de residuos desde varios puntos de la vía que han afectado a las poblaciones de San Juan Tlautla, Coapan y San Pedro Cholula.
Tras varios años de lucha comunitaria que incluyeron cierres de vías, protestas frente a los organismos ambientales, comunicados y vigilias, la comunidad logró la clausura definitiva del vertedero.
Sin embargo, a juicio de la dirigente vecinal, Maritza Garza, esto no fue suficiente. La razón es que la falta de tratamiento de los lixiviados y de labores de compactación causaron pérdidas en los cultivos de maíz y de los mantos acuíferos de la región:
“Ya les llegó hasta una parte donde está el maíz, el lixiviado llegó hasta ahí porque como las lluvias hicieron una laguna muy grande pues esos lixiviados ya les llegaron a los cultivos. Además de toda la basura que les llegó: jeringas, condones o material de hospital. Ese material se bajó y ahorita se quedó ahí tirado. Ya se secó un poco la laguna y el material se quedó ahí regado”.
Entre las soluciones que propuso el gobierno municipal, destacó la construcción de un relleno sanitario con la ayuda del gobierno federal. Éste contaría con una infraestructura óptima y área de reciclaje. Pero la comunidad se opone a que se edifique en el lugar donde actualmente opera el vertedero porque dista a menos de 500 metros de la zona residencial y padecería problemas de contaminación similares.
¿Cómo mejorar el problema de salubridad?
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografìa (INEGI), en el país hay mil 600 vertederos a cielo abierto como el de Cholula, que no disponen de infraestructura adecuada y que diariamente reciben un promedio de 120 mil toneladas de desperdicios.
Depositan el 87% de la basura a esos lugares. A esto, se le añaden los incontables focos clandestinos que no han sido registrados. Sólo el 5% de estos basureros separan los desechos en orgánicos e inorgánicos.
Ese es el caso de los tiraderos improvisados en Nezahualcóyotl, Estado de México, los cuales surgen de la incapacidad de los rellenos de la región. Esos sitios son usados como depósito de la basura que recolectan en la Ciudad de México, así lo explicó Tania Espinosa, coordinadora para América Latina del programa Wiego.
“No existe en Ciudad de México el espacio que pueda funcionar como el relleno sanitario de la ciudad. Entonces lo que hacen es que lo envían a los rellenos sanitarios o tiraderos a cielo abierto de otros estados, que ni siquiera es que esos estados estén produciendo esos residuos, sino que se empiezan a llenar con los residuos que se mandan desde acá y la ciudad tiene que pagar por eso”.
Para paliar la crisis sanitaria y evitar que repliquen la situación que viven en Veracruz, Guerrero, Estado de México, Puebla y otras regiones, los expertos consultados manifestaron la necesidad mejorar la inversión para:
- Administrar la gestión, manejo y disposición de los desechos.
- Implementar rellenos intermunicipales.
- Fomentar el reciclaje.
- Fortalecer la educación ambiental.
- Impulsar la participación comunitaria en la gestión de residuos.
Sólo así México podrá dar pasos firmes a la solución de este problema de salubridad y, con ello, evitar que el caos de los residuos continúe desbordándose.
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