La gimnasta italiana está convencida de que quiere continuar un ciclo más para llegar a los siguientes Juegos Olímpicos.
Jorge Villordo
Su objetivo en Tokio fue una demostración de poder y pasión que interpretó apropiadamente para el conmovedor “Con Te Partiró”, de Andrea Bocelli, en lo que parecían sus últimos Juegos Olímpicos, pero a sus 30 años llegó la reflexión que la hizo recapacitar: no es fácil olvidar el cuarto lugar en el ejercicio de piso en Londres 2012 y Río 2016.
La cuatro veces olímpica Vanessa Ferrari, italiana de 1.43 de estatura, está convencida de que quiere continuar un ciclo más para conquistar el podio.
Ferrari dedicó su medalla en Japón a aquellos que han sufrido a lo largo de su carrera por lesiones, como ella: la mano derecha rota en 2005, una fractura del pie izquierdo en 2007, la reconstrucción del tendón de Aquiles en 2015, la cirugía en ambos tendones y su tobillo izquierdo al año siguiente, el tendón izquierdo desgarrado en el Campeonato Mundial de 2017 y la cirugía en ambos tobillos en 2019.
“Si estoy físicamente bien y mi cabeza funciona como debería, quiero hacer gimnasia, pero sólo de cierta manera; de lo contrario, prefiero pensar en otra cosa. Los tendones tendrán que estar dispuestos como yo quiera. Son un problema eterno. En los últimos años, incluso más allá de la lesión, me han hecho sufrir mucho. Ahora espero encontrar a alguien que los cuide a mi manera”, le dijo al semanario SportWeek.
Después de la medalla de plata ganada en Tokio, el 2 de agosto pasado, desplazando a Simone Biles y en el umbral de su carrera, la gimnasta lombarda no quiere parar, no oculta que tiene los próximos Juegos Olímpicos en la mira, no quiere cerrar una hazaña de 15 años, pero dependerá de cómo esté física y mentalmente.
Su voluntad de continuar se encendió en la reflexión post-Tokio y ya lo analizó con su director técnico, Enrico Casella. Ambos quieren llenar ese cuarto marco de fotografía de su carrera deportiva y saben donde llenarlo para que se escuche el himno italiano.