Ante las limitantes del Producto Interno Bruto para medir el bienestar de las personas, gobiernos y organismos multilaterales han implementado otros indicadores, en México, el INEGI creó la encuesta de Bienestar Autorreportado (BIARE).
Bianca Carretto
Las limitantes del Producto Interno Bruto, PIB, para medir el bienestar de las personas llevó en 2008 al ex presidente francés Nicolás Sarkozy a convocar a un grupo de expertos para crear un reporte que midiera el progreso social de las personas, a través de variantes como la calidad de vida, el progreso material y la sostenibilidad.
El informe, elaborado por los economistas Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean Paul Fitoussi, es el antecedente de una serie de intentos de los países alrededor del mundo por incluir en las mediciones de desarrollo aspectos vinculados a la felicidad y el bienestar de las personas.
En México, estas iniciativas se traducen en el Bienestar Autorreportado, BIARE, un ejercicio estadístico diseñado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, INEGI, que muestra que los niveles de satisfacción de los mexicanos se vinculan a aspectos como la educación, las carencias sociales, los ingresos y la disponibilidad de tiempo de ocio.
Así lo explicó Gerardo Leyva, director de Investigación del INEGI, durante el Foro ¿El fin del PIB? que organiza la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, donde reconoció la necesidad de que los países vayan más allá del PIB para conocer el nivel de satisfacción de los ciudadanos con sus vidas.
<<¿Desde cuándo existe la encuesta BIARE? El INEGI la puso en marcha en 2012 como una prueba piloto. Un año después, incorporó un módulo que mide la satisfacción de 32 ciudades del país y que acompaña la Encuesta Nacional de Confianza del Consumidor>> explicó.
En 2014, el INEGI implementó el BIARE ampliado, que incorporó un Módulo de Condiciones Socioeconómicas que permitió hacer un cruce transversal de los factores que inciden en la satisfacción de los mexicanos.
<<¿Qué medimos? Medimos evaluaciones, como satisfacción con la vida. Medimos afectos, que se refieren a emociones y también hacemos medidas eudemómicas que están relacionadas con el sentido de la vida. Cuando llegamos con los entrevistados, les mostramos una tarjeta y les hacemos una pregunta qué tan satisfecho. Cero es lo más bajo y 10 lo más alto,>> dijo Gerardo Leyva.
Los datos más recientes de la encuesta BIARE, en su modo trimestral, muestra que las poblaciones urbanas tienen un promedio de satisfacción de 8.3 puntos. Las relaciones personales son las mejor evaluadas, con 8.8 puntos, mientras que la seguridad ciudadana tiene la más baja, con 5.2.
¿Qué influye en el bienestar de los mexicanos?
La educación asociada a los ingresos
Los resultados a 2014 de la BIARE muestran que el nivel educativo está asociado a un mayor nivel de satisfacción; sin embargo, esta situación se debe a que se asocia a mejores niveles de ingresos.
La violencia en entornos cercanos
Tener a un familiar desaparecido o en la cárcel y el haber sido víctima de algún delito son situaciones que influyen en los niveles de satisfacción de las personas en el ámbito social, mientras que en el privado impacta la violencia familiar.
El ingreso laboral, no el trabajo
Solo medio punto porcentual separa el nivel de satisfacción de las personas con empleo de las desempleadas, lo que muestra que a diferencia de otros países, los mexicanos no ven al trabajo como una oportunidad de desarrollo, dice Leyva.
Otros aspectos que explora la encuesta tienen que ver con el tiempo del que disponen las personas para el ocio, y que pone en desventaja a las mujeres por los roles asociados al género que ocasiona una sobrecarga y por lo tanto menos disponibilidad de tiempo para su disfrute.
Las carencias sociales
Los mexicanos en pobreza extrema son los que muestran los niveles más bajos de satisfacción con su vida. Esta situación se refleja también en relación con las carencias que enfrentan, principalmente con la alimentación.
En contraste con las personas que no están en pobreza, este sector muestra una mayor satisfacción con el país y la seguridad, muestra el análisis.
Las perspectivas del futuro
Las expectativas tanto a nivel del hogar como del país siempre han tenido una brecha entre sí, pero con el proceso electoral de 2018 y el cambio de gobierno en diciembre de ese año se cerró. Hacia junio de 2019, la brecha se volvió a ensanchar.
Para Leyva, conocer este tipo de indicadores abre la puerta a una mejor toma de decisiones de política pública, sobre todo en momentos como el actual donde los efectos de la pandemia ya se resienten en los aspectos económico y social.
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