El boicot que la cultura y artistas rusos viven en la actualidad como efecto de la intervención bélica tiene una connotación vinculada con la Guerra Fría que encabezó la ex Unión Soviética en la primera mitad del siglo XX, comentó en entrevista el sociólogo Miguel Ángel Mata, académico de la UNAM.
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Amelia Rojas
Suspensión de actuaciones, rechazo de artistas, y la eliminación de contenidos en festivales son los efectos que la intervención bélica de Rusia tuvo en el ámbito cultural a lo largo de la semana.
La punta de partida la dio la Orquesta Filarmónica de Zagreb al excluir de su repertorio al compositor Tchaikovski. Después el objeto de rechazo fue el director de orquesta Valery Gergierv, cercano al presidente Vladimir Putin a quien prácticamente lo suspendieron de todos sus proyectos, con la Orquesta Filarmónica de Viena y con la Filarmónica de Munich, que incluso lo amenazó con despedirlo sino hace un distanciamiento con el presidente de su país.
No todo el pueblo ruso apoya la guerra
Bailarines, músicos, cineastas rusos han experimentado el rechazo de países europeos como resultado de un choque nacional, comentó en entrevista Carlos Cordero, coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del ITESO, Universidad Jesuita.
“Se están reviviendo sentimientos nacionalistas y estamos traduciendo el conflicto en un choque nacional. Cuando en realidad el choque o el conflicto radica en la percepción que tiene un gobierno sobre lo que sucede en el país vecino.
Valdría la pena recordarle a la gente que quién motiva, quién inspira este proyecto militar, pues es la administración de Vladimir Putin, lo que no quiere decir que todo el pueblo ruso está a favor de ellos. Y mucho menos la cultura rusa, como digamos como un ente social o como un elemento más de la civilización”.
Se impone una visión totalitaria
El rechazo a la cultura rusa en una acción que señala el sociólogo Miguel Ángel Mata, académico de la UNAM, tiene un carácter totalitario al proponer una visión única, negando al otro.
“El tratar de imponer un sentido de interpretación de los acontecimientos que se están dando donde sobre todo lo que empieza a verse y lo que empieza a generalizarse es este afán de negar al otro en condición de existencia.
Y en esta condición de negación de existencia, lo que se trata de imponer es una visión única, un solo sentido de cómo interpretar este conflicto, donde lo que vemos a nivel mundial es toda una campaña en la que participan prácticamente las empresas de medios globales de comunicación, que tienen profundos intereses financieros en Estados Unidos, que están anclados precisamente en la posibilidad de hacer negocios a través de la comunicación, pero donde la fase que estamos asistiendo a mí me aparece que esta actitud de cancelar que si hacemos una lectura de lo que eso implica, pues no es solamente una cuestión de censura, sino de una retención totalmente contraria a la civilización.
Negar al otro incluso en el sentido de la propia existencia, cómo puede ser el caso de la literatura o el ballet”.
La Guerra Fría como trasfondo del rechazo
El académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón comentó que el rechazo que se ha dado a Rusia es parte de una estrategia de desinformación y de mentiras con intereses evidentemente económicos con Estados Unidos. Además el discurso anti ruso ya con tintes hasta raciales, da una connotación con la Guerra Fría de la primera mitad del siglo XX.
“Al hacerse de forma de liberada, lo que se trata de generar es una representación de la realidad desde la perspectiva que ellos están proponiendo, que en este caso me parece tiene mucho que ver con la negación del otro, pero también tiene que ver con una satanización del otro y una satanización, donde al otro se le está prácticamente criminalizando, se le está racializando, incluso eso es muy paradójico.
Un discurso anti-ruso que curiosamente si lo vemos en términos étnicos, pues son blancos contra blancos, pero donde el motivo del conflicto no es ser blanco sin ser ruso versus Occidente y ahí es donde parece que pudiera estar la connotación de la Guerra Fría- Occidente frente al horizonte de países socialistas comunistas, el bloque soviético”. Miguel Ángel Mata, sociólogo.
Rusia también es occidente
Carlos Cordero, experto en temas de globalización e historia de Europa comentó que al mundo ya se le olvidó las aportaciones de hizo Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.
“También hay una parte que contribuye a la evolución de las civilización desde la Unión Soviética. Gran parte del éxito para poder doblegar a Hitler en Europa se debió a la participación de los ejércitos rusos.
Quien realmente controló la expansión napoleónica en el siglo XIX pues fue la intervención de Rusia en el conflicto y así podríamos enumerar muchos otros episodios y elementos de la cultura rusa que han sumado precisamente a la construcción de nuestra idea universal de civilizaciones.
Y sobre todo no debemos olvidar, que Rusia es Occidental, el gran corazón urbano, citadino digamos de la gran producción cultural rusa que son los dos pueblos de Moscú y San Petersburgo, pues están dentro de la órbita de influencia y de relación directa con los otros pueblos culturales europeos”. Carlos Cordero, experto en globalización
Diversos artistas rusos han mostrado su rechazo a la intervención bélica, sin embargo son víctimas del bloqueo a sus expresiones artísticas, como la soprano Anna Netrevko que decidió retirarse de los escenarios hasta que termine el ataque a Ucrania.