Como un humanista por su conocimiento, un editor de sus lecturas y un voraz lector el escritor, filósofo e historiador Adolfo Castañón celebra 70 años de vida.
Carolina López Hidalgo
Lloro por el polvo perdido y por las fiestas incendiadas
por chorros de Bengala mientras que en la esquina se desangraba el aguamiel,
todos lloran por los desaparecidos
pocos se acuerdan de los que no desaparecieron
y siguen ahí, dando y tomando clases bajo la lluvia cruda
y el calcinado sol entre la basura
y la desesperación, me hace falta el antes.
Como un hombre sabio y ordenado que transite entre la poesía, el ensayo, el cuento, la crítica la edición y la pasión por los libros, ha sido definido el filósofo Adolfo Castañón, quien este lunes cumple 70 años de ser un bibliófilo y lector voraz. Cincuenta años como escritor que comenzó por la influencia de su padre.
“Ni siquiera leer, a tener trato con los libros incluso antes de leer porque mi padre era historiador, redactor de un Boletín Bibliográfico de la Secretaría de Hacienda, que rescataba como si fueran novedades editoriales, los fondos de la biblioteca Miguel Lerdo De Tejada.
Eso le permitía tener contacto con pasado remoto, el pasado menos remoto y el momento actual. Entonces yo me quería digamos en este espacio y pues muy pronto empecé a tratar con los libros o a dejar que los libros me rodearan”. Adolfo Castañón
Vocación como humanista
En medio de tanto libro y pensamiento decidió estudiar en la Facultad de Filosofía y detrás de la UNAM, ahí se encontró con las ideas de grandes pensadores que le marcaron la vida.
Para Felipe Garrido, Castañón es uno de los estudiosos más importantes de la obra de Alfonso Reyes, que ha plasmado en textos como Alfonso Reyes en una nuez, índice consolidado de nombres propios de personas personajes y títulos en sus obras completas, Alfonso Reyes, caballero de voz errante.
“Estaba clara la vocación de Adolfo hacia las humanidades, es un humanista. Conjuga en su persona, es poeta, es cuentista, es crítico literario, es historiador de la literatura. Hombre que con toda la información que posee es capaz de tener iluminaciones, respecto a lo que lee. El puede interpretar de manera sobresaliente sus lecturas y luego su propia estructura es notable”.
Crítico literario y bibliotecario
Como crítico literario ha participado en las revistas y periódicos más importantes de México como Vuelta, Letras Libres y Gadivia, La cultura en México, Nexos, Plural y Siempre. Compartiendo su pluma con Octavio Paz, Carlos Monsivais, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska.
Para su amigo y compañero, Javier Garciadiego, Adolfo Castañón camina con parsimonia, siempre cargando sus libros en sus portafolios o en sus manos. En sus andares se le mira pensativo y admirando su entorno que se aprecia en libros como “Fuera del aire”, “El pabellón de la límpida soledad”, “Macrocefalia”, “A veces prosa”, “Recuerdos de Coyoacán”, “Los siete pecados capitales” y el poema “Sombra pido a una fuente”.
“Es inagotable el Adolfo acumulador. Yo te diría que eso lo heredó de su padre. Su padre fue un gran bibliotecario, su biblioteca es impresionante y un gran editor, que Adolfo es el bibliotecario y archivista de la Academia Mexicana de la Lengua, entonces siempre anda hurgando y encontrando ediciones es un hombre de letras”. Javier Garciadiego
Un editor incansable
Por casi tres décadas trabajó para el Fondo de Cultura Económica editando y estudiando la obra de Reyes, Paz, Arreola, entre otros muchos autores.
Para el editor André Urzúa, Castañón es un erudito en la edición, es un corrector de textos que se puede apreciar en sus libros, en los que deja los puntos suspensivos abiertos.
“Editar a un editor es empezar a jugar y es entender al editor como escritor, con todas la ampliación de la obra, que eso implica, ya que su obra siempre se expande. Siempre hay un punto suspensivo porque siempre puede haber un reordenamiento, en un principio sí es sumamente complejo sin embargo, uno entendiendo, cuál es la poética de lo que quiere apuntar, uno trabaja con ellos y a uno le encanta hacerlo”. André Urzúa
Acucioso traductor
Como traductor podemos encontrar los libros “Después de Babel” de George Steiner y “Ensayos sobre el origen de las lenguas” de Russeau, obras que aprecia, de ahí su gusto por editar lo que le gusta leer.
“El publica lo que lee, el publica lo que quiere leer, lo que él va recopilando, todo está hecho para el lector, todo está hecho para facilitar la obra del lector, para entretener al lector y en el mismo momento dar un mensaje, es una conversación con el lector” André Urzúa
Antologador y divulgador de la literatura
Todas estas cualidades le llevaron a ingresar a la Academia en el 2003 con su discurso titulado “Trazos para una bibliografía comentada de Alfonso Reyes, con especial atención a su postergada antología mexicana: “En busca del alma nacional”.
Continuando con su labor de antologador, en breve la Academia presentará un compendio de la obra de Octavio Paz.
Su trabajo como divulgador y promotor literario hoy se puede escuchar en el programa “Letras y voces” que transmite en el IMER, además de la serie “Maestros detrás de las ideas de la UNAM.
Un orgullo para las letras mexicanas
A lo largo de su prolífica carrera ha obtenido diversos reconocimientos entre ellos están el Nacional de Literatura de Mazatlán, el Xavier Villaurrutia, el Internacional de Ensayo de Argentina y el Premio Manuel González Ramírez del INEHRM, por el rescate de fuentes y documentos, trabajo que contribuye al estudio y al reconocimiento de nuestra historia, como destaca el historiador Javier Garciadiego.
“Qué bueno que México lo ha reconocido con el Premio Nacional, con el premio Alfonso Reyes, porque si no sería una mezquindad. Es un orgullo nacional lo que Adolfo le ha dado al país, y simplemente sus años ahí de director de editorial del Fondo de Cultura Económica, sus libros sobre Reyes, su trabajo en la biblioteca Academia en la biblioteca es admirable”. Javier Garciadiego.
Adolfo Castañón es un amante de la gastronomía y del buen vino imparable, siempre creando nuevos proyectos, con una bonhomía que permite acercarse a su conocimiento, a su platica amena y a su fino e inteligente humor.