Aunque apenas este martes se le dará entrada formal a la iniciativa del presidente López Obrador, los grupos parlamentarios de oposición ya fijaron su postura política.
IMER Noticias
La reforma eléctrica ya está del lado de la Cámara de Diputados. Fue publicada en la Gaceta Parlamentaria y este martes se le dará entrada formal, las y los diputados serán informados de su recepción y se turnará a comisiones para una primera ronda de análisis y debate.
Al tratarse de una reforma a la Constitución se necesitan las dos terceras partes de los votos a favor, es decir, 334 de los 500 integrantes de la Cámara de Diputados; sin embargo, Morena y sus aliados del PT y el Partido Verde por sí solos no alcanzan esa cantidad de votos, al ser sólo 277.
Esto los obligará a buscar apoyos en otros grupos parlamentarios para conseguir los 57 votos que faltan. PAN, PRD y Movimiento Ciudadano ya anticiparon su postura de ir por la negativa, pero el PRI, con sus 71 diputadas y diputadas, aún no dice que no.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que se buscará convencer a la oposición de que la reforma eléctrica es necesaria para el país.
—¿Ve una alianza con los priistas? —se le preguntó el lunes en la mañana.
—Vamos a buscar convencer a todos, a los priistas nada más hay que decirles: oigan, ¿ya se les olvidó que el presidente Adolfo López Mateos, que era del PRI, nacionalizó la industria eléctrica? —respondió.
Para el PRD, un eventual apoyo del PRI a la reforma planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, significaría la ruptura del llamado bloque opositor (PAN-PRI-PRD).
Un vistazo a la reforma
La iniciativa intenta modificar los artículos 7, 25 y 28 de la Constitución Política Mexicana, con lo que se fortalecería a la Comisión Federal de Electricidad en el mercado eléctrico, pues podrá concentrar el 54 por ciento de la generación eléctrica y dejará el 46 por ciento restante a las empresas privadas.
Algunos analistas del sector, como Arturo Carranza, han advertido que esto podría desencadenar recursos legales por parte de los privados que la considerarían una práctica monopólica.
También contempla suprimir a la Comisión Reguladora de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos y pasar sus atribuciones a la Secretaría de Energía. Carranza ha criticado esta medida:
“Este planteamiento para mí es materia de crítica, en el sentido de que mercados en donde participan diversos actores siempre funcionan de mejor manera cuando cuentan con reguladores autónomos y este planteamiento que se está haciendo implica restarle autonomía los órganos reguladores, pues es ahí donde se construyen las reglas y el andamiaje institucional en materia regulatoria para establecer reglas para los participantes”.
El litio es parte fundamental de la reforma. En el norte del país se han encontrado yacimientos de este metal blando utilizado como materia prima de las baterías y su aprovechamiento significaría un impacto económico para el país. La iniciativa establece que el litio quede en manos de la Nación y no de privados; sin embargo, al menos ocho concesiones ya han sido entregadas a empresas particulares.
Un punto que ha provocado críticas, incluso antes de haber sido presentada oficialmente, es que la Comisión Federal de Electricidad será la única encargada de planear la transición energética del país, es decir, pasar de energías fósiles —como la que produce la Comisión— a energías limpias o renovables —como la que están produciendo los privados mediante el aprovechamiento de los rayos solares o el viento—. Las críticas se han enfocado en que la Comisión sigue produciendo energías fósiles, tiene problemas de infraestructura y de finanzas y no se ha informado cómo logrará cumplir este objetivo de la reforma.
Posturas políticas
Luis Espinoza Cházaro es coordinador del PRD en la Cámara de Diputados. Su postura es ir en contra, pero no solo, sino en bloque con el PAN y el PRI.
“Nuestra posición sería ir en contra de esta reforma porque desaparecer a los órganos reguladores de energía que eran un contrapeso, algo que se había avanzado respecto a este tema eléctrico, nos parece que es ir de nuevo en sentido contrario a como el mundo hoy está caminando. Estatizar la energía no hará que los precios para los usuarios no sean más baratos, está probado, no solo en México, sino en el mundo, que no es el camino abaratar la energía eléctrica y por eso vamos a ir en contra”.
Pero el PRI no ha dicho expresamente que votará en contra y se ha visto mesurado en su postura política. El coordinador parlamentario Rubén Moreira ha insistido en que su bancada está en un análisis profundo y buscará que haya foros de discusión para recoger la opinión de la ciudadanía antes de definirse.
“Es una decisión del Estado mexicano, no solo de los partidos. Por eso digo: revisar su contenido histórico, cómo la ve la población y si ésta dice que es buena para la nación, ¡ah, bueno!, o si va a decir que es malo ahí tomaremos la decisión”.
El PAN ha subrayado su rechazo. De manera individual, las y los diputados del blanquiazul han dicho que votarán en contra y le han pedido al presidente que respete la división de poderes.
“Sin miedo a ser exhibida en la mañanera por mi voto en contra de la reforma”, dice Mariana Gómez del Campo.
“Contrarreforma energética implicará repudiar el Acuerdo de París en materia de cambio climático”, señala Gabriel Quadri.
Movimiento Ciudadano, en voz de su coordinador Jorge Álvarez Máynez, también dice que no.
“Quieren destruir el país de nuestras hijas y de nuestros hijos”.
La ruta legal de la reforma
Una vez que la reforma sea avalada en comisiones deberá ser sometida a votación de los 500 diputados y diputadas. Si logra la mayoría será turnada al Senado de la República para una revisión. Si el Senado le da el visto bueno y también la vota por mayoría, entonces la reforma será puesta a consideración de los 32 congresos estatales.
Cada reforma a la Constitución debe ser avalada por la mitad más uno de los congresos, es decir, 17. Si esto pasa deberá ser publicada en el Diario Oficial de la Federación, con lo que se le da validez.
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