Millones de mujeres luchan para hacerse estudios ginecológicos, los obstáculos son los precios, el miedo, la desinformación, entre otros.
Fátima Guadarrama
Carencias en las instituciones médicas mexicanas
El limitado acceso a los servicios sanitarios o a la salud ginecológica afecta a millones de mujeres y niñas globalmente y lo hace de forma distinta según la región en la que habiten.
La primera vez que Nikthé Valverde acudió a realizarse unos estudios para detectar Virus de Papiloma Humano (VPH) fue en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Sin embargo, la joven de 24 años nunca recibió los resultados de sus análisis:
“Recuerdo que la primera vez fui al IMSS en 2019 porque yo había escuchado que en cuanto empiezas tu vida sexual activa te los tienes que hacer y en el IMSS me dijeron que me tenía que esperar hasta los 25 años. Fui a que me hicieran mis estudios para VPH, pero nunca me entregaron mis resultados”.
Pero Nikthé estaba interesada en hacerlo, así que insistió y la pasaron:
“Me seguí atendiendo como en otras cosas porque nunca me había pasado. En el IMSS siempre me dan mis resultados de análisis de sangre o de otras cosas, pero específicamente de ese jamás me llegó.
Y yo le preguntaba a la asistente de mi consultorio, y veía cómo buscaba entre los resultados que les habían llegado y nunca. Siempre me decía: ‘no, pues no ha llegado’. Y perdí la fe”.
Nikthé no es la única mujer que no ha recibido sus resultados. Hannia Flores, de 24 años, vivió la misma situación, tampoco le dieron respuesta de los suyos:
“Tengo el IMSS, pero aunque lo tengas no es muy fácil el acceso. Hace como un año fui, era gratuito, pero en aquel entonces yo ya iba con una ginecóloga, supuestamente me iban a llamar para darme los resultados, pero de hecho nunca lo hicieron”.
En entrevista para IMER Noticias, la ginecóloga Leticia Cortés, con más de 25 años de trayectoria en el sector público y privado, reconoció que el problema son las carencias en la atención médica del sector público, no la falta de acceso a los servicios de salud.
Según la doctora, aproximadamente el 50% de la población tiene acceso a servicios médicos, ya sea IMSS o ISSSTE y el resto se atiende en clínicas del Gobierno:
“¿Cuál es el verdadero problema? Es que tanto en el IMSS como en el ISSSTE, a pesar de que abarca la mitad de la población, a veces no hay medicamentos, hay muchísima población, hay una gran demanda, hay una gran fila de gente que está buscando un servicio. Entonces eso hace que un paciente se desespere y no acuda.
Tampoco hay una distribución adecuada de los servicios de salud porque todo va hacia las áreas urbanas y vamos relegando las zonas rurales. Otro problema es la tecnología porque falta algo de inversión en esta parte para mejorar todos nuestros equipos, colpos, mastografías y ese tipo de cosas”.
¿Un seguro médico depende del empleo?
En México, 15.9 millones de mujeres no están afiliadas a servicios de salud, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Nikthé no cuenta con un seguro médico, Hannia sí. Aunque ambas trabajan en el sector formal, no fue garantía para recibir la cobertura médica, pese a que el Artículo 4° de la Constitución y la Ley General de Salud estipulan que toda persona debe tener derecho a un seguro médico, y que éste debe ser garantizado por el Estado.
Sin embargo, en la práctica, para la mayoría de las y los mexicanos el acceso a los servicios de salud está ligado con su condición económica. Esta restricción deja a más de la mitad de los mexicanos en situación de vulnerabilidad, especialmente a las mujeres.
El empleo formal tampoco asegura la cobertura médica, ya que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2022, sólo dos de cada cinco mujeres empleadas en este sector reportaron contar con este seguro.
No obstante, la tasa de trabajos en el sector informal es mayor para las mujeres. Al menos 13.4 millones de trabajadoras en la informalidad no cuentan con seguridad social. Pero en quienes prevalece la pobreza y las carencias con mayor fuerza es en las mujeres rurales e indígenas.
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¿Por qué las mujeres no acuden a hacerse estudios?
La ginecóloga Leticia Cortés considera que entre las principales razones por las que las mujeres no asisten a sus estudios es por el miedo y el tabú que ronda al tema:
“Las primeras causas por las cuales una mujer no va al chequeo, primero, hay mucho tabú, hay todavía muchísimo miedo. Otro de los problemas considero que es la falta de información, porque las mujeres no tenemos toda la información necesaria para saber qué es normal o que no.
