La investigadora de Biología Molecular de la UNAM, Alejandra Covarrubias, asegura que la industria prefiere otro tipo de alimentos sobre las especies que retienen el agua en la tierra.
Elsy Cerero
La actividad agrícola intensiva en México que favorece la industria sobre los suelos y se ha extendido a territorios no aptos para cultivo debido al uso indiscriminado del agua.
Así lo considera la investigadora de Biología Molecular del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alejandra Covarrubias.
Durante una videoconferencia del Conacyt, la especialista recordó el trabajo de investigadores de la UNAM que han estudiado una serie de proteínas con gran capacidad para asociarse con el agua, llamadas hidrofilinas y que podrían utilizarse para la adaptación natural de las plantas de frijol para puedan sobrevivir a las sequías.
De acuerdo con la investigadora, este cultivo es especialmente nutritivo para mexicanos y latinoamericanos, pero se deja de lado por razones industriales.
“No ha levantado por una razón por la que no se ha apoyado es porque lo consumen los pobres y segundo porque no tiene el uso industrial que tiene el maíz”.
Alejandra Covarrubias explicó el uso intensivo de la agricultura repercute en sequías y en la erosión de suelos. Además, el uso excesivo de agua causa desabasto en distintas zonas del país como ejemplo puso que para la producción de hamburguesas se requieren de más de 9 mil litros de agua.
“El 70 por ciento del agua se usa para agricultura intensiva. Aproximadamente se usan 600 litros de agua por un kilogramo de maíz, de dos a cuatro litros de agua cada 24 horas durante el crecimiento y maduración del maíz”.
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