En los últimos tres años, las videocámaras incrementó cuatro veces en la Ciudad de México al pasar de 15 mil a 63 mil.
Escucha este trabajo especial sobre las cámaras de vigilancia en la CDMX.
Víctor Raúl Ramírez
Aitor Ugalde, director General para América del Grupo INV Systems México, una empresa dedicada a seguridad digital, ha visto un incremento del uso de cámaras de seguridad en negocios y hogares en los últimos años.
Una estrategia de seguridad impulsada desde el gobierno de la Ciudad de México, tan sólo en los últimos cuatro años pasó de 15 mil videocámaras instaladas a 63 mil.
Este incremento en el número de videocámaras instaladas coincide con una reducción en el número de robos registrados en la capital. En 2019, este pasó de 109 mil 431 a 77 mil 132 en 2022, según información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Dentro del abanico de este delito se encuentra el robo a personas con o sin violencia, de automóviles, negocios o de casa, como le sucedió hace tres años a la señora Esmeralda, vecina de la Avenida Plutarco Elías Calles, en la colonia Albert de la alcaldía Benito Juárez.
“Bueno, una por seguridad mayor seguridad porque antes vivíamos en otra colonia y se metieron a robarnos. No tuvimos forma de comprobar que fue un robo porque no lo pudimos comprobar. Entonces pues decidimos poner cámaras para mayor vigilancia y así estar vigilando a través del celular ahora ya se puede hacer a control remoto de esa forma”.
¿Ha tenido problemas con sus vecinos que estén en desacuerdo con las cámaras?
“No, no al contrario, porque al menos si vienen y me piden el video a mí de mis cámaras pues con gusto se los voy a prestar. Yo creo que también ellos pues de cierta forma también sienten esa seguridad de que hay una cámara”.
¿Quién nos protege de los que nos observan?
A todo esto, ¿quién vigila a quien nos vigila? En México, aunque hay leyes estatales que regulan en dónde y cómo deben instalarse las cámaras.
Pero, Aitor Ugalde explica que muy pocas veces se cumple con estas regulaciones, lo que hace menos efectivo el uso de estos aparatos.
Con la ley en la mano tanto la distribución como la instalación de estos equipos para seguridad privada debe hacerlo una empresa acreditada por la Dirección Federal de Seguridad Privada o por su equivalente en las entidades federativas. Eso es lo que dice la ley, la realidad es que no se cumple. Esa es la realidad.
De hecho las empresas que sí estamos acreditadas y que cumplimos con la normatividad estamos obligados a informar a la autoridad de las instalaciones que realizamos.
Y eso tiene un sentido lógico, imagínate que se produce un incidente de un asalto en la calle, o en fin, de un robo. En fin, cualquier incidente, la autoridad además de los medios propios de investigación puede solicitar a quien tenga una caja que tiene cámaras, a ver si estas cámaras han podido tomar imagen, como auxilio a la autoridad.
El incumplimiento de la normatividad o la falta de transparencia ha llevado a organizaciones civiles como la Red en Defensa de los Derechos Digitales a levantar la voz por los posibles riesgos de que las personas sean videovigiladas.
Así lo explica Vladimir Elizalde, investigador de la organización.
Cada vez que observamos que se quieren instalar cámaras de videovigilancia o que se quiere también incluir estos elementos como tecnología biométrica o tecnología de reconocimiento facial sí creemos que es importante que se tenga una discusión amplia.
Una discusión ciudadana, porque esto efectivamente, puede constituir una violación al derecho a la privacidad, o pueden recabarse datos o informaciones que tampoco sabemos cuál es el tratamiento que se les está dando.
¿Cuál es la protección que le están agregando? ¿Qué se hace con esa información si es que eventualmente también puede derivar en algún otro uso indebido? Como ha sucedido también en la vulneración de algunas bases de datos que las autoridades en México han llegado a tener.
Los alcances de las videocámaras
Las cámaras ya no sólo se limitan a grabar. Alejandro Muñoz, representante de la empresa coreana Hanwha, que ha vendido cerca de ocho mil videocámaras al gobierno de la Ciudad de México, explica las capacidades que tienen los dispositivos utilizados en el C5, que tienen un alcance de hasta 400 metros.
Lo que estamos integrando a todas nuestras cámaras es la parte de la inteligencia artificial, ¿eso qué quiere decir? Que la misma cámara sin necesidad de algún software adicional hace una clasificación entre personas y vehículos que es donde normalmente suceden los eventos que queremos estar registrando. El C5 de la Ciudad de México tiene alrededor de ocho mil cámaras de nosotros
Esa cámara que tú ves allá arriba, es muy parecida a la que tiene el C5 de la Ciudad de México instalada.
Son cuatro cámaras fijas con una que es móvil, son cinco cámaras en un solo equipo, en Ciudad de México. Por ejemplo, tenemos alrededor de ocho mil , por cinco, son 40 mil lentes que están vigilando, haciendo toda la vigilancia.
Detectan algo, mandan avisos, está grabando todo lo que está pasando en esa misma cámara, y bueno, es así como funciona.
Hermenegildo Lugo Lara, subsecretario de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, justifica el uso y aumento de videocámaras en la capital.
Le apostamos más a la investigación, a la inteligencia, por eso se han implementado más cámaras, para estar logrando. Estar reconociendo a personas o estar en los eventos delictivos que se van dando y tener toda esa información para poderla plasmar en una carpeta de investigación.
La Ciudad de México se ha vuelto una ciudad más segura. La incidencia delictiva ha bajado, tanto en centros comerciales, en tiendas, a transeúnte, a usuario de transporte, inclusive los homicidios han bajado bastante gracias a toda la tecnología que la administración actual nos está proporcionando.
Más transparencia, menos justificaciones
Para Vladimir Elizalde de la Red en Defensa de los Derechos Digitales es necesario que más allá de los protocolos, las autoridades sean más transparentes con la información que recaban de la ciudadanía.
Y también como el llamado para que se haga un ejercicio importante de rendición de cuentas por parte de la autoridad. No solamente decir que se cumplen con los protocolos sino efectivamente que haya un ejercicio de transparencia pro activa un ejercicio constante.
Que las personas conozcan el alcance, que se dé a conocer por parte del mismo Estado, bajo que condiciones se utilizan, qué tipo de informaciones se están recabando.
Aquí entra un elemento importante que tiene que ver con la rendición de cuentas y con que éste tipo de tecnologías tampoco afecten el ejercicio de otros derechos o que pueda inhibir que las personas dejen de manifestarse o dejen de protestar.
Mientras tanto, las y los ciudadanos continúan acostumbrándose a ser videovigilados. Aunque a veces esto no se traduzca en sentirse más seguros, dice Ángel Galicia.
“Pues si están funcionando creo que está perfecto. Pero el caso es que funcionen las cámaras, en si veo varias. Pero, el caso es que funcionen en realidad porque si no, no tiene caso que estén ahí”.
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