Un estudio reveló que al poner en práctica tres componentes sustentables en la agricultura se incrementa el rendimiento en la producción.
Simon Fonteyne, en entrevista con Elia Baltazar.
IMER Noticias
Un estudio realizado en México aportó evidencias sobre cómo la agricultura de conservación es una importante herramienta para la salud de los suelos y para el aumento en el rendimiento de la producción de maíz.
El doctor Simon Fonteyne, coordinador de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), dijo en entrevista que al ser México un país tan diverso su agricultura es más compleja al enfrentar condiciones variables.
Reconoció que hacer una investigación de este tipo permitirá adaptar la agronomía a las condiciones de los productores según la región donde habiten. Por ejemplo, la producción agrícola no es la misma en Yucatán, donde existen pequeñas milpas, a zonas del bajío o del norte del país, donde la producción es mayor y se realiza mediante riegos sofisticados.
“Los sitios que fueron incluidos en el estudio son representativos para el centro, sur y sureste de México; son 20 sitios de diferentes sistemas de producción. Entonces, la importancia de mejorar la producción de maíz, por un lado, es para mejorar la autosuficiencia en las zonas donde los productores producen sus propios alimentos, pero también podría ayudar a lograr la autosuficiencia del país en la producción del maíz”.
Actualmente, México es el principal importador de maíz, pero este estudio demuestra que se puede mejorar significativamente la producción agrícola mediante prácticas que no solamente aumenten los rendimientos, sino que también bajen los costos de producción y mejoren la salud del suelo y de los ecosistemas.
Simon Fonteyne explicó que la agricultura de conservación es un sistema de agricultura que busca conservar el suelo y así mejorar los rendimientos y también al mismo tiempo bajar los costos de producción y aumentar la sustentabilidad, lo que es posible con la adopción de tres componentes: el primero es la mínima labranza, es decir, evitar el barbecho porque aunque facilita la agricultura en el corto plazo, a largo plazo va a destruir el suelo y va a generar erosión; otro componente para mejorar el suelo es cubrirlo y alimentarlo con materia orgánica, lo que se puede hacer conservando los residuos de la cosecha anterior, y el tercer componente es diversificar los sistemas de producción, evitando un solo cultivo siempre porque se corre el riesgo de plagas o maleza.
“El impacto va a depender de cada zona, pero en general los costos de producción ya van a bajar en el primer año porque al hacer labranza hay que mover una gran cantidad de suelo, entonces es un gran gasto de combustible y de tiempo; también habrá un gasto en el manejo de malezas que puede bajar en el sistema de riegos; los costos van a bajar y el rendimiento aumentará, pero especialmente vamos a ver aumentos que también se van mejorando con el tiempo porque si cuidamos el suelo, año tras año, va a mejorar, va a mejorar la materia orgánica, va a mejorar la capacidad de retener agua, entonces en años secos vamos a ver una gran diferencia entre agricultura de conservación y la práctica convencional”.