Hoy se juega el proyecto de gobierno con una nueva composición de la Cámara de Diputados y los congresos estatales.
Claudia Téllez
Hoy en las urnas se define la próxima conformación de la Cámara de Diputados, que será el actor central de las reformas por venir y que permitirán el avance o no de los proyectos de la actual administración.
El control de San Lázaro es disputado por dos fuerzas políticas: una conformada por el partido hasta ahora mayoritario y sus aliados, y otra por los partidos de oposición.
La aprobación sin obstáculos de las reformas aún pendientes, así como del presupuesto para los últimos tres años del gobierno actual, dependerá de cómo queden repartidas las 500 curules de la Cámara de Diputados.
Así lo explica Juan Luis Avendaño, politólogo y profesor de la Universidad Iberoamericana de Puebla.
“El gobierno federal naturalmente se juega la viabilidad de su propio proyecto de gobierno. Este proyecto de gobierno no solamente se hace o se organiza desde el Ejecutivo, sino que necesita al Legislativo y particularmente necesita por lo menos mayoría absoluta, es decir 50 por ciento más uno, 251 diputados para movilizar la legislación secundaria, que tiene que ver con las leyes en general, derivadas de la Constitución”.
“La oposición naturalmente querrá evitarles o querrá contener ese avance y esa continuidad, tratando de configurar un contrapeso importante de cara a lo que ha pasado desde 1997, que ningún presidente ha logrado en su segunda etapa del sexenio tener mayoría absoluta en la Cámara Baja, así que eso es lo que está en juego”.
Desde 1997, ningún presidente ha logrado que su partido mantenga la mayoría de la Cámara de Diputados en la recta final de su gobierno. Ocurrió con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Los cuatro cerraron su gobierno con una de las Cámaras del Congreso como contrapeso, que en esta elección podría surgir de una alianza sin precedentes entre los partidos de oposición, como lo dice José Perdomo Galicia, maestro en Derecho por la Universidad La Salle.
“Se juega el clásico oficialismo, encumbrado desde la titularidad del Ejecutivo federal, con toda la fuerza que ha desplegado el Ejecutivo federal, intervenir abiertamente. Y, por el otro lado, una alianza que probablemente hasta 2018 fue impensada, aun cuando tuvo una intentona en 2018, pero no funcionó. Aquí más bien es que podamos nivelar para que realmente se sienta una sociedad representada y que exista un contrapeso constitucional”.
En la primera mitad del actual gobierno, el Congreso jugó un papel determinante para sacar adelante 28 reformas propuestas desde la Presidencia, cinco de ellas fueron constitucionales, por lo que la mira está también puesta en cómo quedarán conformados los congresos estatales que se renovarán este domingo.
De su conformación dependerá el avance de cambios legales derivados de la Carta Magna, ya que requieren la aprobación de al menos 17 de los 32 congresos locales. Uno de esos cambios es una eventual reforma política que ya ha anunciado el Presidente.
“Ha dicho que quiere una reforma electoral realmente pensando en un INE que esté o bien ubicado en el Poder Judicial o como planteamos algunos otros que tenga realmente una perspectiva autónoma, sin cuotas partidistas. Ese es un tema muy interesante que saldrá del proceso electoral, una nueva reforma política. Creo que esa sería fundamental a lo que se trataría de reformar la Constitución naturalmente tienen que entrar en juego los partidos de oposición”.
En el Poder Legislativo no hay fuerzas ni posturas absolutas. Como pasó en la actual legislatura, las bancadas aún tendrán la carta de la negociación para evitar que el Congreso se convierta en un cuello de botella de reformas que detenga el proyecto del gobierno, explica Luis Avendaño.
“Lo que pudimos ver en este primer ejercicio entre el Ejecutivo y la oposición es que realmente los partidos acompañaron muchas de las acciones legislativas derivadas de lo que mandó López Obrador. Evidentemente lo que les importará es que el margen de maniobra del Presidente y de Morena sea menor y por lo tanto les interesará que buena parte de la agenda legislativa, sobre todo aquella que posiblemente esté orientada, por ejemplo a disminuir el papel de los órganos autónomos del Estado, a achicarlos o a desaparecerlos, evidentemente allí estarán para evitarlo o para poner algunos elementos”.
La presencia de las mujeres también será un factor decisivo en estas elecciones, sobre todo porque además de la paridad en la Cámara de Diputados, ahora más mujeres podrán acceder a cargos públicos como las gubernaturas y los municipios, explica la doctora en Derecho y Globalización, Victoria Alva, quien señala la importancia de que el 56 por ciento de la población esté representada políticamente.
“En las candidaturas que se están dando a las entidades federativas, si encontramos una representación del 12 por ciento vamos a encontrar una representación digna de las mujeres, lo cual no tiene comparación con el 56 por ciento de la base votante. Lo que sí deseo es que estas elecciones intermedias, que se encuentran en manos de mujeres, se vean representadas realmente por estas mujeres jóvenes, que se vea este empoderamiento en ellas y que se advierta la definición de la elección por el partido que ellas quieran tomar”.
La ciudadanía: más allá de un proyecto
Consolidar la democracia y un proyecto de país no sólo depende de los partidos, sino también de la ciudadanía. En los últimos años, las elecciones intermedias se han caracterizado por el desinterés: el porcentaje de abstención supera el 50 por ciento, de acuerdo con datos históricos del INE.
Para la doctora en Antropología Social, Claudia Benassini, la atención también debe estar en la construcción de una agenda ciudadana y de respeto a los derechos humanos, sobre todo ante el escenario complejo que enfrenta el país en cuestiones de violencia y desigualdad social.
“Yo creo que lo que está en juego es, desde luego, el proyecto de país que sigue siendo muy importante y también se está jugando la enorme responsabilidad que los ciudadanos han dejado a los distintos partidos políticos para que se cumplan una serie de demandas que son valiosas e importantes. Todo lo que tiene que ver con los derechos humanos: las decenas de desaparecidos, de muertos, las mujeres que buscan a sus hijos, toda esta cuestión a la que parece que no se le da la suficiente atención”.
Con ella coincide el ex consejero del INE, Javier Santiago, quien confía en que en el proceso más grande de la historia las y los mexicanos salgan a votar para demostrar los pasos que el país ha dado hacia la consolidación de su democracia.
“Tengo plena confianza en la madurez de los ciudadanos, a pesar de la rispidez de las campañas y de la mala conducta de algunos servidores públicos, los ciudadanos nos van a dar nuevamente una muestra de madurez: van a votar y decidirán quién va a tener la mayoría en la Cámara de Diputados, y lo que tenemos que hacer todos, gobernantes y no gobernantes, es respetar la decisión que se exprese en las urnas”.
La reconfiguración política del país que resulte de esta jornada electoral, donde más de 20 mil cargos estarán en juego, servirá como preámbulo de la elección presidencial de 2024, dicen los expertos.