Esa y otras interrogantes que envuelven el magnicidio en Haití no tendrán respuestas pronto, advierte Moise Dorsè.
Moise Dorsè, en entrevista con Elia Baltazar.
IMER Noticias
El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha dejado muchas interrogantes cuyas respuestas no llegarán pronto, advierte Moise Dorsè, ex funcionario de la Embajada de Haiti.
La primera interrogante es quién está detrás del asesinato. Ni Dorsè ni los analistas políticos creen que la culpa recaiga en la oposición, pues no tenía interés de ocupar la Presidencia, debido a que había buenas negociaciones con Jovenel Moïse y habían acordado la inclusión de opositores en el gabinete, incluido un nuevo primer ministro, quien debería tomar posesión este mismo jueves.
Se suponía que este movimiento político del presidente con la oposición garantizaría condiciones adecuadas para realizar nuevas elecciones presidenciales en calma.
Las negociaciones habían concluido en que Ariel Henry fuera el primer ministro, según el último decreto que firmó Moïse antes de su muerte, aunque no llegó a ser investido en el cargo de forma oficial porque Claude Joseph, el canciller de Moïse que ejerce desde abril el cargo de primer ministro interino, asumió el poder en Haití, tras el magnicidio.
De hecho Ariel Henry había contemplado a Claude Joseph como canciller en el gabinete que estaba formando y que ha tenido que poner en pausa.
“El nuevo primer ministro tenía que entrar en funciones hoy jueves y raro que el martes en la noche maten al presidente. ¿Qué relación hay entre las dos cosas? Quién sabe. Se supone que iba a haber una salida y que podía permitir mejores elecciones, pero queda ese punto de interrogación y no se sabe entonces qué va a pasar”.
Para Moise Dorsè, el hecho de que haya dos primeros ministros –uno interino y otro nombrado, pero no investido– sugiere una eventual ruptura de las negociaciones con la oposición.
“¿Qué va a pasar en esa contradicción de que hay dos primeros ministros? ¿Quién va a quedarse?, porque naturalmente Claude Joseph ya no era el primer ministro y él se proclamó presidente provisional. Ahí ya hay un problema y mucha gente de la oposición ve que allí hay gato encerrado y están preparándose para responder. ¿Qué va a pasar? Va a ser difícil determinarlo hoy”.
Y surge otra interrogante más que tiene que ver con la forma en la que el presidente fue asesinado: ¿Cómo llegó el comando armado hasta él si su residencia es casi una fortaleza?
“¿Cómo llega ese comando al presidente? Evidencia una red de complicidad. Ese presidente se protegía muchísimo. Nosotros cuando quisimos hacer una entrevista al presidente había tanta seguridad y además no sólo que había mucha seguridad, sino que él pedía que hubiera más seguridad, hasta de agentes externos. ¿Cómo explicar que el presidente que tiene la puerta de su cuarto blindada es abatido sin la presencia en el momento de su cuerpo de seguridad? Tiene dos cuerpos de seguridad: uno del Palacio y otro directamente presidencial, ¿qué pasó?”.
Las interrogantes, dice Dorsè, se quedarán sin respuesta por el momento. Tampoco puede decir cuál será el futuro inmediato para Haití, un país afectado por la inseguridad provocada por 27 grupos paramilitares que asesinan y secuestran, un país donde la pobreza es extrema, donde la gente no puede acceder a la canasta básica ni a combustibles y donde la situación política y social se mantiene tensa desde que Moïse asumió el poder en 2017.