Adriana Rosales desarrolló en 2020 el espejo vaginal NINFEM, como parte de su proyecto de titulación en la UAM.
Escucha el especial: Mujeres buscan reinventar el espejo vaginal.
Hazel Zamora
El miedo de recibir un diagnóstico inesperado, la vulnerabilidad de estar sobre una cama con las piernas abiertas mientras una persona revisa el interior de tu cuerpo se mezclan con el frío, los sonidos de clickeo y la incomodidad que genera el espéculo o espejo vaginal, instrumento protagonista de las citas ginecológicas.
“Cuando yo pregunto el motivo de consulta te prometo que de 10 pacientes, 10 están nerviosas, porque la revisión que se van a hacer aunque sea anual, aunque sea la primera vez, todas tenemos miedo y lo primero que me manifiestan es el miedo que da el espejo porque dicen que duele”.
Sin duda, introducir el espéculo vaginal es incómodo, pero la doctora especialista en ginecología, Lincy Cruz Sánchez, prefiere presentar esta herramienta ante sus pacientes como “un amigo”. Porque ayuda a la prevención del cáncer cervico-uterino, la segunda causa de muerte en la población femenina de México, según la Secretaría de Salud.
“Siempre les comento eso a las pacientes es nuestro amigo el espejo, porque nos va a ayudar a saber que estamos bien, independientemente del material, lo importante es explicar qué es lo que vamos a utilizar y que no vamos a hacer daño”.
Formado por dos barras curvas de metal o plástico, parecidas a un pico de pato, este instrumento ayuda a separar las paredes vaginales para observar el cérvix y así tomar la prueba de citología vaginal, que también permite detectar otras enfermedades e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
“La realidad es que el resultado al término de la valoración es muy efectiva, incluso el paciente te dice no me dolió nada, yo creo que depende mucho de cómo hagamos esa empatía con nuestros pacientes”.
Sin embargo, el espejo vaginal también es la pesadilla de innumerables mujeres. Quienes por malas prácticas médicas sufrieron pellizcos, sangrados, dolores e incluso la falta de información o consentimiento para su uso. Como señala Adriana Rosales:
“Es muy fácil platicar con amigas, con primas, en fin con mujeres y que la respuesta a la ginecología sea siempre la misma, decir ‘qué incómodo’, ‘es que sufro muchísimo’, ‘no me gusta’, etcétera. Me doy cuenta de que el instrumento más odiado , el que tiene mayor controversia con las mujeres es el espejo vaginal y es tan necesario en las consultas ginecológicas”.
Espéculo vaginal: una de las herramientas más antiguas de la medicina
Esta situación llevó a Adriana Rosales Dávila, diseñadora industrial de la UAM, a ocuparse en modificar el espéculo vaginal, cuya historia, ligada al racismo y el control sobre el cuerpo de las mujeres, nos puede dar pistas sobre lo controversial que resulta.
“Si analizamos la palabra espéculo está derivado del latín que significa spere, qué significa mirar, entonces espéculo es mirar a través de. Desde la historia que nosotros conocemos en medicina siempre ha existido la curiosidad sobre todo por ver las enfermedades en el cuerpo humano”.
“Siempre los primeros libros te describen esta herramienta ya desde siglos atrás antes de Cristo y la evolución del espejo, pues sí ha mejorado, pero no ha dejado de perder esa funcionalidad de aperturar para que tú puedas observar”.
La doctora Cruz Sánchez refiere que el espéculo vaginal es uno de los utensilios más antiguos de la medicina.
En los descubrimientos arqueológicos de las ruinas de Grecia e Italia hallaron espéculos similares a un robusto sacacorcho. Era operado por dos personas que debían girar un tornillo para abrir dos metales que separaban las paredes de la vagina.
Con el tiempo se crearon cientos de versiones. Pero permaneció el creado en el siglo XIX por el médico estadounidense James Marion Sims, a menudo conocido como “el padre de la ginecología moderna”.
“Él experimentaba con mujeres de raza negra en condiciones fatales, estaban en condiciones de esclavitud y pues él estuvo experimentando con ellas mucho tiempo y así es como llega al diseño del espejo vaginal introduciendo cucharas a la vagina de estas mujeres y pues dándose cuenta de lo funcional que es tener este tipo de forma para poder abrir las paredes vaginales”.
La experimentación de Marion Sims
Sims también operó sin anestesia ni consentimiento y en múltiples ocasiones a tres esclavas para desarrollar un tratamiento quirúrgico contra las fístulas vesicovaginales, esto es, una abertura entre la pared vaginal y la vejiga que puede surgir después de un parto.
Fue en 1870 cuando el médico Thomas Graves perfeccionó el modelo de Sims y desde entonces los cambios al espéculo vaginal han sido mínimos.
