La UNAM requiere un Centro de Inteligencia Epidemiológica para realizar proyecciones y mejorar el sistema de salud en el país.
Guadalupe Franco
Al igual que muchas universidades en el mundo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debería constituirse como parte del Sistema de Salud y contar con un Centro de Inteligencia Epidemiológica.
Así lo señaló Carlos Pantoja Meléndez, investigador y académico del Departamento de Salud Pública de la UNAM, durante el seminario “Innovación Digital y Ciencia de Datos en Salud Pública“.
Esto permitiría aportar información y datos de calidad a nivel nacional para la toma de decisiones y la gestión gubernamental de los servicios de salud. Lo cual, indicó, mejoraría la capacidad del sistema de salud para enfrentar crisis sanitarias como la pandemia por Covid-19.
Pantoja Meléndez ejemplificó que sería algo similar a las funciones que realiza el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
“En el departamento se pusieron los tres modelos de predicción de la primera ola de Delta y Ómicron, el primero con cuatro meses de anticipación, y tiene más del 92% de precisión. El de Delta tiene más del 95% de precisión y se publicó mes y medio antes.
El de Ómicron incluye el efecto de la falta de pruebas diagnosticas, y no es que requiramos mayor cantidad de recursos, que nunca vienen mal, pero ya hay un componente y es algo que se puede presentar ya. ¿Qué se necesita? Que haya una normatividad diferente en la UNAM para que nos volvamos algo parecido a lo que hace el Sismológico”.
El investigador consideró que, para desarrollar y aportar ciencia de datos, la UNAM sólo requiere modificar su marco regulatorio.
Lo anterior, al señalar que la institución educativa cuenta con el personal y los recursos para desarrollar un Centro de Inteligencia Epidemiológica que provea de información para fortalecer la cultura de la prevención:
“Cuando el país requería de su universidad pública para tener un evento así de grave creo que debe normarse y debemos brincarnos el sistema de vigilancia y nos podemos volver un Centro de Inteligencia Epidemiológica.
Que nosotros seamos proveedores de información y francamente en la universidad hay elementos humanos para volvernos eso sin necesidad de que al principio requiramos demasiados recursos económicos”.
Por su parte, el doctor e investigador de la UNAM, Eduardo González, manifestó la importancia de la colaboración institucional. Y, a su vez, estuvo a favor de un diálogo con los subsistemas de salud para la aplicación de proyecciones epidemiológicas:
“Debemos platicar con las entidades y centros de salud para ver cuáles son las enfermedades o padecimientos que requieren más análisis, entonces en ese sentido atacar ese tipo de proyecciones.
Proyección en el sentido de clasificar si está enferma o no la persona, o cómo es su grado de recuperación, o más interesante aún, una predicción de qué es lo que podría pasar en un futuro, o sea, qué porcentaje de personas estaría enferma o no. Una predicción en términos de prevención”.
Ambos académicos coincidieron en la urgencia de que México cuente con datos de calidad y sistemas de información. El fin, dijeron, es avanzar en un marco constitucional en ciencia de datos y salud pública.
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