La música es un grito para reclamar al Estado su omisión ante el asesinato de 3 mil 730 mujeres tan solo en 2020.
Carolina López Hidalgo
Cuerpas, aborto, machismo, patriarcado, rebeldía. Estas palabras son parte del repertorio de cantautoras feministas. Desde su música, acompañan las luchas de millones de mujeres que buscan derribar la violencia estructural en su contra.
Hip-hop, rock, trova, rap, trap, reggaeton o punk. El género no importa. Importa evidenciar las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, que sus hogares en muchas ocasiones no son espacios seguros para ellas, que tienen derecho a decidir sobre su cuerpo libremente y que nadie debe matarlas por el simple hecho de ser mujeres.
La música es un grito para reclamar al Estado su omisión ante el asesinato de 3 mil 730 mujeres, de los cuales 939 fueron clasificados como feminicidio, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad de 2020. Para la cantante de hip-hop Masta Quba hacer eco de la exigencia de justicia desde la música es necesario y hace más fuerte al movimiento feminista.
“Ya es una rabia casi justificada: son 11 mujeres asesinadas en este país por el hecho de ser mujeres y si eso no te brinca inmediatamente, eres parte del problema, si te genera indiferencia, eres parte del problema. Creo que la música y el arte en general se están posicionando como una herramienta de cambio.”-Masta Quba.
Sonoridad y sororidad confluyen en cada una de las canciones que reivindican las luchas feministas. Un tema que ha estado presente en la música a lo largo de la historia. En 1921, Bessie Smith dedicó un “Soy libre, vivo sola” a su divorcio. En 1963, Lesley Gorgoy cantó “No soy uno de tus juguetes”.En 1980, Nacha Guevara entonó “Ay!, por qué no quiere la gente que una sea diferente”.
Les siguieron otras más. Una de ellas es Obeja Negra. Esta cantante originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, uno de los lugares más peligrosos para ser mujer. La rapera inició el año 2021, con el estreno de una canción que reivindica el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Mujeres que en los últimos años han avanzado en su lucha por la defensa de su derecho a vivir sin violencia. Y que como todo movimiento social debe ser acompañado por la música. Así lo dice la investigadora del Análisis del discurso de género y poder de la Universidad Veracruzana, Magali Velasco:
“Hoy hay voces femeninas y con discursos muy precisos como la ‘Canción sin miedo’ se vuelve un himno y en la letra habla de Sonora, los feminicidios y un nosotros, una comunidad.”
La canción a la que se refiere la investigadora es “Canción sin miedo” de Vivir Quintana. Considerada ya un himno de la lucha feminista se ha esparcido por América Latina y Europa recogiendo fragmentos de las realidades que enfrentan las mujeres de distintos países.
Mujeres colombianas, paraguayas, peruanas, guatemalteca, españolas, francesas han hecho suya esta canción, que nació por las tijuanenses, las capitalinas, las chiapanecas. “La música es resistencia y lo entendí con todo esto que pasó con la ‘Canción Sin Miedo’. Yo estoy muy agradecida, estoy contenta, estoy en una constante búsqueda de cómo lograr que se expanda más este mensaje”, dice Vivir.
“Creo que ya es una canción que camina sola, no es una canción que me pertenece, le pertenece a las mujeres y al pueblo. Lamentablemente a muchas mujeres nos une el dolor, la violencia y creo que por eso conecta tanto y nos hermana.”- Vivir Quintana.
Para la investigadora Laura Athié, esta apropiación de las canciones como himnos de lucha es porque en ellas convergen todas las situaciones de violencia por las que atraviesan las mujeres. Muchas de esas situaciones se quedan en silencio. La caída del machismo también pasa por la deconstrucción de sus propios himnos. Por aquellas canciones que transitaron la historia con discursos normalizados sobre el amor romántico, incluso sobre la misma violencia contra las mujeres.
Uno de esos himnos es “Que te vaya bonito” de José Alfredo Jiménez. Escrita en 1989 hoy toma un nuevo significado a partir de la adaptación que hizo la cantante La Otra. “Vamos a resignificar las letras de las canciones, para que las nuevas generaciones encuentren otra manera de entender el mundo, el amor y las relaciones interpersonales”, dice Athié.
Esta nueva forma de entender el mundo tiene a la música como aliada. Una aliada de todas las revoluciones.