Otro problema es que no tenemos la cultura de la prevención y si no la tenemos, buscamos al médico cuando ya tenemos una enfermedad bastante manifiesta”.
La doctora detalló que la ginecología es una especialidad delicada porque es muy íntima, por lo que es fácil que se pueda vulnerar a las pacientes. Ante los testimonios de mujeres, amigas o familiares que han sido agredidas, se acuñaron programas en contra de la violencia obstétrica.
Cortés agregó que el reto como ginecólogas es modificar la cultura, la mente y su trato con las pacientes para que no tengan miedo.
Una vez superada la angustia, las mujeres se enfrentan a otro obstáculo: los precios.
Contemplando que con el paso de los años los precios para acceder a la salud ginecológica puedan incrementar, Nikthé critica que los estudios ya sean costosos:
“Me hice un chequeo en 2020 o 2021, en ese entonces fueron como unos 500 o 700 pesos, porque solo fue el papanicolau. Actualmente no tiene mucho que me lo hice, fue hace como dos semanas justamente. Las pruebas de ITS junto con una asesoría, la entrega de los resultados y todas las recomendaciones, me costó 2500 pesos.
No es nada accesible, pero ya lo tenía planeado, era como: ‘ay, lo tengo que hacer’ y estuve ahorrando para hacerlo, pero sí, no creo que deba ser tan caro”.
Sobre el paquete de precios de las consultas, medicamentos y estudios, Hannia recalcó que es consciente de que no todas lo pueden pagar, ya que dependerá de sus ingresos. Incluso, ella misma no está segura si a futuro pueda seguir sosteniendo sus consultas en el sector privado.
Hannia también enfatizó que la desinformación fue otro de sus inconvenientes:
“Como todo al principio, pues como no sabía a qué doctor dirigirme, la verdad sí se me hizo complicado. Primero en cuestión económica de juntar el dinero, de ver quién me iba a atender y pues miedo porque en sí no sabes con quién te vas a topar ni cómo va a ser esa persona.
Ya hasta después agarras confianza con tu doctora y ya ves la forma en la que ella trabaja contigo, ahora sí que van de la mano”.
¿Sector público o privado?
A los altos costos de los estudios se suman los diagnósticos incompletos. Hace algunos años, Nikthé recibió una valoración en la Fundación Mexicana para la Planificación Familiar (MEXFAM) que la asustó en lugar de brindarle seguridad, información y, en dado caso, un tratamiento. La joven no volvió a MEXFAM, por lo que tomó la decisión de visitar una ginecóloga holística privada:
“Curiosamente en el IMSS fueron muy amables, o sea, me trataron peor en ‘planificación familiar’. Pero la enfermera que me hizo el estudio, aunque no me entregaron nunca mis resultados, fue muy amable. Luego la primera vez que lo hice yo tenía mucho miedo, pero también me trataron bien porque fue una amiga de mi mamá.
La segunda vez que lo hice, lo hice en MEXFAM y ahí todo fue muy rápido y yo ni siquiera me di cuenta bien de las cosas cuando de repente ya habían hecho todo y yo todavía estaba procesando el miedo porque pues no es nada cómodo, y ya habían terminado. Me acuerdo que en ese momento mis resultados no fueron muy buenos porque me hacían falta vitaminas y tenía ciertas lesiones y me asustaron muchísimo. Me dijeron que me tenían que hacer un estudio donde te quitan como un pedacito de piel para saber si tienes cáncer y yo así como de: ¿qué? Y no me explicaron por qué estaba sucediendo eso, o si necesitaba otra cosa o si se podía solucionar.
Hasta que fui con otra doctora a pagar otra consulta y me dijo: ‘no, no pasa nada, sólo necesitas vitaminas y comer mejor’. Me mandó un tratamiento para recomponer el tejido. No me dijo nada de todo lo que me había dicho la doctora de MEXFAM, que me asustaron mucho. Y esta última vez, aunque estuvo más caro, fue la primera vez que me sentí tratada como una persona y no como una paciente más que tienen que revisar dentro de las 15 mil que tienen. Me dedicaron tiempo, me explicaron todo, fueron muy pacientes y estuvo muy lindo.
La chica que me atendió me dijo como: ‘si tú quieres parar yo paro y me quedo esperando hasta que tú me digas que puedo seguir, o sea, no importa, en qué punto del proceso vayamos, no importa si tenemos que volver a empezar, no importa si vamos empezando y quieres parar media hora, yo aquí voy a estar esperando a que te sientas lista’. Y eso me dio muchísima confianza, pero entiendo que a veces no es tan posible tener tanto tiempo. De esta última experiencia, lo único que cambiaría es el precio, ojalá fuera más accesible, de ahí en fuera de verdad fue mi mejor experiencia”.