“Es un instrumento que tiene más de 150 años sin modificarse y es increíble cómo es que seguimos usando el mismo a pesar de tener tanta incomodidad nosotras las pacientes. En cuestiones de diseño es un gran diseño funcionalmente hablando, pero no está centrado en quién lo va a usar”.
La doctora Cruz explica que actualmente los espéculos son fabricados de metal o plástico. Y los tamaños se escogen a partir de la diversidad de cuerpos y el historial clínico de las pacientes.
“Vale la pena como médico que tú te prepares con esa variedad de tamaños precisamente porque hay veces que el más chiquito lo vas a utilizar en la paciente tal vez de mayor edad porque la misma atrofia, como llamamos cuando ya no producimos hormonas, hay una resequedad y eso hace que la vagina se cierre”.
“Yo siempre les digo déjame conocerte un poquito más entonces ya desde ahí voy viendo qué es lo que voy a hacer, incluso hay pacientes que te dicen “doctora, es que yo nunca me he hecho una revisión”, nunca les pregunto por qué, “Ah, bueno, qué bueno, que te has acercado”.
El diseño del espejo provoca que muchas mujeres no quieran ir al ginecólogo
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, apenas 24 por ciento de las mujeres de 20 años o más se han realizado una prueba de citología vaginal. Por ello, Adriana Rosales, destaca que contar con un diseño de espejo vaginal más cómodo puede incentivar a las mujeres a acudir a una consulta ginecológica:
“Me di cuenta de que muchas mujeres prefieren no ir al ginecólogo con tal de no vivir la mala experiencia, incluso mujeres bastante avanzadas de edad que jamás habían ido al ginecólogo, mucha desinformación y el tabú mismo de lo que implica la intimidad”.
“Dándome cuenta de que era muy alto el porcentaje de mujeres que no habían ido al ginecólogo y de distintas edades de distintas posiciones socioeconómicas, mi conclusión fue que esto es un problema de salud pública, pareciera que no, pero el diseño del espejo vaginal sí es un problema de salud pública”.
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Bajo esta premisa, Adriana Rosales desarrolló en 2020 el espejo vaginal NINFEM, como parte de su proyecto de titulación en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Inspirado en la copa menstrual, su modelo es un cilindro compuesto por silicón de grado médico y tiene dos barras de acero a los lados para facilitar su acomodo, pero estas no entran en contacto con la vagina ya que están cubiertas por el plástico.
“La diferencia que tiene este dispositivo NINFEM de entrada es la parte estética, también todo lo que implica la sensación y la experiencia en cuanto a sensaciones del dispositivo, precisamente al ser de silicón pues es mucho más flexible, mucho más suave, esta temperatura ambiente es posible que se pueda compactar mucho más que algo que es completamente rígido”.
“¿Cómo funciona? Se enrolla como un taquito, es muchísimo más ergonómico pensando en el diseño vaginal y pues bueno, se introduce al canal vaginal. La verdad es que desliza bastante bien porque el silicón tiene esta propiedad y posteriormente cuando ya está colocado se suelta y se abre solito”.
Aunque el espejo vaginal NINFEM ha causado gran interés en el personal médico, aún no está disponible para su compra, pues Adriana ha enfrentado retos en su financiamiento.
“Por ahora seguimos en el proceso de intentar hacerlo realidad, pero siempre abierta a sumar gente a que aporte de la manera en la que guste y les sea posible para este proyecto y pues siempre pensando positivamente en que pudiera hacerse realidad no sólo para los médicos, sino principalmente para nosotras las mujeres”.
Cuando el trato del personal médico también influye
Lincy Cruz es una de las ginecólogas dispuestas a probar los nuevos modelos del espéculo vaginal, pero rescata que el diseño no es todo, hay un factor social al que debe ponerse atención, esto es la relación que tiene el personal médico con la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
“Tenemos que mejorar nuestra práctica, sobre todo mejorar la empatía con las pacientes. Entender que no todas las mujeres tenemos las mismas ideas, no todas las pacientes tenemos esa misma oportunidad cultural. Afortunadamente hemos mejorado, hay más aperturas hacia nuestra sexualidad, cuidados, decisiones, pero aún existen grupos de personas que requieren un poquito más de nuestra ayuda y a lo mejor tenemos que ser un poquito más empáticos y cuidadosos en lo que decimos”.
“El espejo vaginal hasta el momento, yo te puedo decir que si es un instrumento que sí o sí es funcional, es muy sencillito, es muy funcional, por supuesto que hay que utilizarlo, y te lo digo como ginecóloga me han llegado pacientes que por omitir la revisión con el espejo dieron un diagnóstico erróneo y a veces las patologías no son tan complejas o a veces las puedes delimitar perfectamente con una simple revisión. Entonces sí estoy a favor de toda la evolución que pueda existir tanto en instrumentos como en la evolución del ser humano.”
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