El poeta y activista Javier Sicilia reflexiona sobre el impacto de la guerra contra el narcotráfico, el Movimiento por la Paz y volver a escribir.
Escucha nuestro especial con producción de Gabriel Ortiz.
Adriana Esthela Flores
Javier permanece de pie frente al memorial de víctimas en el Palacio de Morelos, mira fijamente las fotografías con una mano en el bolsillo de su chamarra. Viste el atuendo que lo ha caracterizado durante años: pantalón de mezclilla, botas, camisa a rayas y su inseparable sombrero.
Desde aquel marzo de 2011 ya no es el mismo. Javier Sicilia cambió para siempre después que le notificaron el hallazgo del cuerpo de su hijo Juanelo, junto a Julio César y Luis Romero, Jaime Alejos, Jesús Chávez, Álvaro Avelar y Socorro Estrada. El poeta decidió imponer un velo de silencio sobre sus letras y salir a las calles a clamar, a gritos, por justicia.
El memorial, ahora de acrílico, tuvo que ser renovado en 2023, debido a que las rejas ya eran insuficientes ante tantos retratos que las familias iban colocando para recordar a sus seres queridos. Está formado por 166 fotografías de hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños. En el marco de cada una hay un cintillo de un color específico para señalar el delito del que fueron víctimas:
- Negro, homicidio.
- Morado, feminicidio.
- Azul, secuestro.
- Rojo, desaparición.
- Verde, desaparición forzada.
- Amarillo, trata de personas.
- Celeste, delito de odio.
Sicilia muestra la imagen de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega, en la que aparece sonriendo. El mosaico es, además de una silenciosa protesta, una galería de dolor.
“Es una interpelación constante, Cada vez que entren deben de ver eso, esos rostros de alegría, que ahora están ahí, que fueron mutilados, torturados o destrozados, están ahí para decirles ‘Ésta era nuestra vida que nos quitaron y ustedes son responsables’.
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Sicilia conversa para IMER Noticias sobre el reclamo que marcó al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad desde su primera movilización el 6 de abril de 2011 hasta su última caravana, el 23 de enero de 2020 hacia la Ciudad de México.
A: ¿La consigna sigue vigente?
JS: Absolutamente. Es un estar hasta la madre potenciado, porque lo que hemos visto es una acumulación del horror y un desprecio por parte del Estado, gobernado por quien sea, por el PAN, por el PRI, por Morena. La lógica del Estado sigue siendo la del encubrimiento y las complicidades, por desgracia.
Esa es la realidad del país y esa es la realidad del Estado y hay que aceptarlo. No es un asunto de simpatías gubernamentales ni simpatías ideológicas, es un asunto de una realidad que nos compete a todos como nación, son nuestros muertos, son nuestros desaparecidos, nuestro territorio tomado.
A: Se cumplen 18 años del Operativo Conjunto Michoacán, que marcó el inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico, ¿cuánto tiempo más crees que van a durar los efectos de esa estrategia?
JS: Es que no son los efectos, la guerra continúa, llamémosla como sea, continúa, crece, se apodera del Estado. Ya lo dije, no tenemos Estado. ¿Hubo un cambio? No, fue una penetración constante.
Sicilia, vocero del movimiento, propone un pacto nacional que lleve a una refundación del Estado. Este acuerdo estaría basado en dos mecanismos extraordinarios de justicia transicional:
- La Verdad, para la reconstrucción y memoria de los hechos.
- La reforma al aparato de justicia para “descapturar” al Estado.
JS: Si no hay eso, la espiral de la violencia seguirá creciendo. […] Si no se hace este consenso nacional y se trabaja en estos mecanismos, vamos a estar eligiendo gobiernos sobre la misma historia.
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Durante 13 años, el movimiento ha realizado siete marchas y caravanas, así como los diálogos por la paz con el gobierno del expresidente Felipe Calderón, en 2011, y con aspirantes presidenciales en 2012 y 2018.
También perdió integrantes que murieron asesinados o por problemas de salud, sin alcanzar a ver la justicia. Entre ellos están:
- Pedro Leyva, comunero y líder indígena en Michoacán.
- Nepomuceno Moreno, “Don Nepo”, quien buscaba a su hijo Jorge.
- Trinidad Crisóstomo, “Don Trino”, comunero de Ostula.
- Gustavo Salgado, líder comunista en Morelos.
- Samir Flores, activista náhuatl.
- Roberto Galván, quien buscaba a su hijo Roberto.
- Eva Alarcón y Marcial Bautista, defensores ambientales.
- Margarita Sanitzo, buscadora de su hijo Esteban Morales.
JC: El movimiento ya no existe. Existe como una historia, yo sigo siendo de alguna forma el vocero y hago un pronunciamiento, pero no tenemos la capacidad de movilización que tuvimos en 2011, 2012. Se fracturaron como sucede, el movimiento es una coalición de víctimas, una coalición de la indignación nacional.
A: ¿Ves posible que se pueda reactivar el movimiento?
JS: No, creo que los liderazgos se agotan y que no son buenos mantenerlos por lo que a los líderes se les proporciona.
A: ¿Quiénes podrían convocar a la movilización en este momento?
JS: Yo creo que las únicos que tienen capacidad son las mujeres, el movimiento feminista, que ampliaran un poco la agenda para incluir víctimas con sus diferentes rostros, pero en un mínimo. O la iglesia, pero no lo están haciendo, o las mamás buscadoras. Pero falta eso, son liderazgos que ahí están, pero que no se atreven a dar el paso.
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A: En estos procesos de justicia, ¿qué tan relevante es el relato de la verdad considerando la reciente sentencia contra el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en el que empezaron de nuevo las reflexiones sobre quién nos gobernaba?
JS: Todavía falta el relato de las víctimas. El problema es que lo acusan de narcotráfico, pero no lo acusan de criminal, no. No lo acusan de asesinatos ni siquiera [Joaquín Guzmán Loera] “El Chapo”, las víctimas no contamos es el relato fundamental. A partir de lo que se tiene del relato de la verdad sobre García Luna, falta la verdad de las víctimas de Genaro, de la Policía Federal, pero ese relato implica llamar en una comisión de la verdad a Felipe Calderón e implica llamar a los gobernadores de todo el país. Eso es la verdad: “A ver cabrones ustedes dónde estaban? Cómo que no sabían?”
El 10 de noviembre, un juez federal condenó a 297 años de prisión a Jesús Cárdenas Pérez, alias “El Manos”, uno de los principales implicados en el asesinato de Juanelo y sus seis amigos.
A Sicilia, la sentencia le generó una sensación ambigua. Aunque resaltó que se trata de una condena severa, advirtió que aún hace falta una reforma al sistema penitenciario para garantizar la reparación del daño. Para eso propone analizar el mecanismo de jurisdicción para la paz aplicado en Colombia.
“Este país no se merece la sacralidad de la poesía”
Sicilia no tiene planes de regresar a escribir. Piensa que hasta que el país no esté en paz y haya justicia, la poesía no es el camino para “dislocar al poder”
“Si este país encuentra un día su paz y justicia, su ruta quizá pueda encontrar la palabra. También respeto mucho la poesía, mi poesía, mi palabra y este país no se la merece, no se merece la sacralidad de la poesía.
El grito de la víctima es un acto de poesía. Es dislocar el discurso unívoco del poder, el discurso imbécil del poder, el discurso de la verdad absoluta, “oficial”. Oficiales o criminales, ahí está. Cuando ese grito vuelva a recomponer este país, el acto de escribir valdrá la pena”.
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