Con expectativa, miles de simpatizantes presenciaron la exposición de los cien compromisos de gobierno de Claudia Sheinbaum.
Hazel Zamora
Este martes los cientos de miles de personas que abarrotaron el Zócalo capitalino saben que están frente a un momento histórico: México tiene su primera presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo.
Es así que desde temprano la plaza pública estuvo repleta de contingentes y familias de distintos estados de la República, todas reunidas para atestiguar el primer mensaje público de la presidenta a sus simpatizantes, así como la ceremonia de entrega del bastón de mando que encabezó un grupo de mujeres pertenecientes a los 70 pueblos indígenas y afromexicanos.
El ambiente era de festejo y esperanza, en especial se notaba en los rostros de las mexicanas que cargaban en sus brazos peluches de Sheinbaum, bandas presidenciales de cartón y playeras con su inconfundible silueta. La señora Gloria es una de ellas, originaria de Ecatepec nunca imaginó que la política era un lugar para las mujeres, mucho menos que una llegará al máximo cargo del país.
“Muy contenta porque el engrandecer o enaltecer a la mujer en México es de una de las cosas más importantes que necesitamos como mexicanas. Después de tanto rezago histórico que traemos por ignorancia y por tanto idealismo machista que ha habido en México, es muy importante que ella llegue alzando el valor de las mujeres en México y no por menospreciar al hombre, al contrario, sino porque haya más igualdad en cuanto a ideas”.
Es, sin duda, un avance en los derechos políticos-electorales de las mujeres que hasta hace siete décadas no tenían el derecho de votar; pero los asistentes también confían que el gobierno de Sheinbaum reconfigure la toma de decisiones no solo en la política, también en los hogares, dijo Omar Ramírez.
“Aprender a entender y aceptar el liderazgo femenino en todos los niveles. No nada más la presidenta, sino también a nivel de las familias hay que entender también cómo van a jugar ahora las mujeres, como hijas, como esposas”.
La lluvia amenazaba con caer, pero las miles de mexicanas y mexicanos esperaron hasta cerca de las 17 horas cuando Sheinbaum apareció en el Zócalo portando la banda presidencial. La acompañaron con los gritos de ¡Presidenta! ¡Presidenta!, con “A”, como pidió que la nombren.
Bastón de mando, símbolo de fuerza colectiva
Enseguida, se sumaron a la ceremonia sagrada de los pueblos indígenas para desear fortaleza y protección a la presidenta durante su administración. Se quitaron sus gorras, sombreros y alzaron sus manos hacia el cielo.
En este marco, las representantes de los 70 pueblos indígenas explicaron la importancia del bastón de mando, un símbolo de energía y fuerza colectiva de sus comunidades, es algo sagrado por lo que pidieron a la nueva mandataria buscar el bienestar para el pueblo mexicano, indígena y afromexicano.
Las expectativas que ha generado la llegada de Sheinbaum a la Presidencia se notaba en los rostros de sus simpatizantes, quienes miraban las pantallas y escuchaban atentos los cien puntos de su plan de gobierno. Todo es nuevo en esta etapa de la primera presidenta en México.
TE RECOMENDAMOS
Estos son los 100 compromisos del gobierno de Claudia Sheinbaum