Por 90 años, Colima ha sido territorio gobernado por el PRI, una situación que podría acabar el 6 de junio, opinan expertos.
Montserrat Sánchez
De Asia a México y de allí hacia Estados Unidos. La ruta del fentanilo, una de las drogas sintéticas más riesgosas, ha puesto el foco en Colima, un estado pequeño en extensión, pero que con apenas 731 mil habitantes ocupa el segundo lugar en tasa de homicidios a nivel nacional.
Manzanillo, uno de sus principales puertos del país, es el punto de acceso de la sustancia que ha puesto a la entidad en medio de las disputas entre grupos del crimen organizado, principalmente los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Pacífico, lo que ha exacerbado la violencia, uno de los mayores desafíos para quien resulte electo gobernador en la elección del 6 de junio.
Así lo explica Paul Frissard, director de investigación y políticas públicas de la organización México Unido Contra la Delincuencia, quien advierte que la violencia se incrementó en la última década.
“A partir de 2010 una primera ola de incremento de homicidios en la entidad federativa y una segunda ola de incremento de esta violencia letal a partir de 2015-2016. El puerto de Manzanillo históricamente o al menos en los últimos 30 años desde los años 90 también fue un puerto de otro tipo de sustancias, si vemos los datos de aseguramientos de cocaína recordaremos el aseguramiento más grande de la historia que se ha hecho en México y que fue en 2007 precisamente en el puerto de Manzanillo con más de 23 toneladas de cocaína que habían sido aseguradas; desde entonces también vemos que varios municipios de Colima, sobre todo de nuevo el municipio de Manzanillo, reportan cifras de aseguramiento de estimulantes de tipo anfetamínico de cristal o de heroína”.
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Las cifras oficiales sobre asesinatos y decomisos de fentanilo muestran la dimensión del problema. De 2017 a 2020, Colima registró en promedio 94 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Cerró el año pasado con 749 carpetas de investigación por este delito, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En el último año, las incautaciones también se incrementaron. La Secretaría de la Defensa Nacional reportó el decomiso de mil 301 kilogramos de fentanilo, 496 por ciento más que en 2019.
La falta de coordinación entre instituciones de seguridad es uno de los principales factores que ha incidido en el incremento de los índices de inseguridad, asegura Alejandro Gaitán Sánchez, presidente de la organización Colima, ¿Cómo Vamos?
“La seguridad aquí en el estado refleja lo que nos ha pasado a nivel nacional, una desincorporación de las instituciones policiacas en todos los niveles, no hay coordinación, cada quien trabaja en función de sus posibilidades y esto a nivel nacional es el mismo impacto aquí en Colima; aquí la ventaja que tenemos en el estado, y repito nuevamente por ser pequeño, contamos con la Guardia Nacional y contamos con la Armada de México, aquí en el puerto de Manzanillo tenemos una delegación muy grande de la Armada de México y la verdad en cuestiones de seguridad es lo que nos apoya mucho”.
La inseguridad no es el único problema que atraviesa Colima. De acuerdo con la plataforma Data México, de la Secretaría de Economía, la mitad de su población económicamente activa trabaja en condiciones de informalidad. La tasa de desempleo en el cuarto trimestre de 2020 fue de 3.7 por ciento, un aumento de .82 puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2019.
Su población también enfrenta carencias sociales. La tercera parte de los colimenses viven en condiciones de pobreza moderada, además enfrentan rezagos en acceso a la seguridad social, acceso a la alimentación y a la educación.
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El reto de la alternancia
Por 90 años, Colima ha sido territorio gobernado por el PRI, sin oportunidad de alternancia, una situación que podría acabarse para este 2021, advierte Juan Alberto García Rodríguez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
“Colima ha sido tradicionalmente monocolor, no ha tenido grandes golpes de timón en la alternancia de sus titulares del Ejecutivo local; sin embargo, para esta elección hay dos aspectos a destacar: el primero, una nutrida presencia de mujeres, hay candidaturas a la gubernatura incluso que van por encima de la paridad y eso es bueno porque al final de cuentas es un reflejo del México de nuestro tiempo, de las circunstancias y del empoderamiento que debe tener la mujer en su participación política en el contexto local, y el otro es que hay posibilidades de alternancia, realmente algunas encuestas marcan que la candidatura de un partido puede llevar a que haya cambio de color”.
En la próxima boleta electoral, los más de 546 mil colimenses podrán elegir a su siguiente gobernante entre siete opciones: cinco mujeres y dos hombres. También votarán para renovar 10 alcaldías, 25 diputaciones, 10 sindicaturas y 94 regidurías.
