La edición 23 del Festival Vive Latino contará con 258 personas artistas, entre solistas e integrantes de bandas. De ese total, sólo 28 son mujeres.
Escucha este trabajo con la producción de Uriel Gamez
Aldo Franco y Francisco Juárez
Material gráfico: Karen Díaz
La rapera Yoss Bones y la guitarrista Marian Pellegrino, de los Caligaris, son las únicas mujeres que pisarán el escenario principal del Vive Latino 2023. Ambas lo harán el domingo 19 de marzo, en el segundo día de actividades del festival.
Un día antes – el sábado 18- el número de mujeres confirmadas para presentarse en el escenario estelar ubicado en el Foro Sol es cero.
Estos datos son apenas una muestra de dos problemáticas de los festivales del país: una disparidad en la composición de sus carteles y la relegación de las pocas mujeres incluidas a escenarios secundarios.
“En realidad no existe paridad. El año pasado fueron muy pocos los eventos que pasaron del 40 por ciento.
En realidad, solo tres pasaron del 50 por ciento y, desafortunadamente, esos tres festivales que pasaron el 50 por ciento este año no lo hicieron”.
El panorama que expone Karina Cabrera, periodista musical y creadora del mapa de músicas mexicanas y del proyecto Sonoridad, está reflejado en la disparidad del Vive Latino.
De los 79 actos confirmados solo 22 tienen mujeres, ya sea de manera solista -como Carla Morrison y Lila Downs-, en banda -como Las Añez y Yorka- o como integrantes en su alineación oficial, como Chiosan de Austin TV.
En otras palabras, el 72.15 por ciento del talento de la edición de este año es exclusivamente de hombres.
La composición del Vive Latino es casi idéntica a la de los 89 festivales que Karina Cabrera analizó durante el año pasado, donde el 74 por ciento del talento fueron músicos.
Sin ojos ni oídos para la escena independiente
Pero más allá de los números, cifras y estadísticas, Karina recalca que, mientras la industria musical solo tenga ojos y oídos para las artistas de las grandes disqueras, la tendencia difícilmente cambiará.
El año pasado se lanzaron 145 discos lo cual, pues diría este año deberían de estar en todos los festivales, ¿no?
Si están muy activas, si están produciendo, si están realizando muchas cosas, pero el 90 por ciento de esos discos se lanzaron de forma independiente. Entonces no hay un respaldo que propicie la llegada a esos festivales.
Ley de cupo, ¿una solución?
En Argentina, cansadas de esta tendencia en los festivales de música y aceleradas por la ola feminista de 2017, mujeres impulsaron la llamada Ley de Cupo Femenino hasta su aprobación en 2019.
La etnomusicóloga y doctora en Ciencias Sociales, Mercedes Liska, es parte del equipo que ha revisado el impacto de la ley que estableció en 30% el porcentaje mínimo de inclusión de mujeres en festivales.
Una ley que fue defendida principalmente desde el derecho de las mujeres músicas al trabajo.
A tres años de su aprobación, los avances de la ley fueron reportados a finales de 2022 en el Tercer Informe realizado por el Observatorio de la Música Argentina, donde se demostró que la mayoría de los festivales incrementaron la presencia de mujeres en sus carteles.
“Hubo mucha resistencia y también hubo mucha resistencia de parte de los públicos. Al principio hubo un ataque fuerte como si fuera un ‘obligarnos a escuchar lo que no queremos’.
Pero eso fue cambiando y los públicos comenzaron a ver con otros ojos la escena musical. Hoy por hoy hay festivales que están programando más del 30 por ciento”.
Datos del Tercer Informe realizado por el Observatorio de la Música Argentina
A pesar de los avances derivados de la ley, ésta también tiene sus limitaciones, como no tener facultades sobre los escenarios u horarios en los que son programadas las mujeres.
En México se estudió la posibilidad de impulsar una ley similar, pero con un porcentaje más ambicioso para que mínimo cuatro de cada diez artistas en festivales fueran mujeres; nunca se concretó.
Mujeres crearon sus propios espacios
Esto llevó a las músicas a buscar sus propios espacios para exponer sus proyectos sin desdén, trabas ni prejuicios.
Desde un parque hasta una cafetería, las mujeres se han apropiado de lugares para crear circuitos que promuevan la escena musical femenina en estados como Sinaloa, Nayarit, Guanajuato, el Estado de México o la Ciudad de México.
Algunos ejemplos de estos proyectos son Now Girls Rule, el Lencha Fest o el Festival Nahuala que sin el patrocinio de las marcas ni la organización de grandes disqueras, las artistas apoyan a más de sus compañeras. Así lo recalca Karina Cabrera.
“Muchas creo que ya ni siquiera están en esa idea de tengo que llegar a este festival, mi objetivo es llegar a este festival.
Lo que estamos encontrando es que están trabajando ya en conjunto. Están generando también capacitación donde puedas obtener herramientas para seguir creciendo dentro de la música”.
Un Vive Latino casi sin músicas
Pero en un festival como el Vive Latino, en el que de las 258 personas artistas invitadas sólo 28 son mujeres, también es necesario que las bandas y los músicos replanteen sus dinámicas y estructuras.
Para Mercedes Liska, es necesario que los grupos de hombres también cambien sus dinámicas y abrir espacios a más músicas.
“Hay artistas varones del ámbito latinoamericano muy conocidos que han empezado a reemplazar miembros de sus bandas que eran netamente masculinas por artistas mujeres.
Hoy por hoy ver una banda numerosa en donde todos son hombres ya genera como una incomodidad”.
Pero, sobre todo, es indispensable que los públicos se cuestionen a sí mismos sobre la música que consumen. Pero, también a los festivales, las disqueras, las plataformas y las radios, en eso coinciden Karina y Mercedes.
“Si en una hora no has escuchado ninguna voz femenina, pues cuestionarlo. Hay que ir a la Defensoría de la Audiencia, también hay que utilizar estos recursos para exigir espacios más plurales espacios más diversos.
En realidad el 19 por ciento de lo que hay en rotación son voces femeninas”.
“Aquellos festivales o ciclos musicales que no presentan mujeres, que no se ajustan a estos parámetros de la inclusión de las mujeres y de las personas no binarias quedan en una aceptación política incómoda y un poco muestra el nivel de conservadurismo”.
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