A 14 años de la desaparición de Esmeralda Castillo Rincón, en Ciudad Juárez, su familia y colectivos de búsqueda tapizaron la fachada de la Secretaría de Gobernación con sus fotos para que no olviden sus rostros.
Perla Miranda
Desde que era una niña, Esmeralda Castillo Rincón se distinguió por el amor que sentía hacía los animales, de grande sería veterinaria dijo a sus padres en más de una ocasión.
Pero, José Luis Castillo y Martha Rincón no fueron testigos de ese logro, ni de otros, porque hace 14 años que su hija desapareció de camino a la secundaria técnica 79, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
En 14 años —edad que tenía la joven cuando desapareció— los padres acusaron que las autoridades han intentado cerrar el caso y en más de una ocasión les han pedido aceptar que Esmeralda murió. Pero, la resignación no es para ellos.
Por eso ayer viajaron desde el norte del país hasta la sede de la Secretaría de Gobernación y en compañía de buscadores de la Ciudad de México.
Frente a las rejas de Segob exigieron al gobierno no olvidar los rostros de sus seres queridos y comprometerse con las labores de búsqueda de personas desaparecidas, en lugar de delegar la responsabilidad a las familias.
Así lo expresó Martha Rincón, madre de Esmeralda.
“Que tristeza nos da que allá de donde somos las autoridades no nos hacen caso. Mi hija tiene 14 años que no sabemos nada de ella y tener que salir de nuestra ciudad a ver si las autoridades nos escuchan.
Las autoridades no quieren trabajar, quieren que nosotros les llevemos qué estamos investigando, cuando ellos son los que están cobrando. Queremos que las autoridades ya se pongan las pilas para que nos digan dónde están nuestras hijas. ¿Dónde está tanto joven desaparecido, las desapariciones siguen, los feminicidios siguen y las familias siguen sufriendo?”.
Colectivos de la CDMX apoyan buscadoras de Ciudad Juárez
“No me olviden, falto yo”, dice la lona con la foto de Esmeralda que José Luis y Martha amarraron de las rejas que resguardan la Segob.
En tanto, su madre y padre recordaron que el caso de su hija se convirtió en un caso federal al ser víctima de trata de personas, pero reprocharon que hasta ahí quedó la investigación.
Los y las integrantes del colectivo Hasta encontrarles CDMX gritaron el nombre de Esmeralda y reiteraron a los juarenses que “no están solos”.
José Luis Castillo encendió bombas de humo morado y rosa, caminó hacia la avenida Bucareli, cerró el paso a automovilistas y pasó el micrófono a los presentes para que dijeran el nombre de su familiar y sus peticiones al gobierno.
Como si de una sola voz se tratara, todos se pronunciaron porque las autoridades sean quienes guíen las investigaciones y no la familia de la persona desaparecida, porque esto los pone en riesgo.
Así lo resaltó la señora Araceli González, quien ha recibido amenazas por buscar a su hermano Marcos González y a su hijo Eduardo Ramírez, desaparecidos desde agosto de 2020.
“Se dan cuenta que nosotros somos los que estamos investigando y en el momento que nos ubican, porque ya nos ubican es cuando vienen las amenazas y aun así Fiscalía, que se le ha dicho o se le han presentado vídeos de cómo nos han amenazado.
No hace nada, estamos solas, de verdad estamos solas todas las familias, si mañana desgraciadamente me pasa algo a mí, no importa para nadie. Las únicas que creo que estamos en este caminar, son las mismas personas que estamos sufriendo la desaparición.
A las autoridades que nos apoyen, queremos justicia, que nos dejen trabajar, que nos apoyen para nosotros mismos investigar, pero que nos apoyen porque solas no podemos”.
Las amenazas contra las personas buscadoras
Para los activistas, las amenazas de muerte y los atentados no son un secreto, tienen muy presente que entre 2010 y 2022 al menos 15 buscadores han sido asesinados en el país; y reclamaron que a pesar de los datos el gobierno no garantice su protección.
Pero ni la violencia, ni la indiferencia serán suficientes para que abandonen sus búsquedas, insistieron, pues para ellos su mayor temor se hizo realidad en el momento en el que un ser querido no regresó a casa.
“Diariamente nos amenazan y diariamente estamos en peligro, pero en mi caso ya se llevaron a mi hija, se llevaron el miedo y ya cual miedo que me vayan a matar, si desde que se llevaron a mi hija estoy muerto en vida.
No queremos molestar, este gobierno es lo que nos obliga a hacer, por eso es que la ciudadanía es que se siente molestada, a veces dice ´otra vez los mismos, ´otra vez los mismos locos´, si el estar loco es el exigir por mi hija, si el estar loco es exigir que encuentren a todas las desaparecidos de Juárez y de toda la República mexicana, sí estoy loco.
Ante su olvido, las miradas de todas las víctimas de feminicidio y desaparición forzada. Aquí vamos a estar y vamos a seguir levantando la voz por mi hija y por todas nuestras desaparecidas: porque vivas se las llevaron, vivas las queremos”.
Una lluvia de confeti y diamantina rosa marcó el cierre de la protesta, cada vez que los buscadores gritaron el nombre de sus desaparecidos.
José Luis metió su mano a una bolsa de plástico y con fuerza soltó el polvo rosado, tras el pase de lista, exigieron a la Segob no quitar las pesquisas pegadas en el edificio y al ritmo de una batucada recalcaron que no descansarán hasta encontrarles.
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