Jessica Leal
Con discrepancias en torno de la presencia de Cuba y Venezuela, arrancó esta mañana la sexta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Palacio Nacional, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard.
En su participación, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, reiteró que su gobierno no reconoce al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro…
“Mi presencia en esta cumbre en ningún sentido ni circunstancia representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro”, dijo. Agregó: “No hay ningún cambio de postura de mi gobierno y creo que es de caballeros decirlo de frente”.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle, reprobó la presencia del presidente Maduro y cuestionó al régimen cubano.
“La democracia es el mejor sistema que tienen los individuos para ser libres. El estado más puro de una persona es la libertad y por eso participar de este foro no significa ser complaciente (…) cuando uno ve que en determinados países no hay democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa usa el aparato represor para acallar protestas, cuando se encarcelan opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”, expresó Lacalle.
También hubo cuestionamientos y defensas al papel que ha desempeñado la Organización de Estados Americanos, OEA, entre ellos, del presidente de Bolivia, Luis Arce, que criticó al organismo multilateral latinoamericano.
“La Celac fue creada en 2010 como un foro de integración regional, escenario en que la OEA perdió legitimidad por varios factores, entre éstos las reacciones de injerencia en las democracias latinoamericanas (…) es claro que la situación no ha cambiado. La OEA en vez de actuar bajo los mandatos de la carta democrática actúa en contra de los principios de la democracia. Su creciente injerencia en los asuntos de los Estados no contribuye a la solución pacífica de controversias, sino más bien las genera; es un organismo obsoleto e ineficaz que no responde a las necesidades de nuestros Estados ni a los principios del multilateralismo”.