Para Enrique Chaires Ramírez, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima, la disputa por la gubernatura es entre dos.
“Me parece que la disputa está encabezada por dos aspirantes, fundamentalmente una de ellas es Mely Romero, que es la candidata de la alianza Va por Colima, del PAN, PRI y PRD, y la segunda sería Indira Vizcaíno, que ella encabeza la alianza Juntos Haremos Historia, que es integrada por Morena y Nueva Alianza; ahí en esas dos candidaturas está la mayor fuerza electoral y política y después de ellas dos me parece que son interesantes las candidaturas de Movimiento Ciudadano, de Mendoza por el Partido Verde, creo que ahí estarían en esas dos, digamos, la posibilidad más alta de que puedan ganar la gubernatura”.
Indira Vizcaíno Silva, de superdelegada a candidata
Como lo había advertido la oposición desde que se creó la figura de delegados federales para el Bienestar, la aspirante de Morena y Nueva Alianza dio el salto de ese puesto a la candidatura por el gobierno del estado. Hasta 2017 fue militante del PRD, partido con el que ocupó la presidencia municipal de Cuauhtémoc.
Mely Romero Celis, con apoyo de Frenaaa
La apuesta de la coalición Va por Colima cuenta con el respaldo del Frente Nacional Anti-AMLO que ha llamado a votar por ella, para evitar que Morena llegue a la gubernatura. Ha sido diputada local y fue senadora en 2012 cuando se aprobaron las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto. Durante esa administración, también ocupó el cargo de subsecretaria de Desarrollo Rural.
Leoncio Morán Sánchez, de la capital a la gubernatura
El abanderado de Movimiento Ciudadano ha sido presidente municipal de la capital de Colima en dos ocasiones, la más reciente antes del actual proceso electoral, de hecho es alcalde con licencia. A pesar de que ofrece pacificar al estado, ha sido cuestionado por los resultados en seguridad en el municipio que gobernó. Principalmente porque bajo su gestión, Colima ingresó al listado de los municipios más violentos del mundo, que hace el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública.
Los otros candidatos son Aurora Cruz Alcaraz del Partido del Trabajo. Por el Verde Ecologista de México va Virgilio Mendoza Amezcua, quien era el secretario general del partido. También busca la gubernatura Evangelina Bañuelos Rodríguez, por Redes Sociales Progresistas, es fundadora del Colegio de Ingenieras y Arquitectas de Colima. En la boleta también está Claudia Yáñez Centeno por Fuerza por México, quien fue diputada federal por Morena en 2020.
Vivir en paz, el anhelo de los colimenses
Volver a caminar de su casa al supermercado sin temor es la aspiración de Celina Pinto. Ella recuerda que hasta hace 15 años los colimenses podían transitar con tranquilidad por sus calles. Era un orgullo que podían presumirle a los habitantes de las grandes ciudades.
“Literal no pasaba nada, era una entidad en la que podías dormir con la puerta abierta y tener la certeza de que no iba nadie a llegar a robar tus pertenencias ni nada por el estilo, los niños jugábamos en la calle sin ninguna angustia, sin ninguna preocupación. En mi caso particular a mí me gustaba bastante hacer todas mis actividades caminando, desde ir al súper hasta trabajar, y todo me lo aventaba caminando, y definitivamente esta opción de ir a hacer mi trabajo, de hacer mis cosas, de visitar amigos caminando pues desafortunadamente ya no la contemplo”.
Contar con un gobierno que anteponga los intereses de la ciudadanía a los propios es la exigencia de Vanessa Guzmán de la Torre, quien ha vivido 12 años en Manzanillo, Colima, donde ha atestiguado el deterioro de la seguridad.
La joven crítica que personajes como la alcaldesa de su municipio, Griselda Martínez, busquen la reelección a pesar de que han sido incapaces de hacer frente a la violencia que enfrentan día a día los colimenses.
“La verdad, es una violencia incontrolable en un estado tan pequeño, estar viviendo como mujer en Colima es algo superpreocupante porque la violencia hacia nuestro género, tanto como en todo el país, es extremo, vivimos en peligro nosotras”.
“Varios de los candidatos que están ahorita tienen pruebas de fraudes, hay unos que tienen muy mala fama, que han usado el dinero del pueblo, la presidenta municipal de Manzanillo pretende reelegirse, siendo que no ha podido parar la violencia, es una persona déspota que no tiene compromiso para atender y al mismo tiempo no sabe tratar a las personas que en algún momento la apoyaron”.
Sin importar el candidato que gane el 6 de junio, la exigencia en la que coinciden expertos y la ciudadanía es la misma: que la paz vuelva a Colima.
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