La hecatombe de la pandemia mostró las debilidades de los gobiernos aseguró la escritora chilena Diamela Eltit al recibir el Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en idioma español.
En la ceremonia destacó que los actuales movimientos feministas han creado una renovada política del cuerpo y reiteró la necesidad de democratizar el espacio literario.
Carolina López Hidalgo
Al recibir el Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, la escritora Chilena Diamela Eltit aseguró que la literatura tiene que ser vista como un espacio de libertad y en la misma creación persiste el binarismo, una acción que debe de ser transformada y democratizada
“Como todo binarismo genera una simetría, abre un surco en el interior de la producción literaria, se establece una biologizacion de la letra, el cuerpo autoral genitaliza a la letra como marca indeleble.
Esta forma opera como sistema generador de desigualdad. En estos años me ha movilizado el deseo por la equidad literaria, la desbiologización de la letra.
Siempre he pensado que una escritora no es una garantía de excelencia, pero un escritor tampoco, lo importante es la escritura, la estética, el deseo que recorre el texto, su audacia, su ritmo, la pausa, el ímpetu.
Lo que me moviliza es la democratización real de la escritura hasta donde concurran autoras y autores sin más garantía que el poder del libro”. Diamela Eltit
En la ceremonia Silvia Lemus recordó que el último país que visitó Carlos Fuentes fue Chile, un espacio al que regresó siempre que pudo porque ahí se reencontró con la literatura latinoamericana.
Diamela Eltit evocó sus años en México y sus encuentros con el mundo intelectual; la lucha de las mujeres por defender sus cuerpos, por lo que aseguró hoy se recrea un feminismo que debe sumar, incluir y repensar.
“Hoy los actuales movimientos han puesto de relieve el cuerpo de la mujer como zona política, se ha puesto en marcha una renovada política del cuerpo que atraviesa la superficie. Sin embargo de manera simultánea el cuerpo de la mujer enfrenta varias a zonas de peligro como objeto de abuso sexual hasta llegar al exterminio a través del crimen feminicida, más allá de la permanente interrogante, luchar por nuevos horizontes propicios para equilibrar”.
Con relación a la pandemia la autora de libros como “Lumpérica”, “Los vigilantes” y “Mano de obra”, aseguró que este ciclo inédito ha puesto de manifiesto la enfermedad, el contagio y la muerte; en el interior de esta hecatombe se manifiestan desastres económicos que han empujado a la ciudadanía más frágil a penurias inmerecidas, que recuerda las pestes de la antigua Europa.
“El mundo entero se transformó en un hospital: con sus partes diarios de enfermos y muertos, así se evidenció una forma de biopolítica, en la medida que se extendió una política de la enfermedad y la enfermedad como política y la vida como política orgánica y el cuerpo como mero recurso biológico.
Los Estados controlados en diversas intensidades por el neoliberalismo mostraron sus límites y evidenciaron sus limitaciones para asistir a sus ciudadanos”.