Con la victoria de Claudia Sheinbaum en la elección presidencial, los tres Poderes de la Unión estarán presididos únicamente por mujeres por primera vez.
Escucha este especial con producción de Jorge Jaramillo.
Georgina Hernández
Por primera vez en la historia de México, los tres Poderes de la Unión estarán presididos por mujeres.
El pasado 2 de junio, Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera presidenta electa del país. Ella se sumará a Norma Piña, quien desde el 2 de enero de 2023 está al frente del Poder Judicial de la Federación.
En la Cámara de Diputados, Marcela Guerra aún estará a cargo de la Mesa Directiva al inicio del tercer y último año de actividades de la LXV Legislatura, que culmina el 30 de agosto. Mientras que el Senado está presidido por Ana Lilia Rivera.
El papel de la mujer en la política pública
La doctora Artemisa Montes Sylván, especialista de posgrado de la Facultad de Derechos de la Universidad La Salle, y la doctora Nathaly Rodríguez Sánchez, académica investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, coinciden en que este logro es producto de un trabajo de lucha de décadas.
Para la investigadora Rodríguez Sánchez, que los Poderes de la Unión estén presididos por mujeres no solamente es una excelente noticia para México, sino también para Latinoamérica. Esto porque habla de una institucionalización de la presencia de las mujeres en el poder público, su posicionamiento como lideresas y tomadoras últimas de decisiones, independientemente de su postura política.
“Creo que nos habla de un momento en el que las mujeres se han abierto un espacio en la agenda pública política, y digo se han abierto porque no ha sido una concesión de derechos sencilla. Estamos hablando del resultado de aproximadamente un siglo de trabajo para habilitar las posibilidades de la educación especializada que, además del trabajo remunerado y reconocido, y también de algo así como unos 30 años si nos queremos encuadrar desde la década de 1990, que es una lucha contracultural a través de la cual podemos ubicar a las mujeres en los espacios de toma de decisión. No solamente como aquellas que se encuentran detrás del poder, como sucedió en muchos países durante muchos gobiernos, sino que en este caso asumimos a las mujeres en la toma de decisiones en las más altas instancias”.
🔴🗳️ Por unanimidad de votos, el TEPJF declaró a Claudia Sheinbaum Pardo como la primera presidenta electa de México, para el periodo 2024-2030.
— IMER Noticias (@IMER_Noticias) August 14, 2024
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Doble escrutinio para las mujeres en puestos de poder
Desde 2014, la Constitución incorporó el principio de paridad, con el cual se pasó de las cuotas de género a un mandato para que los partidos postulen en paridad a los cargos de elección popular tanto en la legislatura federal como en las entidades federativas. En 2019, con la Reforma Electoral se estableció la obligación del principio de paridad en todos los cargos de elección popular sin excepción.
Aunque la construcción de este marco legal empezó en la década de los años 90, la doctora Montes Sylván destaca que en las últimas dos décadas hubo un posicionamiento de las mujeres en espacios de poder de manera más deliberada.
No obstante, apunta que todavía queda mucho por hacer en cuestiones normativas e institucionales para que los cargos no sean ocupados solamente por familiares de políticos. También se requiere trabajar en la cultura política, ya que, considera, al tener a más mujeres en altos cargos públicos, se pondrá en evidencia el doble escrutinio al que siempre están sometidas.
“Nos vamos a encontrar con cosas que conocemos cuando las mujeres llegan al poder, porque se les exige más de lo que se le exigiría a un varón en el mismo puesto. Hay mucho más escrutinio desde su proceso de toma de decisiones, no sólo de la decisión, sino el proceso. Se cuestionan más las decisiones cuando vienen de parte de las mujeres. Hay todavía en la práctica y lo hemos visto por ejemplo con la ministra Piña, hay como un sentido de que se les puede juzgar, de que se les puede revisar mucho más de lo que se haría con un varón en las mismas circunstancias o incluso en las mismas circunstancias los juicios son más severos para las mujeres”.
