Entre poco reconocimiento de su labor y falta remuneración digna, las educadoras menstruales continúan informando sobre el proceso menstrual.
Escucha el trabajo completo de IMER Noticias
Hazel Zamora
Cuando a Emilia Almanza le llegó su primera menstruación se emocionó porque sintió que marcaba el comienzo de su adolescencia, quería que las personas se enteraran, pero pronto le enseñaron que la menstruación es un asunto “privado”.
“La segunda o tercera vez que me bajó, me agarró en la escuela y yo no llevaba toallas. Empecé a hacer un alboroto en el salón para que me prestaran una. Estuve de salón en salón preguntando por toallas, y finalmente me prestaron una. Me llamó la directora y me dijo: ‘Emilia, vengo a decirte algo que a lo mejor no sabes, pero es necesario que sepas’. Así la directora bien seria me dijo: ‘De la menstruación no se habla en público'”.
La vergüenza que invadió en ese momento a Emilia no frenó su inquietud por hablar de la menstruación. Ya como adulta comenzó a vender insumos de gestión menstrual, en específico la copa, pero este solo fue un paso para llegar a su vocación: ser educadora menstrual.
Educación menstrual y autonomía de los cuerpos
Pero ¿qué es la educación menstrual? Almanza, explicó para IMER Noticias:
“La educación en salud menstrual es un proceso de enseñanza y aprendizaje que se da respecto a los ámbitos biológicos, psicoemocionales y sociales en torno a la salud menstrual y se dan en entornos de educación formal y no formal”.
Históricamente, la menstruación se ha asociado a la suciedad, a la pena. Está envuelta en silencios y cuando hablamos de ella es solo entre mujeres. Por ello, este enfoque educativo busca promover la autonomía de los cuerpos de las mujeres y personas menstruantes, al abordar la salud menstrual más allá de un proceso fisiológico que ocurre cada mes durante más de 40 años de nuestras vidas.
“Muchas veces cuando se habla de educación en salud menstrual no se habla de la relación que hay entre la menstruación y el resto de los aspectos de nuestra vida, pero están totalmente entretejidos. Ser una persona menstruante es una forma de estar en el mundo. Lo que ha hecho la medicina es tratarnos como hombres inferiores”.
Cambiar la narrativa de la menstruación
La información que recibimos sobre la menstruación no solo está rodeada de estigmas, también es insuficiente. En México, 7 de cada 10 mujeres y personas menstruantes tenían poco o nada de información cuando les llegó la menarquía. Esto según datos de la primera Encuesta sobre la Gestión Menstrual que publicó en 2022 el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) junto a la organización Menstruación Digna.
En este contexto es que las educadoras menstruales cobran un papel fundamental, pues a diferencia de la información que comúnmente recibimos en las escuelas, del personal médico, nuestra familia o internet, estas expertas buscan cambiar las narrativas de un proceso que se ha asociado al mandato de la reproducción.
“Vamos a hablar de cosas como el órgano sexual, cómo está conformado. Desde no seguirlo llamando aparato reproductor, sino órgano sexual, y entonces, ir enfocando la razón de este órgano en nuestro cuerpo, tal como un pulmón, como un corazón, como un riñón. Entonces, se va viendo desde lo biológico: el proceso de ovulación; las diferencias entre vagina, vulva y útero”.
Ella es Lina Giovanna Juárez, educadora y terapeuta menstrual. Hace cinco años comenzó su formación tras el nacimiento de su hija, pues se percató que no era consciente de los procesos que ocurrían en su cuerpo, como la menstruación.
Ahora tiene su proyecto nombrado “Linaje”, en el que educa en salud menstrual a adultas mayores porque cree en su potencial para transmitir información a niñas y adolescentes.
Giovanna nos compartió algunas de las transformaciones que ha observado en las mujeres y personas menstruantes que acompaña:
“Veo justamente la manera en que empiezan a tratarse a ellas mismas. Este es el paso más bonito de todo el proceso, cómo empiezan a ser nobles con ellas mismas. El hecho de ver cómo una persona o un grupo de mujeres empieza a ser paciente consigo misma, a escucharse, a no nombrarse “es que ya estoy loca”, “es que ella me voy a poner, ya sabes, en mis días”, pero lo dicen en de forma despectiva. Todo vale la pena cuando ya se está regando la semillita”.
Baja autoestima, deserción escolar y relaciones sexuales de riesgo
Sin embargo, como resalta Emilia Almanza, a pesar de los esfuerzos independientes y colectivos para impulsar la educación menstrual, en las escuelas sigue sin incorporarse como una materia, aun cuando puede reforzar la educación sexual integral y ayudar a la prevención de la violencia y otros problemas que afectan la capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos.
“La falta de educación menstrual integral produce que haya mayor deserción escolar, baja autoestima, mayor riesgo de relaciones sexuales de riesgo, el inicio de relaciones sexuales más tempranas, un mayor riesgo de embarazos no deseados. Al final, impacta profundamente en nuestra capacidad de tener autonomía corporal y de poder tomar decisiones informadas sobre nuestro cuerpo y nuestra salud”.
De acuerdo con información de la iniciativa ciudadana Mexicanos Primero, hasta la última edición de los libros de texto en el país, la menstruación es mencionada únicamente en dos ocasiones: en el libro de Biología de cuarto de primaria y en el de quinto.
Encuentros de educadoras menstruales
En tanto, el movimiento por la educación menstrual trata de ganar terreno en Latinoamérica. Se han organizado encuentros de educadoras menstruales en países como Brasil, México y Colombia. Todo con el fin de tejer conocimientos, reflexiones y debates en torno a la salud, la educación y los activismos menstruales.
En el caso mexicano, educadoras como Emilia Almanza y Giovanna Juárez, también forman parte de la Red de Educación Menstrual, quienes a partir del 28 de mayo al 28 de junio promovieron un mapeo de las educadoras menstruales que existen en las entidades federativas.
“Tiene un enfoque de servir de vínculo entre quienes tengan proyectos educativos y entre quienes son las educadoras menstruales que los puedan implementar. Entonces ya con este mapeo va a ser muy fácil localizar a tu educadora menstrual más cercana, ver su currículum, ver cuál ha sido su formación, y también ver en qué calidad se puede contratar”.
Retos y logros de las educadoras menstruales
Las educadoras y activistas menstruales aún enfrentan retos como el reconocimiento de su labor, la remuneración digna de su trabajo y las reticencias por aceptar sus procesos pedagógicos.
Al mismo tiempo, han tenido grandes logros al incorporar en las leyes mexicanas el derecho a la menstruación digna con la eliminación del IVA en los productos de gestión menstrual, la entrega gratuita de estos productos en escuelas públicas de algunos estados, así como la licencia menstrual cuando los síntomas sean incapacitantes.
“Nunca es tarde para poder repensar, para replantearse cómo hemos estado viviendo el proceso menstrual y por qué no, cuestionarse y empezar a replantear ¿qué queremos?”.
Te recomendamos: