Claudia Sheinbaum se convierte en la primera presidenta de México en más de 200 años, pero ¿qué retos enfrenta?
Escucha este especial por el inicio del nuevo gobierno de la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Hazel Zamora
En su llegada a la presidencia de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se posicionó con un discurso comprometido con las causas sociales del feminismo, lo que generó grandes expectativas de su administración:
“Por primera vez, después de 200 años de la República, llegamos a la presidencia. Y digo en plural llegamos porque siempre he dicho, no llego sola, llegamos todas”.
A pesar de las incertidumbres, se trata de un hecho histórico para las mujeres, tanto en el país como en América Latina, porque reactualiza el debate acerca de la participación de las mujeres en la política. Así lo refiere la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Amneris Chaparro Martínez:
“A mí me parece que estamos ante un hecho extraordinario en el sentido amplio del término, porque no había ocurrido antes, pero también porque pone en juego muchas de las certezas que como población tenemos con respecto al lugar de la política y al lugar de las mujeres. Descoloca tener una mujer presidenta, sí es una nueva manera de entender la vida pública de este país.
Yo creo que el impacto ya comienza. El primer signo es el uso del lenguaje, ya hablamos de una presidenta y vamos a seguir utilizando términos que antes no utilizábamos para referirnos a esas personas, que hace apenas siete décadas no habrían llegado a lugares de poder tan importantes. También sucede con el término comandanta que, aunque ya se había utilizado por las zapatistas, ahora tiene otro vuelco”.
Sheinbaum no sólo es la primera presidenta de México y Norteamérica. Se suma a las 15 latinoamericanas que presidieron sus países y completó la lista de mujeres que estuvieron a cargo de las cuatro principales economías de la región: México, Brasil, Chile y Argentina.
Además, su presencia hace frente al avance de los liderazgos políticos en América Latina que amenazan los derechos humanos de las mujeres, señaló la maestra en ciencias políticas por la Universidad Católica de Chile, Javiera Arce-Riffo.
“Creo que puede ser interesante que un país de las dimensiones que tiene México marque la diferencia en torno a los liderazgos, más aún cuando el mundo está yendo al parecer hacia las extremas derechas y que alguien, con un perfil más público como ella, sea capaz de detener en términos discursivos. También detener nacional e internacionalmente esta ola conservadora, esta masculinidad reaccionaria que estamos observando”.
La doctora en teoría política, Amneris Chaparro, añade que el triunfo de Sheinbaum se entiende como frutos del movimiento feminista que se fortaleció en Latinoamérica:
“Hay una serie de factores sociales, culturales e institucionales que influyen en la presencia, el reconocimiento y que las mujeres ocupen espacios que tradicionalmente no ocupaban. Esos factores tienen que ver, por un lado, con la movilización social de mujeres y la movilización feminista que desde principios del siglo 20 ha impulsado que las mujeres devengan ciudadanas y tengan los mismos derechos políticos y sociales que los hombres. En un segundo momento, encontramos que la legislación a nivel nacional como local ha impulsado reformas y leyes que también van en ese sentido”.
Sin embargo, en la región apenas la mitad de las presidentas fueron designadas por ganar un proceso electoral. Por ello, el poder político de Sheinbaum destaca, ya que, obtuvo la mayoría de votos registrados en la historia de México. Esto le dio una ventaja avasalladora de 30 puntos porcentuales. Un hecho poco frecuente, puntualizó Javiera Arce.
“Tiene la posibilidad de hacer reformas muy fuertes en el país, por la mayoría política y social que ya tiene. Cuando ella dice que ‘no está sola’ y que ‘llegó gracias a otras’, a mí me queda bastante claro que hay un contenido feminista dentro de su liderazgo, pero una cosa es decirlo y otra cosa es demostrarlo en el poder. Y ahí está el problema porque AMLO, por ejemplo, ha tenido declaraciones bastantes desafortunadas en torno a los feminicidios, entorno incluso al movimiento feminista, eso no se puede olvidar.
En ese sentido, es bien importante cómo ella va a marcar ese quiebre de una cultura patriarcal que atraviesa la política en el mundo y ahí es ver, no solamente el discurso, sino más bien, qué políticas públicas van a ser o van a enfrentar”.