Las mujeres no solamente tienen que demostrar capacidades técnicas y experiencia, coincide la investigadora de la Universidad Iberoamericana Puebla, también deben ser las mejores en lo que hacen porque sus capacidades son puestas en duda y son señaladas por fallas que en hombres pasarían desapercibidas. Cualquier caída en falso o resbalón discursivo puede ser tratado como señal de debilidad.
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Pese a esto, considera que las mujeres pueden modificar la cultura política sobre asuntos como la autonomía reproductiva, sistemas de cuidados, doble jornada laboral o las diferentes formas de violencia, por ejemplo.
También pueden modificar la visión de que el género limita las capacidades de las personas que se dedican a la administración pública y toman decisiones.
“En esta coyuntura están ejerciendo una transformación a nivel de las representaciones culturales. Imaginémonos mujeres más jóvenes de nuestro país y de América Latina, aquellas que estén bajo los 30 años o apenas llegando a los 20 años, van a ver como una posibilidad real la capacidad de ejercer la cúspide de cualquiera de los poderes públicos, cosa que nosotras no pudimos cuando éramos niñas, adolescentes, mujeres jóvenes.
La representación importa e importa mucho porque es un lugar de proyección; así que no solamente estarían modificando la cultura política, aquello que entendemos como característica del funcionario público, sino también las aspiraciones de las generaciones más jóvenes de mujeres”.
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En este sentido, Montes Sylván recordó que las mujeres con altos cargos en el Estado no llegaron ahí desde una agenda feminista, sino porque supieron hacer la política con las reglas existentes. Dentro de partidos e instituciones que históricamente han estado controladas por hombres.
Pero el trabajo de estas mujeres no sólo permitirá abrir espacios, sino que en la vida cotidiana esto se traducirá en beneficios para este sector de la población. Para ello, algo primordial será que la construcción de la política pública desde una perspectiva femenina sea distinta no sólo en forma, sino también en fondo.
Por otra parte, indica que los prejuicios contra las mujeres en el ejercicio del poder no sólo se irán diluyendo entre más mujeres haya, sino que también es importante no replicar señalamientos misóginos y, por el contrario, alzar la voz cuando estos se den.
“Si aceptamos nosotras como mujeres y como sociedad que eso se puede hacer con otra mujer en el ejercicio del poder, estamos validando que después se puede hacer contra nosotras. Es decir, cuando una mujer no levanta la voz y decir ‘eso no es correcto, eso no se debe hacer, eso es contrario a la vida política, a la cultura política que queremos construir’. Bueno, si no estoy de acuerdo con ella, no estoy de acuerdo con su posición, pero de manera respetuosa, porque sino la puerta siempre queda abierta para que la siguiente mujer también sea víctima de lo mismo”.
Finalmente, la doctora Rodríguez Sánchez advierte que en México se está en un momento en el que se deben cuidar las victorias de décadas de lucha; así como avanzar y profundizar en ellas. Manifiesta que esto no es solamente un asunto de las mujeres, sino también de los hombres porque también implica otras formas de vida para ellos.
“Es el fruto de décadas de discusión acerca de la integración paritaria de las mujeres y de las personas de la diversidad sexogenérica en las tomas de las decisiones colectivas porque lo colectivo nos compete a todos y todas, pero esa victoria también puede encontrarse en riesgo. Las alertas que se prenden por el nivel de penetración de la ultraderecha en lo que hoy vemos en el panorama europeo y lo que vemos en otros países de América Latina, nos tiene que dar un campanazo de alerta porque usualmente la ultraderecha trae bajo el hombro la visión de la defensa de la tradición y en esa tradición el mundo es androcéntrico, es patriarcal, se le entrega a los varones el lugar de preeminencia en la toma de decisiones no solamente privadas, sino también públicas”.
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