Los primeros esfuerzos por hacer consultas populares en México surgieron desde lo local, pero sus antecedentes se remontan hasta el siglo XIX.
Te contamos el origen y desarrollo de este ejercicio ciudadano en el país.
Adriana Esthela Flores
La ruta legal hacia la primera consulta popular en México inició hace al menos cuatro décadas, en un intento por dotar a la población del entonces Departamento del Distrito Federal de un mecanismo de decisión, ante la reforma política que le confirió su derecho a elegir a sus autoridades locales.
Pero fue hasta 2012 que una reforma constitucional abrió la posibilidad de contar con mecanismos de democracia directa, a través de las iniciativas ciudadanas y las consultas populares diseñadas para que las y los mexicanos se involucren y decidan sobre temas de relevancia nacional, más allá del voto electoral.
Para Carla Angélica Gómez Macfarland, investigadora del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y doctora en Política Pública de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey, se trata de un precedente que consolida la vida democrática del país.
“El simple hecho de este ejercicio a nivel nacional es bastante significativo porque es un mecanismo de participación ciudadana que no se había utilizado, no tiene tiempo de haberse legislado, son pocos años los que tienen estos mecanismos reconocidos constitucionalmente y es la primera vez que se va a ejercer”.
¿Cómo fue que llegamos hasta aquí?
La intención de someter decisiones públicas a la opinión popular se remonta al gobierno del presidente Benito Juárez, entre 1858 y 1867. Su intención era reformar la Constitución, pero fracasó.
Un siglo después, en 1977, el Congreso aprobó una reforma político-electoral que incluyó un cambio en el artículo 73 de la Constitución, que pretendía ofrecer al menos un instrumento de decisión a los habitantes del entonces Departamento del Distrito Federal, gobernados entonces por un regente y delegados designados desde la Presidencia.
“Los ordenamientos legales y los reglamentos que en la ley de la materia se determinen, serán sometidos al referéndum y podrán ser objeto de iniciativa popular”.
El estudio “Democracia directa, referéndum, plebiscito e iniciativa popular”, publicado por la Cámara de Diputados, destaca que esta norma nunca se aplicó, por lo que finalmente fue derogada en agosto de 1987, en el contexto de la reforma política que por primera vez la dotó de una asamblea legislativo, como preámbulo de su propio gobierno local.
La reforma constitucional
El derecho a la participación ciudadana llegó a la Constitución en 2012. A través de una reforma al Artículo 35 se introdujeron mecanismos directos de participación popular, entre ellos, la iniciativa ciudadana y la consulta popular. Esta reforma fue considerada como un paso que aceleró el camino hacia la consolidación de la democracia en el país.
“Tuvieron que pasar dos años para que la reforma se convirtiera en la Ley Federal de Consulta Popular, la cual fue aprobada por la Cámara de Diputados en marzo de 2014. En su artículo cuarto define la naturaleza de este mecanismo, el cual es un derecho y obligación ciudadana”, dice Carla Angélica Gómez Macfarland.
Los ensayos
Una vez aprobada la ley, hubo convocatorias a cuatro ejercicios de consulta. El primero fue en 2015. En la Ciudad de México, los capitalinos dijeron “no” al corredor cultural Chapultepec-Zona Rosa.
En 2018 hubo dos en Nuevo León: una para la construcción de casetas de primeros auxilios en parques públicos y otra para un proyecto de movilidad sustentable. Ese mismo año, Quintana Roo tenía proyectada una consulta sobre el ingreso de Uber al estado, pero al final no se concretó.
Gómez Macfarland destaca la importancia de estos esfuerzos.
“Había cuestiones a nivel local, como por ejemplo en la Ciudad de México. Antes de que se reformara la Constitución en 2012 acá existían ejercicios de participación ciudadana directa que se siguen haciendo hasta la fecha, como que fue desde lo local que se seguían haciendo este tipo de mecanismos”.
Una de las mayores modificaciones a la ley fue en 2019, cuando el Congreso aprobó que la ciudadanía pueda votar en consultas populares sobre temas de trascendencia nacional y regional y estableció que el INE sería el organismo encargado de la organización, desarrollo y cómputo de resultados.
En 2021 fijó que las consultas puedan ser anuales, que se realizarán cada 1 de agosto, la ciudadanía podrá solicitarlas si cuenta con el 2% de apoyo de la lista nominal y permite que las firmas puedan ser obtenidas por la vía digital.
La antesala
El 26 de agosto de 2020, Ariadna Bahena y Manuel Vázquez Arellano presentaron el Aviso de Intención para la Consulta Popular para el “juicio a ex presidentes”, con un objetivo político claro.
“Ese es el ejercicio enriquecedor para el pueblo mexicano porque nos permite sentar un precedente de lo que hemos vivido para las nuevas generaciones, que es importante para quienes no hemos vivido esas opresiones, para quienes no hemos vivido esas desapariciones forzadas, para quienes no hemos padecido a esa incertidumbre”, dice Bahena.
A partir de entonces, inició la campaña en todo el país para recolectar 1.6 millones de firmas necesarias para que el Congreso admitiera la consulta. En ese proceso, participaron el productor Epigmenio Ibarra, el actor Damián Alcázar, la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, así como Alina Duarte, periodista y promotora del proceso.
“Empezaban a llegarnos fotos en las plazas que estaban en los estados y de repente ya estaba en los municipios, gente tocando puerta por puerta”, recuerda Duarte.
La sede de recolección de firmas era la casa ubicada en el número 14 de la calle Tepeji, en la colonia Roma, Ciudad de México. Allí empezaron a reunirse las cajas que, al final, sumaron 77, con más de 2.4 millones de firmas, incluidas de connacionales en el extranjero.
“Las cajas no dejaban de llegar, incluso cuando ya teníamos que irnos para llegar al Senado hubo quienes llegaron de Iztacalco a entregarnos otras dos cajas de firmas y la gente seguía llegando con comida, foliadoras, cajas, llegaba con lo que podía aportar”.
El plazo para entregar las firmas vencía la noche del 15 de septiembre de 2020. Casi a medianoche, el comité promotor de la consulta llegó al Senado con los paquetes; por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador también envió a la Cámara de Senadores su solicitud de la consulta.
A partir de entonces, el proceso se aceleró. El 1 de octubre de 2020, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que la propuesta de consulta era constitucional, pero reformuló la pregunta.
“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
Para Ariadna, la nueva pregunta amplía la posibilidad de señalar a más responsables de hechos del pasado y no sólo a los ex presidentes.
“Justamente al ser amplia pone sobre el debate que los ex presidentes solamente son la cabeza de los proyectos políticos de despojo y violación a los Derechos Humanos. Jamás han actuado solos, y las decisiones fueron repartidas y justamente ahí viene el ejercicio de memoria saber qué personajes estuvieron involucrados en estas decisiones y con qué fines, qué provecho sacaron, qué ganancias tuvieron”.
La organización comenzó el 6 de abril. El INE tuvo que hacer ajustes presupuestales al no obtener los mil 500 millones que pretendía para realizar la consulta. La falta de recursos lo llevó a reducir casi a la mitad el número de casillas. De 104 mil que se habían proyectado, únicamente instalará 57 mil.
Y aunque las posibilidades de que los ex presidentes lleguen a un juicio parecen lejanas, para Felipe, ciudadano de la Ciudad de México, el ejercicio de memoria es lo importante.
“Es muy difícil que se les llegue a juzgar, hay que ser conscientes pero al menos que la gente sepa los tipos que nos gobernaron durante todo ese tiempo, los nombres que aparecen ahí, que los saquen a la luz”.
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