El perdón solicitado por el presidente de México a España es válido, porque la descolonización no es un acto estático, aseguró el historiador Enrique Semo al presentar el libro “500 años de la Batalla por México-Tenochtitlan”.
Amelia Rojas
La caída de Tenochtitlan esta rodeada de mitos, aseguró el historiador Enrique Semo al presentar el libro “500 años de la Batalla por México-Tenochtitlan”.
Uno de ellos es que 700 españoles pudieron sitiar una ciudad de 300 mil habitantes, ya que lograron ganar con las fuerzas aliadas de pueblos como los tlaxcaltecas, que fueron calculados en más de 100 mil.
El investigador emérito de la UNAM explicó que este volumen, aborda la conquista y la catástrofe de los pueblos, al conmemorarse cinco siglos de la caída del imperio mexica.
Hizo un recorrido histórico de lo sucedido y aseguró que pedir un perdón por las acciones ejecutadas hace 500 años es válido, porque el colonialismo se mantiene vivo de alguna u otra forma.
“La petición fue completamente justificada.¿Por qué? porque el colonialismo, en nuevas formas sigue vivo y los pueblos rechazan tanto el pasado como el presente del colonialismo.
La descolonización, no es acto estático, es mas bien un proceso siempre abierto en conclusión que requiere de un esfuerzo seguido histórico de largo aliento”.
En la presentación del volumen, el historiador Luis Anaya Merchant destacó el enfoque que propone Enrique Semo, de heroismo por parte de los pueblos indigenas y no de derrota como estamos acostumbrados.
“Aquí, en su perspectiva, no hay ningún derrotismo anticipado. Lo que este libro destaca es que los tenochcas estuvieron dispuestos a inmolarse en una gran guerra antes de entregar su ciudad.
Lo que destaca el enfoque de Enrique es el heroísmo de guerreros, familias, mujeres, sacerdotes y de un pueblo ciertamente imperial, ciertamente conquistador, que amaba su ciudad en el lago y que no escatimó sudor ni sangre para defenderla”.
El libro “500 años de la Batalla por México-Tenochtitlan” se puede leer gratuitamente en la página oficial del historiador Enrique Semo