La autonomía económica empodera a las mujeres al no depender económicamente de nadie y las hace menos vulnerables a situaciones de violencia.
Escucha la visión de diferentes mujeres sobre la importancia de la autonomía económica.
Jessica Martínez
Leticia Lezo y Mayemi Magaña son mujeres con edades y profesiones distintas. Leticia es esposa y madre, y se autoemplea como costurera; Mayemi es una joven que apenas concluyó sus estudios en Trabajo Social.
Pese a las diferencias, ambas coinciden en que lograr la autonomía económica es muy importante para las mujeres y les permite tomar decisiones con libertad.
Una de las enseñanzas que Leticia procuró para sus dos hijas, que están en el proceso de incorporarse en el mercado laboral, fue la de tener un ingreso económico para no depender de nadie ni tener que tolerar algún tipo de violencia por no contar con recursos propios.
“Para mí es muy importante porque les da seguridad, independencia y tomar decisiones por sí solas. Para mí es importante que tengan sus ingresos, independientemente si tienen pareja o
tienen hijos, o sea, no ser una carga para la familia”.
En tanto que para Mayemi alcanzar autonomía económica brinda independencia.
“Yo creo que no depender de nadie, poder hacer lo que quieras,sin que, por ejemplo, su esposo le diga qué tiene que hacer o si se quiere comprar algo. Que no le tenga que pedir a alguien para lograr sus objetivos, por ejemplo, si quiere estudiar, si quiere viajar, comprarse algo. Hacer lo que quiere, prácticamente para eso es la autonomía económica”.
Independencia económica y emocional, necesarias para la autonomía femenina
Que las mujeres cuenten con ingresos propios y suficientes para cubrir sus necesidades y que, además, tengan la libertad de decidir qué hacer con ellos, les da la oportunidad de ser autónomas económicamente.
El ideal de la autonomía económica comprende la independencia económica y la emocional. Ambas son necesarias, pues sin la independencia emocional, la económica pocas veces será suficiente para que las mujeres tomen decisiones con plena libertad.
Sin embargo, estas dos vertientes aún presentan desafíos en México. En el tema económico, las mujeres todavía enfrentan obstáculos para incorporarse al mercado laboral, dado que la carga de labores del hogar sigue siendo desproporcionada, así como la brecha salarial y una menor proporción de mujeres en puestos de liderazgo.
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Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), explicó que las mujeres aún viven en un panorama complejo para alcanzar la independencia económica.
“En México, en promedio le dedican 40 horas al trabajo no remunerado en comparación con los hombres que le dedican 16 horas. Ellas acaban realizando casi tres veces más tareas que ellos sin recibir un ingreso, lo que lleva a las mujeres a tomar decisiones de buscar empleos flexibles, por honorarios, en la informalidad y estos tienden a estar penalizados por los ingresos. Las mujeres que están en la informalidad ganan casi 50 por ciento menos que las que están en la formalidad”.
En el caso de la independencia emocional, Marilú Rasso, directora de la asociación civil Espacio Mujeres, plantea que los desafíos se centran en la carga emocional que tradicionalmente se le ha atribuido a la mujer.
“Normalmente a las mujeres nos han educado a poner siempre en primer lugar las necesidades de las otras personas. Eso hace que nuestras decisiones en términos de finanzas no sean del todo libres y estén atravesadas por esta creencia relacionada con los estereotipos, roles y mandatos. Entonces, hay que fortalecer económicamente a través de mejores opciones de trabajo y, a la par, todas esas creencias con las que hemos crecido en relación del dinero: ¿qué hago con el dinero?, ¿cómo puedo manejar mis finanzas?, ¿tengo que darlo todo por lo demás?, ¿eso significa realmente amor o es parte de ese mito patriarcal de la identidad de la mujer?”
Cuando las mujeres no poseen ingresos propios ni tienen libertad de decidir y dependen de alguien más, se exponen a distintos tipos de violencia, tales como la económica, entendida como toda acción u omisión de la persona agresora que afecta la supervivencia económica de la víctima.
Violencia económica es ejercida por padres o parejas sentimentales
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el ámbito familiar la violencia económica o patrimonial contra las mujeres es ejercida principalmente por la figura paterna, con un 21.5 por ciento de los casos.
En la vida de pareja, ya sea en matrimonio, concubinato o relación, el 19.1 por ciento de las mujeres ha sufrido violencia económica, tan solo por detrás de la violencia psicológica, que sumó 35.4 por ciento de los casos.
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Ante este panorama de desigualdad y vulneración que prevalece en México, Espacio Mujeres atiende de manera gratuita el ámbito psicológico, jurídico, social y laboral a mujeres para una vida digna, libre de violencia.
Entre los servicios que ofrece destacan los talleres de inserción laboral para impulsar la independencia económica y fortalecer los procesos de autonomía de las mujeres.
“En estos talleres de inserción laboral hemos tenido a lo largo del tiempo diversas alternativas.
Actualmente tenemos talleres de plomería, electricidad, panadería, repostería, macramé, donde hacen bolsas, maceteros, también encuadernación, computación, inglés. Tenemos también una bolsa de trabajo. Hacemos vinculación con empresas que quieran colaborar con nosotras en un ganar-ganar. ¿Por qué digo un ganar-ganar? Porque las mujeres necesitan empleos dignos y en condiciones laborales dignas, y las empresas necesitan personas que entren a trabajar y que esté comprometidas.
Lo que hacemos a veces es que vemos cuáles son las necesidades de capacitación que tienen las empresas, entonces con eso fortalecemos los talleres de inserción laboral. De tal manera que sea un ganar-ganar para todas las personas”.
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