Este periodo histórico que se extendió por 54 años fue una contienda contra los ideales del capitalismo, por el respeto a la diversidad de los pueblos indígenas y el valor de la tierra.
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Carolina López Hidalgo
Considerado como el levantamiento indígena más extenso, por subsistir 54 años, la Guerra de Castas que se desarrolló en la Península de Yucatán fue en algún momento comparado con el Movimiento Zapatista; una contienda contra los ideales del capitalismo, ya que su objetivo era el respeto por la diversidad de los pueblos indígenas, reconocer el valor de la tierra y dejar a un lado las inversiones extranjeras que eliminaban la riqueza cultural de la zona.
Una lucha que reconfigura las relaciones socioeconómicas en la Península de Yucatán y visibiliza al indígena maya dejando de ser el salvaje refugiado en las selvas, para reconocer al pueblo con identidad y derechos, apellidos como: Pech, Canul, May, Canché, Dzul y Poot son un orgullo en la comunidad como lo destaca el historiador y antropólogo Margarito Molina Rendón.
“Uno de los resultados más importantes de aquel movimiento es que hoy, el maya es un pueblo muy presente en la vida social económica, política y cultural de la Península de Yucatán. Para empezar, no existe otro grupo indígena en el país que mantenga sus apellidos como los mayas: políticos, comerciantes intelectuales, orgullosos de su origen, de su lengua que participan en la vida con una pertenencia a la comunidad”.
La rebelión que tuvo sus antecedentes tras una serie de injusticias y desigualdades, se acunó a lo largo de los siglos desde la época Virreinal hasta la Independencia de México. Fue la crisis de la sociedad maya en precariedad social, agraria, económica y hasta religiosa la que llevó a los indígenas a levantarse, como lo asegura la escritora e historiadora Carmen Saucedo
“Tiene que ver con los campesinos, con el tema étnico, pero también tiene que ver el desarrollo del país en su proceso de consolidación de Independencia, más la dinámica local de las élites gobernantes Yucatecas , una resistencia Maya que data de siglos antes de la conquista; el pueblo maya no se sometió fácilmente y el establecimiento de la población blanca se vio en la región noroeste Mientras que el resto de la Península dominó la población indígena que tiene estas vastas áreas selváticas, donde periódicamente se refugia ante catástrofes naturales, el agotamiento para la siembra de la milpa, el asedio de los europeos una larga historia de malas condiciones que estallan en el siglo XIX”.
El abandono de sus zonas habitacionales de siembra y vida, así como su interés por preservar la cosmovisión les hizo conservar muchas de sus tradiciones y costumbres. Este enfrentamiento no sólo fue entre los grupos raciales, mayas y mestizos, fue una lucha por defender los derechos agrarios como lo comenta el escritor, antropólogo e historiador mexicano, Carlos Bojórquez.
“La Guerra de castas fue una lucha agraria contra el despojo de tierras y contra otras cargas que tenían sobre si los mayas; como eran los pagos de tributos a la iglesia y el abuso, el tema central estaba en el despojo de las tierras posteriormente los Mayas buscaron la reivindicación cultural que vienen aparejadas con eso el culto a la cruz parlante, una creencia religiosa y la defensa de su lengua. Me parece que es una de las luchas campesinas más largas de la historia de América Latina, pero también es una de las más exitosas por qué los mayas lograron su objetivo con el rescate de a sus tierras y esa reivindicación hace exitosa la lucha”.
El conflicto inició las primeras horas del 30 de julio de 1847, cuando los hombres de Cecilio Chi atacaron a la población del centro de Yucatán, saqueando a las pocas familias del lugar. Como respuesta al fusilamiento del cacique de Chichimilá, Manuel Antonio Ay en el parque de Santa Ana de Valladolid.
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ETAPAS HISTÓRICAS
- Tierra e identidad: Los mayas buscaron rescatar sus tierras, pagar menos contribuciones y el cancelar las deudas a los sirvientes; pero la hambruna, la falta de maíz y las condiciones de la naturaleza los obligaron a retirarse a la selva.
- La polarización: Con diferentes líderes y numerosas matanzas en este periodo se dio la unió de la lucha de la identidad y los derechos de los pueblos. Sin embargo, se enfrentaron a la intervención de algunos países como Inglaterra, quienes los dotaron de armas y con Estados Unidos, con el que estuvieron a punto de perder su soberanía.
- La continuidad de la lucha: En este periodo el movimiento bélico estuvo a cargo de los Cruzo’ob, nombre con el que se designó a un grupo de mayas insurrectos que reunían en su lucha todos los ideales por la reconfiguración de una geografía y la pertenencia al Estado, como señala el catedrático Carlos Bojórquez.
“La lucha no sólo está asociada a un término agrario, se agrupan a factores étnicos y de identidad que dan cuenta de la complejidad de la guerra que gracias al apoyo de los Cruz’ob se mantuvo el bastión de este movimiento. Los cultos a la cruz le dieron vida a un movimiento de resistencia cultural y ellos se asocian el tema de la guerra de castas, aunque hubo otros guerreros y simultáneamente hubo guerra de guerrillas En diversas zonas de la Península de Yucatán”.
El saldo del movimiento bélico en los 54 años de duración fue de 250 mil vidas humanas. El conflicto terminó oficialmente en 1901 con la ocupación en la capital maya de Chan Santa Cruz, actualmente municipio Felipe Carrillo Puerto, por parte de las tropas del ejército federal mexicano.
Hoy se recupera la historia local, la que da orgullo a los mayas, esa misma que se narra en las reuniones familiares porque exalta la participación de un pueblo por obtener su espacio en la vida social
Hay mucho por hacer, la misión de los historiadores es reconocer las diversas luchas de México, la de los gobiernos mostrar a los otros héroes en los libros de texto y la de los ciudadanos en continuar con los cambios que hacen falta, así concluyen los investigadores.