La pandemia por covid-19, la migración, las afectaciones económicas y la crisis ambiental han marcado el inicio de la era Biden.
Kayleigh Bistrain
La palabra crisis ha sido la constante de los primeros 100 días de gobierno de Joe Biden en Estados Unidos. El demócrata llegó para afrontar dos contingencias urgentes: la sanitaria y la económica, pero en sus primeros meses resurgieron nuevos retos, como la emergencia ambiental y la migración.
El mandatario actuó pronto. Apenas había asumido el cargo, Biden comenzó a firmar órdenes ejecutivas y preparar propuestas de leyes no sólo para enfrentar los problemas, sino sobre todo para revertir la herencia de la administración de Donald Trump.
Esa fue una de las principales razones por la que los estadounidenses lo eligieron, considera Estefanía Cruz, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, de la UNAM.
“La mayoría de estas órdenes ejecutivas fueron para deshacer cosas que había hecho Trump mediante órdenes ejecutivas. Un ejemplo muy claro es el regreso de Estados Unidos al acuerdo de París. Donald Trump sale del acuerdo de París mediante una orden ejecutiva y una de las primeras cosas que firma Biden una vez como presidente es el regreso al Acuerdo de París. Ya sobre políticas más duraderas, lo que Biden ha hecho es intentar mandar iniciativas de ley al Congreso para gobernar así a través de dos poderes y conseguir políticas más sólidas que no pudieran ser deshechas mediante una firma”.
Covid, el reto personal
La marca de sus primeros 100 días como presidente fue el pretexto perfecto para que Biden se autoimpusiera retos que ha logrado cumplir.
Uno de ellos, aplicar 100 millones de vacunas contra la covid-19, promesa que fue solventada en los primeros 50 días de su investidura y lo llevó a redoblar su apuesta: 200 millones de vacunas en 100 días. La tarea fue cumplida el pasado 21 de abril.
En total, alrededor de 96 millones de personas están completamente vacunadas.
Todo esto impulsa la aprobación de su mandato, explica la doctora Cruz.
“Da esa sensación de que pronto se va a salir de la crisis sanitaria y económica de la pandemia y que la economía se va a recuperar con la reactivación de de la industria y el comercio. Aparte hay un plan para mover a la economía, creo que le dan un impulso importante a Joe Biden”.
La mayoría de las promesas cumplidas de Biden van dirigidas a atender la pandemia. Reunió a un grupo de trabajo sobre el coronavirus, publicó un plan de distribución de vacunas y regresó a formar parte de la Organización Mundial de la Salud.
Su nueva meta es que para el 4 de julio, el Día de la Independencia estadounidense, la sociedad se acerque lo más posible a la normalidad. Apenas el martes anunció que las personas completamente vacunadas ya no tienen que usar mascarillas en espacios públicos cuando no haya mucha gente.
Combatir crisis sobre crisis
Vacunar a su población es apenas el primer reto de la primera potencia mundial. Lidiar con la crisis económica derivada de la pandemia es el siguiente paso para volver a la esperada normalidad, una tarea que sólo podía lograrse si se atendía desde la base de la sociedad.
Para ello, Biden anotó otro éxito con la aprobación del proyecto de ayuda para hogares por 1.9 mil de millones de dólares que contribuye a la reactivación económica.
“Los primeros 100 días de Joe Biden nos recuerdan a lo que estaba pasando en Estados Unidos en dos momentos históricos. Uno es el New Deal y el otro la lucha contra la pobreza. Lo primero que hizo fue aliviar la economía de los hogares y pequeños negocios mediante un paquete de 1.9 mil millones de dólares que implicaba inmediatamente que se diera a los hogares mil 800 dólares para inyectar liquidez a la economía e intentar reactivar el consumo nacional. Este proyecto se parece mucho a las leyes de alivio del New Deal para salir de la Gran Depresión.
“Después viene un programa de infraestructura. Biden está apostando por modernizar las carreteras, instalaciones públicas, meter energías verdes a las oficinas públicas y las escuelas e invertir en internet de banda ancha para acabar con las brechas que existen dentro de las tecnologías de la información entre el campo y la ciudad. Este proyecto va acompañado de empleos y eso se parece mucho al New Deal”.
“Lo último que ha sacado es el plan para salvar a las familias, que se basa en la educación a la temprana infancia, la baja laboral para las personas que se embarazan y tienen hijos, y el cuidado para adultos mayores. Es atender un problema social mediante la creación de empleos que se parece a la guerra contra la pobreza de principios del siglo XX”.
Ahora, Biden está en camino de buscar la aprobación en el Congreso de un proyecto para aumentar los impuestos a las empresas, que fueron recortados durante la era Trump.
Por primera vez el presidente pondrá a prueba su capacidad negociadora, sobre todo en el Senado, donde el Partido Republicano lidera la mitad de los escaños.
“Una de las ventajas que tiene Joe Biden como político es que es conciliador y sabe formar alianzas. El hecho de que él mismo haya sido senador le da muchas ventajas para negociar con el Congreso. Él sabe cómo funciona la institución, conoce sus reglas, cómo opera y con quién tiene que hablar”.
El histórico reto
El reto más difícil para el presidente Biden es la migración. Durante marzo, 172 mil personas migrantes llegaron a la frontera sur con México, uno de los niveles más altos en 20 años, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
“Definitivamente la migración se convirtió en el talón de Aquiles de estos primeros días de Joe Biden. Una de las ventajas de Biden es que le da importancia al tema de la migración y le da tanta importancia que puso su mano derecha, la vicepresidenta Kamala Harris, al frente de un proyecto para atender a las causas profundas de la migración en los países centroamericanos”.
“Como mexicanos esto sí nos tiene que preocupar porque pareciera que la relación entre México y Estados Unidos se está volviendo monotemática. La relación entre los dos países debe ser más amplia, tenemos el tema del comercio y el energético. Tenemos que trabajar para tener mecanismo para que México pueda acceder a vacunas vía Estados Unidos y no solo vía Rusia y China. Lo preocupante es que la migración está monopolizando todos los esfuerzos y la comunicación de la frontera sur de Estados Unidos hacia abajo”.
El problema migratorio no sólo es una crisis humanitaria y de seguridad para Estados Unidos, también para la aprobación del demócrata. De acuerdo con el sondeo realizado por Reuters/Ipsos, la gestión del mandatario tiene una aprobación del 55 por ciento, debido a la polarización en el país en temas como la migración y la justicia racial.
“En los temas divisivos de la sociedad estadounidense, como la migración y los refugiados todavía existen diferencias de cómo abordar esos temas. El otro gran tema es el de la justicia racial. Dentro de las prioridades de sus primeros 100 días, Biden propuso una reforma a la policía para que hubiera un órgano descentralizado que vigilara cómo la policía se comporta frente a los afroamericanos y latinos. Mucha gente se opone. En varios estados no es una propuesta viable que haya un órgano nacional vigilando a las policías municipales y estatales.
“Muchas personas no se sienten identificadas con las demandas de los afroamericanos, en particular el estadounidense blanco de las zonas rurales. Esto hace que siga habiendo resentimiento y un ambiente polarizado”.
Durante su primer discurso ante el Congreso el miércoles, Biden pidió a las dos cámaras aprobar la reforma migratoria por lo menos en los temas en que hay consenso: protecciones para los dreamers y beneficiarios del estatus de protección temporal, conocido como TPS, así como una vía de ciudadanía para los trabajadores del campo.