Presidentas en América Latina
Hasta ahora las experiencias que dejaron las presidentas en América Latina son contribuciones a una agenda política, económica y social más igualitaria. La doctorante Javiera Arce-Riffo subrayó los casos más visibles: las lideresas Michelle Bachelet en Chile (2006), Cristina Fernández en Argentina (2007) y Dilma Rousseff en Brasil (2011).
“El gobierno de la presidenta Bachelet fue un gobierno extremadamente reformista, en el segundo gobierno de ella donde sí se instaló no sólo el tema del aborto en tres causales sino que además la ley de cuotas para las elecciones parlamentarias, se levantó también el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, una serie de políticas asociadas a los temas de equidad de género.
En el caso de Dilma Roussef, le tocó salir de una muy mala forma, pero en los cargos más importantes de su gobierno ella tuvo mujeres, estaba lleno de mujeres. También hizo unas leyes bien importantes como el tema de los trabajadores de casa particulares, pero además ella misma tuvo políticas públicas bien profundas para atacar las materias de desigualdad y eso generó un enojo muy fuerte de la clase dominante.
Lo mismo Cristina Fernández, por mucho que la quieran odiar o no la quieran poner dentro de esto, fue importantísimo también para la representación de las mujeres en política en su país, siempre ha inculcado el tema de la paridad. Creo que varias de las presidentas que hemos tenido en América Latina han marcado con sus propios sellos. Entonces que México ahora tenga una presidenta mujer es básicamente como consolidar el camino que han generado otras democracias de países también importantes de la misma región”.
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Agenda feminista
Sheinbaum se comprometió a cumplir una “agenda feminista”. En un evento rodeada por activistas, académicas y políticas con amplias trayectorias en la defensa de los derechos humanos de las mujeres, prometió priorizar a las mujeres indígenas y afromexicanas.
Esta agenda incluiría garantizar una vida libre de violencia para las mujeres, la construcción del Sistema Nacional de Cuidados —pendiente de aprobar desde 2020— educación gratuita, el derecho a la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
“La transformación es feminista”, dijo Sheinbaum en referencia al movimiento fundado por su antecesor Andrés Manuel López Obrador.
A decir de María Celeste Sánchez Surgía, científica y la primera senadora afromexicana, el hecho de que Sheinbaum se posicione a favor del feminismo distingue su liderazgo respecto al modelo tradicional de “hacer política” que conocemos en el país:
“El que posicione este Sistema Nacional de Cuidados como un tema bastante importante y fundamental para su gobierno nos habla de cómo va a ser el cambio en estos próximos seis años, porque se habla como un tema de justicia social en donde a las mujeres no se les ha dado el reconocimiento que se merecen, que se han dedicado totalmente a los cuidados y que pues obviamente no puede haber una pensión para ellas, también esto de los derechos a las mujeres jornaleras, agrícolas es bastante importante y fundamental”.
Como Jefa de la Ciudad de México, Sheinbaum atendió demandas relacionadas con la violencia hacia las capitalinas a través de acciones como la creación de la fiscalía para investigar feminicidios, la alerta de violencia de género y una reforma para proteger el patrimonio de las mujeres víctimas de violencia familiar, en la que se prioriza que el agresor deje el domicilio donde habita la familia.
Pero, como destaca la doctora Amneris Chaparro, también tuvo desencuentros con algunos grupos de feministas, como las más jóvenes, a quienes descalificó por ocupar espacios como la Glorieta de las Mujeres que Luchan en la Avenida Reforma o las pintas a monumentos durante las manifestaciones:
“Creo que la relación de la virtual presidenta con el feminismo pues en cierta manera ha sido agridulce. Por un lado, sí hay —creo yo— un genuino interés por estos temas, sí hay una sensibilidad, sí hay colaboradoras cercanas a la presidenta que conocen los temas de feminismos que están formadas en estudios de género. Pero también, otro lado, hay feminismos que no entran en esa agenda política y con los que eventualmente se tendría que establecer un diálogo y hacer negociaciones e incluir esas miradas feministas.
