La CEPAL indicó que la identidad cultural puede perderse con la gentrificación que desplaza personas y actividades; Estado deber limitar.
Escucha la entrevista con Diego Aulestia, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la CEPAL.
IMER Noticias
Ante el fenómeno de la gentrificación en las grandes ciudades, no sólo de México, sino de Latinoamérica, el jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Diego Aulestia, explicó que la gentrificación hace referencia a un proceso de cambio e implica el movimiento de personas y actividades.
“La gentrificación es un proceso a través del cual un área de la ciudad, donde habita población de menores recursos, cambia su carácter cuando recibe un flujo de personas de mayor nivel económico que mejoran sus viviendas e introducen nuevos negocios”.
Para la Primera Emisión de IMER Noticias con Adriana Esthela Flores, la CEPAL precisó que el desplazamiento que esto genera, no sólo de habitantes sino de formas de vivir, cambian por una serie de razones económicas.
Lo que sucede, en primer lugar, es que en las ciudades hay una disminución en la tasa de crecimiento de la población, así que se generan desajustes espaciales que implican la necesidad de cambios.
En segundo lugar, cada vez hay menos población viviendo en las zonas centrales de las ciudades y, en esos casos, hay hogares unipersonales. Es decir, casas donde sólo vive una sola persona.
En 2022, uno de cada siete hogares era unipersonal. Esta decisión de vivir solos y desplazarse requiere la consideración de las oportunidades laborales y la lejanía del lugar de trabajo.
Gentrificación pone en riesgo la pérdida de identidad
Si el flujo de personas es significativo puede llegar a cambiar la identidad de una ciudad entera y es negativo porque se pierden elementos de la identidad cultural, ya que, no pueden dirigirse siempre hacia una persona extranjera.
“Que no se pierda esa identidad que cohesiona a los individuos y a una sociedad local. A partir del modelo de ciudad que queremos, el estado puede implementar instrumentos de financiamiento, políticas públicas, crédito y actividades, dependiendo de la visión de hacia donde queremos ir”.
El problema de la asequibilidad de la vivienda que está incrementando en toda Latinoamérica, explicó, son resultados de un turismo excesivo que renta por periodos cortos. Esto hace que zonas atractivas pierdan la población originaria de la ciudad y las viviendas estén vacías porque constantemente rotan de ocupantes.
La solución, sugirió, involucra que el Estado defina el tipo de ciudad que quiere y, así, limitar los fenómenos que interrumpen esa visión:
“El flujo de población siempre se ha dado y va a seguir dándose. Lo importante es limitarlo y guiarlo para que pueda permanecer la identidad cultural y las prácticas sociales”.
Las consecuencias que la ocupación excesiva de espacios ocasiona son:
- Pérdida de identidad.
- Población imposibilitada de vivir en las zonas más atractivas de sus propias ciudades.
- Vivienda a altos costos.
- Individuos viviendo en zonas periféricas.
- Largos periodos de movilización diario.
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