En más de 80 años Cristina Rivera García se convirtió en la primera mujer escritora en integrarse como miembro oficial de El Colegio Nacional.
Julián Vásquez
La escritora Cristina Rivera Garza se convirtió en la primera mujer escritora en ingresar a El Colegio Nacional en sus ocho décadas de actividades académicas.
El evento se realizó en el Aula Mayor de la institución. Donde se dieron cita amigos y seguidores de la escritora, así como Adolfo Martínez Palomo, presidente del Colegio. Quien le dio la bienvenida a la también poeta reconociendo el trabajo interdisciplinario de la autora de “La cresta de lión”:
Ella está haciendo porosos los muros disciplinarios de este colegio por los que llega también además del área de las artes. Llega también al de las ciencias sociales, y por si fuera poco la recibiremos con mucho entusiasmo en el grupo de las ciencias de la salud.
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De acuerdo con El Colegio, Rivera Garza fue seleccionada como nuevo miembro por ser una autora con grandes méritos. Por “la originalidad de su voz, el aliento poético de su escritura y la sugerente mezcla de lo literario con las ciencias sociales”.
En su discurso de ingreso, la autora se refirió a sus abuelos que pertenecieron a una comunidad indígena que se vio forzada a migrar. Y al feminicidio de su hermana en 1990, dos temas que marcan su literatura:
Empecé estas notas que ahora comparto con la historia de mis abuelos migrantes. Y la concluí, más bien debería decir, pausé un poco, con la del feminicidio de mi hermana. Porque son experiencias profundamente personales que he cuestionado de múltiples formas. Mi tarea como escritora, y porque son también, por desgracia, experiencias que comparto con muchos otros en un mundo asignado por una guerra sin cuartel contra las mujeres y contra los migrantes por igual.
También habló de la deuda que personalmente tiene muchas mujeres escritoras que no formaron parte del Colegio y que le hubiera gustavo entablar un diálogo, como Elena Garro o Elena Poniatowska. Y reconoció a José Revueltas y Gloria Anzaldúa como sus referentes:
Así como Revueltas concatenó de manera orgánica la vida emocional de sus personajes con el sustrato material de su pertenencia, en el luto humano Gloria Anzaldúa entrelaza aquí la dimensión íntima de la violencia territorial, con las férreas jerarquías de género. Que simultáneamente generan y ocultan, normalizando la violencia contra el cuerpo. Especialmente el cuerpo de las mujeres.
La autora enfatizó que escribir sobre y contra la violencia nunca es fácil. Especialmente cuando las narrativas patriarcales, y aunque los trabajos que ha examinado parecen venir del pasado, en el presente son más relevantes que nunca:
No creo en una literatura autónoma en su propia torre de marfil, y sí junto Jose con Josefina Luzmar entre tantos otros en escrituras capaces de producir presente y aún más de producir con el presente.
¡Qué gran noticia! @criveragarza se convertirá en la primera mujer escritora que se integra al @ColegioNal_mx Un paso importante en la consolidación de un México que valora y respeta también a las mujeres. #Igualdaddegénero https://t.co/rvtpMKDeba
— Olga Sánchez Cordero (@M_OlgaSCordero) July 18, 2023
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