La reforma energética de 2014 le quitó preponderancia a la CFE para dársela a los privados, algo que ahora se busca corregir.
Mario Morales Vielmas, de la CFE, en entrevista para la Tercera Emisión.
IMER Noticias
La reforma eléctrica no frena la transición energética, sino que busca ordenarla y poner en equilibrio la competencia en el mercado eléctrico mayorista.
Mario Morales Vielmas, director general de Intermediación de Contratos Legados de la Comisión Federal de Electricidad, explica que tras la reforma energética de 2014 se intentó transitar hacia el uso de energías limpias y renovables, pero se hizo de manera acelerada y sólo los privados fueron privilegiados.
¿Fue una reforma a modo? En cierta medida sí, porque las empresas privadas independientes y de autoabasto que ya operaban en el país recibieron la protección legal dentro del mercado eléctrico, se convirtieron en los jugadores principales y se les autorizó despachar primero la energía al sistema eléctrico nacional, lo que hasta ahora les ha dejado importantes ganancias.
Pero vamos por partes.
¿Cómo se llegó a este dominio privado?
Hasta antes de 2014, era la Comisión Federal de Electricidad la que suministraba la energía eléctrica a todo el país y todas sus centrales de generación tenían prioridad en el despacho nacional. En el gobierno de Enrique Peña Nieto se realizó la reforma energética que implicó cambios a varias leyes, una de ellas fue la Ley de la Industria Eléctrica.
Y aquí empieza a cambiar todo. La ley abría la competencia entre privados y la CFE para que ofertaran los mejores precios a los usuarios finales. No se trataba de un modelo nuevo, pues ya se había estado implementando en otros países, europeos, principalmente.
Sin embargo, para la CFE esto representó un gran inconveniente. A los privados, que producían electricidad aprovechando fuentes naturales y no contaminantes como el sol y el viento, les dieron prioridad. ¿Cómo se definía esta prioridad? La reforma incluyó una metodología que se basaba en el costo de producción de la electricidad.
Para establecer el costo de producción de cualquier servicio o producto se deben tomar en cuenta siempre dos aspectos: el costo fijo y el costo variable. Por costo fijo entendemos inversión, financiamiento, equipo, pago de nómina, etcétera; en tanto, por costo variable entendemos a la materia prima, cuyo valor varía y que en el caso de la electricidad pueden ser los combustibles que se utilizan para producirla (gas, petróleo, carbón, etcétera).
Lo que la reforma de 2014 hizo fue establecer que la prioridad se daría únicamente tomando en cuenta los costos variables y se dejaron de lado los costos fijos, lo que desequilibró la competencia, pues los privados producían su electricidad con el sol y el viento, cuyo costo es cero.
“Estos eran los jugadores más importantes del mercado eléctrico mayorista, de tal manera que la competencia no se empieza a dar”.
Entonces, los privados tuvieron un margen a favor mucho mayor que la CFE, que produce gran parte de su energía con combustibles que sí tienen un costo alto, y así se le fue quitando la preponderancia que tenía.
La competencia se desequilibró
Esto provocó que los privados incrementaran sus ganancias a costa de la CFE, pues siempre han utilizado la infraestructura eléctrica nacional. Y teniendo más ganancias y la preponderancia en el despacho eléctrico, la competencia se desequilibró.
Han sido muchos los privilegios para las empresas privadas, que además sólo pueden funcionar en las horas de sol o viento y no pueden accionar durante alguna emergencia, como la gran falla eléctrica que hubo en Estados Unidos y México el invierno pasado.
Mario Morales Vielmas ve esto como el efecto de acelerar la transición energética en México cuando aún no estaban dadas las condiciones para ello.
“Se ha hecho una adopción demasiado acelerada de las energías renovables intermitentes, de tal manera que en este invierno se presentan condiciones extremas y eso ha originado una crisis energética mundial”.
Ante esta emergencia, países como China, Alemania, España, Inglaterra han vuelto a adoptar las energías a partir del carbón porque las renovables resultan insuficientes.
“Todo mundo coincide en que las energías intermitentes fue una adopción excesivamente acelerada impulsada por muchos intereses económicos y eso ha generado una crisis”.
Por eso, lo que busca la reforma eléctrica del presidente López Obrador es poner orden, que haya reglas parejas para todos los competidores y que la CFE recupere su preponderancia.
“Primero se establece que el 54% de la electricidad lo va a producir la CFE y el 46% los privados. En el 54% va a ser a través de contratos internos a largo plazo, y lo mismo va a ser con los privados, se van a generar contratos a largo plazo. En estos contratos se tendrán que identificar los costos totales (costos fijos más costos variables) y que se refleja en beneficio del usuario final”.
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