Transportistas, además de secuestros, también han reportado asaltos y desapariciones, habitantes transitan con temor.
Georgina Hernández
El nuevo episodio de la crisis migratoria en México puso en el ojo del huracán la carretera 57, una de las principales arterias del país sobre la que se cometen todo tipo de delitos, uno de ellos, el más reciente, el secuestro de 86 personas migrantes, el pasado 4 de abril.
A este se le suman incidentes como el homicidio de Jaime Zapata, agente especial del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, en febrero de 2011; el aseguramiento de un tráiler que transportaba a 47 personas migrantes, agosto de 2022; y la desaparición y muerte de Lorenzo Mario González Villarreal, propietario de la empresa “La Lechera”, el pasado mes de febrero.
Además, los transportistas también han reportado asaltos y desapariciones, y los propios habitantes de la zona señalan que ahora transitan este tramo carretero con sensación de alerta.
Vianey, una mujer de 40 años, asegura que si bien Matehuala no era un lugar exento de delitos, la percepción era que la zona era relativamente tranquila. Sin embargo, indica que ahora se tiene la impresión de que el lugar está entrando a las mismas situaciones de inseguridad que se viven en otras partes del país.
“Yo no la uso muy frecuentemente, pero sí acudo mucho a San Luis Potosí capital que está dos horas y media de Matehuala porque allá vive una hermana y anteriormente estudié allá. Anteriormente, se sentía más segura, ahora está muy sola. Anteriormente estaba la Policía Federal y pues bien que mal se veía más frecuente el tránsito de esa policía. Ahora está la Guardia Nacional, pero ya no se ve tan frecuente el acompañamiento de ese tipo de policía sobre carretera”.
Matehuala es un pequeño municipio que cuenta con 102 mil 199 habitantes, según el último censo del INEGI, y debido a su ubicación, es considerada una importante zona de paso para las personas migrantes que atraviesan todo el territorio mexicano con la esperanza de cruzar hacia a Estados Unidos, ya que es frontera con los estados de Coahuila y Nuevo León.
Esta característica la ha convertido en lo que el fiscal estatal José Luis Ruiz Contreras definió como “área de oportunidad para el crimen organizado”.
Incluso, tras los hechos del 4 de abril, el gobernador Ricardo Gallardo reveló que en reunión con elementos del Ejército y la Guardia Nacional se analizó cómo la delincuencia evade los retenes de las autoridades a través de brechas y caminos vecinales, para posteriormente reintegrarse a las carreteras.
Sin embargo, para Bibiana Mendoza, de la colectiva Hasta Encontrarte del estado de Guanajuato, una de las entidades por donde atraviesa la carretera 57, este tema se tiene que ver de manera integral. Esto, dice, para replantearse la inseguridad que se vive no solo en Guanajuato, sino en muchas partes del país con temas de desapariciones, feminicidios, masacres y violencias contra las personas migrantes.
Y además, critica la postura adoptada por el alcalde de Matehuala, Iván Estrada, quien en un comunicado sostuvo que su administración no tiene la capacidad para combatir el tráfico de personas y que en su opinión, eso es algo que debe ser atendido por el Instituto Nacional de Migración.
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