Pese a que en el sector público lanzan campañas para apoyar a las mujeres a hacerse estudios gratis, Nikthé valora que —por la prisa de atender a tantas— no las tratan con el debido cuidado:
“El año pasado fui a una campaña de este tipo de estudios y era gratis, pero éramos un montón de mujeres y estuvimos esperando ahí varias horas. Fue muy rápido y quedé adolorida todo el día pero me trataron bien.
Me explicaron todo, me enseñaron así todo en una pantallita pero el dolor fue muchísimo a pesar de que fueron personas muy amables porque siento que lo hicieron muy rápido y esta última vez yo tenía mucho miedo porque dije: ‘me va a doler igual que la otra vez’. Pero no fue así”.
Hannia tomó la decisión de acudir con una ginecóloga del sector privado, la cual le brindó la información necesaria, aunque advierte que los precios no son totalmente accesibles:
“En lo personal a mí me trataron muy bien, fueron excelentes doctores los que me atendieron, me explicaron absolutamente todo, desde que llegas la salubridad, limpieza, todo está perfecto. En el IMSS te tardan aproximadamente de un mes a dos meses para entregarte los resultados de tus estudios y que ellos te van a llamar y, sino, tienes que comunicarte a tal número, pero suena el teléfono y nunca te contestan.
En el sector privado tú les dejas un correo y ellos a las dos semanas te mandan tus resultados. Te dicen si es importante una nueva cita o si ya es cuestión de que nada más sea chequeo para dentro de un año o seis meses. Ahí ya te lo ponen, te dan la interpretación de fotos, ultrasonidos, todo te lo mandan por correo”.
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Consecuencias de no acudir a chequeos clínicos
Algunos de los tipos de cáncer que afectan a las mujeres con más frecuencia son los de seno, colón y recto, endometrio, pulmón, cuello uterino, piel y ovario. Sin embargo, se estima que solo el 21% de las mujeres se realizó una prueba de papanicolau en el último año y 15.6% acudió a una exploración clínica de senos.
De acuerdo con la doctora Cortés, los chequeos ginecológicos ayudan a prevenir o detectar enfermedades que pasan de ser mortales a controladas, sobre todo, al realizarse estudios de papanicolau y colposcopías:
“En la actualidad sabemos que hay enfermedades que se pueden prevenir al 100%, que son reversibles y que nunca vamos a tener complicaciones. México sigue siendo un país en donde nos seguimos muriendo por tener Virus de Papiloma Humano, específicamente Cáncer Cervicouterino. Y siguen habiendo muchísimas causas de muerte porque no tenemos la precaución de hacer un papanicolau y una colposcopía que eso nos puede salvar absolutamente la vida en cualquier momento.
Es muy importante empezar a acudir y hacer los chequeos si ya tenemos una vida sexual activa, hay que empezar a ir con la ginecóloga, hay que empezar a ir para a hacer papanicolau, colposcopías, hablar de prevención de enfermedades de transmisión sexual que sigue siendo un problema gravísimo en todas nosotras, en toda la población sexualmente activa”.
Cortés se pronunció a favor de informar a las mujeres para que conozcan cómo funciona su cuerpo y cuidarlo para vivir de forma más sana. También indicó que es muy importante hacerse estudios de diferentes tipos, dependiendo de la edad, para prevenir cuatro problemas: enfermedades de transmisión sexual, cáncer cervicouterino, de mama y mejorar métodos de planificación familiar.
En México, en 2023 el cáncer cervicouterino provocó nueve mil 400 nuevos casos y más de cuatro mil 300 muertes cada año, siendo así la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres. Entre las herramientas que existen para prevenir esta enfermedad están la detección a través del papanicolaou y la vacunación contra el VPH.
Falta de acceso a la salud en México
El Censo de Población y Vivienda 2020 señaló que las entidades con la mayor cantidad de mujeres sin acceso a servicios de salud son:
- Estado de México (2.8 millones)
- Ciudad de México (1.2 millones)
- Jalisco (1.2 millones)
- Veracruz (1.08 millones)
- Puebla (941 mil)
Las mujeres enfrentan múltiples desafíos para recibir atención médica, y aún así, todavía deben luchar para que esa atención sea de calidad y a un precio accesible. Asimismo, que el entorno de los estudios y análisis sea confiable, seguro y respetuoso. Para avanzar a esa realidad falta que se invierta en mejorar la tecnología, medicamentos, capacitación, información y la empatía que las mujeres merecen para acercarse y desarrollar de manera libre su salud ginecológica.
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