Priorizar la salud mental es esencial para el Comité Olímpico Internacional.
Simone Biles, Michael Phels, Naomi Osaka son deportistas que han sufrido la presión social.
Irma Cuevas
La salud mental acapara reflectores en los Juegos Olímpicos de Tokio. La presión no sólo por un buen resultado, sino por la pandemia, las redes sociales y el no defraudar a compañeros, directivos y los mismos aficionados presenta al atleta como un ser humano con emociones y sentimientos y no como una máquina de competencia.
La gimnasta Simone Biles, considerada la mejor del mundo y sobre la que cayeron los reflectores tras los retiros de figuras como Usain Bolt y Michael Phelps, priorizó su salud mental al retirarse de dos finales en all around.
“Creo que hay que priorizar la salud mental, porque en caso contrario no vas a disfrutar del deporte y no vas a tener éxito. No pasa nada por dejar pasar una competición para centrarte en ti mismo, eso demuestra lo competitivo que eres, en lugar de seguir luchando contra ello. Ha sido una semana difícil, todo el proceso olímpico ha sido complicado, ha sido un año difícil, muchos factores distritos, creo que estamos demasiado estresados, deberíamos salir a pasarlo bien pero eso no siempre es así”.
El Comité Olímpico Internacional realizó una encuesta con cuatro mil atletas en 2020 para cambiar el resultado deportivo por el apoyo psicológico. En Tokio, los deportistas cuentan con un grupo de profesionales , además de una línea de ayuda en 70 idiomas que opera las 24 horas , misma que permanecerá abierta después de los Juegos, explicó Mark Adams, vocero del COI.
“Obviamente la salud mental de los atletas y la salud mental en general ha sido un gran problema durante bastantes años, y realmente está pasando a primer plano. El COI ha estado trabajando en ello durante algún tiempo. Esto se volvió urgente, obviamente con la pandemia de COVID, así que hemos estado trabajando bastante en eso. Tenemos un grupo de psicólogos e incluso una línea telefónica en 70 idiomas; para nosotros es un tema importante”.
El tema de salud mental no es nuevo entre los atletas. Desde Río 2016, el multimedallista olímpico Michael Phelps, quien ha reconocido que sufre de depresión, platicó con varios atletas. En entrevista para CNN, Phelps reconoció lo importante que es pedir ayuda.
“Creo que algo que aprendí en mi carrera, es cuan peligroso puede ser apagar esas emociones, no lidiar con esos temas importantes. Hay que saber que no están solos y creo que hablar de lo que le pasa a uno. Literalmente me ha cambiado la vida, es pedir ayuda y puedo decir la terapia me cambió la vida”.
En mayo pasado, la tenista japonesa Naomi Osaka se retiró del torneo Roland Garros también por salud mental. Fue multada con 15 mil dólares, a través de su cuenta de Twitter anunció su salida de la competencia.
“Voy a tomarme un tiempo fuera de la cancha ahora. Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida y cualquiera que me haya visto en los torneos se dará cuenta de que a menudo uso auriculares, ya que eso me ayuda a calmar mi ansiedad social”.
En varias ocasiones los atletas son vistos como superhéroes, y esa presión social es la que convierte a sus carreras en una pesadilla, como explica Margarita Cerviño, psicóloga del deporte del Comité Olímpico Mexicano.
“El deportista que es figura pública se le ve como un sobrehumano, un superhumano. Al principio puede no ser tan notorio, también tiene muchas gratificaciones, la popularidad, la fama, el que la gente te mire es automotivante, pero se puede convertir en una pesadilla, porque ahora lo tienes que hacer no por gusto, sino por obligación que te ha dado en sí el entorno”.
Existen muchos más casos de deportistas que han hecho un alto en su carrera por el tema de la salud mental, pero también se han buscado herramientas para apoyar al atleta no sólo en competencia, sino también fuera de ella, siendo lo más importante no estigmatizar ni criticar a quien pide ayuda para su bienestar.
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