Vanessa Londoño escribe el cuerpo mutilado como un sistema para explicar la pérdida, un camino para evocar la empatía y, en ese lenguaje compartido del gozo y el dolor carnal.
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IMER Noticias
Los personajes de las cuatro historias que integran “El Asedio animal” sufren la mutilación de distintas partes que los integran.
Incluso la naturaleza vincula los cuerpos humanos con el territorio: la violencia se ejecuta sobre los cuerpos y la tierra de forma análoga.
Así, el cuerpo se vuelve un sistema para explicar la pérdida, de modo que la autora logra una escritura que encarna, por medio de la palabra, el dolor y los estragos de la violencia que ejerce el poder en cualquier parte del mundo.
Vanessa Londoño, premio de Literatura Aura Estrada 2017, describe que esta es una novela sobre el territorio, en este caso colombiano, pero que puede ser cualquiera en América Latina.
“En este territorio conviven muchas de las violencias a las que nosotros estamos acostumbrados, entre ellas la extractivista, patriarcal, terrorista de estado, del narcotráfico…”
La escritora consideró que en un contexto en el que la violencia y la pobreza son algo común, el contrapeso es la gente que protesta en contra de ese estatus quo.
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