Informalidad, trabajo no remunerado, precariedad y brechas de género son algunas de las situaciones que han enfrentado jóvenes mexicanas durante esta emergencia sanitaria.
Nayeli Valencia
Los casos de Daniela, Stefany, Lizbeth y Alondra reflejan el impacto que la pandemia de coronavirus ha dejado en el mercado laboral, donde las mujeres jóvenes están en desventaja.
La Organización Internacional del Trabajo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe advierten sobre la situación que enfrenta la juventud en materia laboral: 62.4% está en el sector informal.
Las condiciones menos favorables las enfrentan las mujeres, señala Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
En México esta situación se refleja en casos como el de Alondra. La crisis actual le ha impedido contar con un ingreso fijo. La joven es parte del 47% de las mexicanas que trabajan en el sector del comercio, uno de los más afectados por la pandemia de Covid-19. Ana Escoto Castillo, académica de la UNAM especializada en Estudios de Población por El Colegio de México, explica cuáles son los factores que agudizan el impacto de la crisis para este sector de la población.
<<Las mujeres están mucho más presentes en actividades informales, en micronegocios y que estas son las que son fuertemente están siendo afectadas por la pandemia. Por otro lado las mujeres también van a sufrir parte de la crisis económica en términos de participación económica en el mercado laboral, a esto se le añade la situación de un aumento en los cuidados de todos los hogares>>, indicó.
Las tareas de cuidados históricamente han sido asociadas como un rol que corresponde a las mujeres, lo que incrementa su carga laboral, asegura la especialista. <<Tienen esta sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado… El sistema formal de cuidados también está siendo afectado por la pandemia, esto va a llevar a que las mujeres tengan más limitantes en la entrada del mercado de trabajo.>>
Esta situación la vive Daniela, estudiante de economía originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, quien además es madre de una niña. La pandemia puso una pausa a su negocio de venta de artículo para bebés. Sus estudios y el cuidado de su hija le impiden acceder a un trabajo formal o a ingresos extra, a través de apoyos como una beca escolar.
<<Es la responsabilidad de las tareas de la casa, de crianza, también de la escuela porque nos exigen estar ahí también y claro ver lo del negocio, (…) como mujeres tenemos mucha desventaja porque no solo estamos cuidando a nuestros hijos ahorita sino que muchas también han tomado el papel de cuidadoras en la casa,>> comentó.
El trabajo de las mujeres aporta 23% al PIB nacional -sin contar el trabajo no remunerado, según el INEGI. Aún así, persisten las condiciones que dificultan su acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones que los hombres. México es el país con la segunda mayor brecha de género de participación laboral, solo menor que la de Guatemala, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo. Lizbeth, camarógrafa freelance de 31 años, lo ha vivido desde su campo laboral: el periodismo.
<<Siento mucho un prejuicio que nos impide acceso. Hace unos meses estando en una página de bolsa de trabajo para periodistas vi una vacante y lo primero que veo es se requieren solo hombres e incluso en las vacantes laborales el primer punto es ese: si eres mujer ni te postules, lo cual me ofende porque soy una profesional que sabe hacer su trabajo y que ni siquiera me están dando la oportunidad desde la vacante de postularme por ser mujer, es una discriminación total.
La segregación en el mercado laboral por género se percibe como algo tan normal que ni siquiera se considera necesario ocultarla, advierte el Banco Interamericano de Desarrollo.
La precariedad de las condiciones laborales también se acentúan cuando se trata de las mujeres. La CEPAL ha señalado que una llave para lograr la igualdad es garantizar el trabajo decente, es decir, aquel que ofrece una salario digno y garantiza acceso a prestaciones de seguridad social y a la salud.
Denisse, una joven de 21 años de edad, sabe cómo es vivir con un trabajo precario. A pesar de ser diagnosticada con Covid-19, al igual que varios integrantes de su familia, no tuvo incapacidad ni algún tipo de consideración por parte de la empresa de mercadotecnia para la que trabaja.
Desde su casa continuó con sus actividades ante el temor de perder su empleo. Una situación por la que han pasado más de 370 mil jóvenes menores de 30 años, según datos del IMSS. <<Si eso me puede costar el trabajo, qué clase de certidumbre y qué clase de trabajo estoy teniendo. Creo que cada vez la situación para nosotros como jóvenes va siendo mucho más deplorable, o sea vamos a ir accediendo cada vez menos a derechos e incluso de salud. El panorama laboral en México siempre ha sido muy deplorable.>>
Carecer de seguridad social, oportunidades de capacitación y una limitada representación colectiva caracterizaban el 60% de los empleos de las personas de 15 años o más en México desde antes de la Covid-19, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.
Las condiciones actuales no permiten tener un panorama alentador sobre el trabajo en México y América Latina, pero para la doctora Ana Escoto hay una oportunidad de plantear nuevos escenarios para las mujeres.
<<Viene un momento que planteamos de desafíos, pero creo que también es un momento para demostrar que las tareas que realizan las mujeres son importantes, valiosas y que son muy necesarias para la reproducción de toda la fuerza de trabajo y de toda la economía,>> destacó la especialista.
Para las jóvenes, una clave es la sororidad: <<todas sabemos lo mal que se está pasando… juntas es más fácil…
Somos solidarias, somos sororas, que se comuniquen y escriban unas con otras, y a partir de ahí empecemos a crear redes de apoyo.>>
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