Entonces creo que ahí hay todavía cierta ambigüedad con respecto a qué tan feminista y de qué tipo de feminismo va a estar formada esa agenda. Hay ejemplos de políticas públicas como el transporte rosa o los senderos seguros o el nombrar las calles ahora con nombres de mujeres, o sea, eso es parte de un guiño muy importante hacia políticas que reconozcan la presencia de las mujeres y la importancia de que vivan seguras en el espacio público y también en la casa, pero no es suficiente”.
En sus primeras acciones, la próxima presidenta designó un gabinete paritario, distinguido por romper con los roles donde tradicionalmente se colocan a las mujeres. Asimismo, destacan perfiles cercanos a su formación científica, una característica en su administración, remarcó Celeste Sánchez, también dirigente de la organización civil “Afrodescendencia en México: Investigación e incidencia”:
“Yo tengo formación científica, a mí me llena de mucho orgullo y me siento muy feliz de que una mujer científica con pensamiento crítico que, además, viene obviamente de la lucha universitaria, que se considera de izquierda, pueda llegar a estos espacios de representación porque significa romper con varios paradigmas, romper con varios estereotipos y prejuicios que se tenían.
La doctora Claudia decía que un gran logro es que las niñas ahora no quieran ser solamente princesas, quieren ser presidentas de un país y que vean que se puede lograr”.
Tiempo de mujeres
La frase “es tiempo de mujeres” cobra sentido en un momento donde la política mexicana está marcada por la presencia femenina, pues el rumbo del país no recaerá únicamente en Sheinbaum, estará dividido en las manos de varias mujeres.
Entre ellas, están las gobernadoras que fueron electas en las elecciones del pasado 2 de junio. Al final del año, sumarán 13 entidades bajo sus mandatos.
Además, en la actualidad la mitad de las legislaturas locales y la federal están conformadas por mujeres, al igual que las presidencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y de ambas cámaras del Congreso.
No obstante, Amneris advirtió que el reto de Sheinbaum estará en generar políticas capaces de transformar la vida cotidiana de las mexicanas:
“Creo que va a ser importante para la ciudadanía observar qué tipo de políticas se instauran que se digan feministas y qué hacen esas políticas, si lo que hacen es reproducir mandatos de género o realmente si buscan transformar las relaciones de desigualdad. Porque lo que sucede muchas veces con los grandes proyectos políticos y esta es la historia desde el siglo XX para ser modestas, es que esos proyectos siempre involucran grandes transformaciones económicas, institucionales, electorales, pero dejan al género y a las desigualdades de género sin tocar, esa tiene que ser una transformación profunda”.
Javiera coincidió en que es diferente pronunciarse a favor del feminismo e igualdad de género que aplicar legalmente medidas para demostrarlo:
“Una cosa es ocupar los símbolos del feminismo y ser súper performativos, se podría decir en torno al feminismo, pero otra cosa distinta es que esto se traduzca de verdad en políticas públicas y políticas sociales que ayuden a terminar con la brecha de los hombres y mujeres”.
A esto se suman los desafíos internacionales:
“Javiera Arce: Tenemos dos escenarios de guerra muy fuertes en el mundo, tenemos problemas migratorios muy complejos en América Latina, México es un país que además es fronterizo con Estados Unidos, no se sabe muy bien qué va a acontecer con las elecciones en Estados Unidos. También tal vez le podría tocar enfrentar nuevamente a Donald Trump en el poder, eso también va a implicar que él, es un líder extremadamente sexista. Le va tocar muy muy complejo”.
Por su parte, Amneris pidió no generalizar lo que hace y decide Claudia Sheinbaum como lo que harían todas las mujeres mexicanas:
“Creo que sí hay muchas expectativas y lo que yo creo que tenemos que, como sociedad, las universidades, en los medios de comunicación, en las casas, es pensar que los aciertos y los desaciertos de Claudia Sheinbaum en la presidencia no son los aciertos ni los desaciertos de las mujeres. Hay que dejar de pensar a las mujeres como un grupo homogéneo de idénticas sino pensar a Claudia Sheinbaum como una presidenta, una persona, una ciudadana, que está haciendo un trabajo, que es muy complicado”.
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