“Un retrato del tiempo” en el Museo Kaluz muestra 50 obras del paisajista contemporáneo Jorge Obregón. La exhibición combina arte, música y aromas para destacar la importancia del paisaje.
Julian Vásquez
El Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca son más que grandes e imponentes paisajes. Por siglos fueron sitios donde los pueblos del Valle de México revisaban el cielo y las estrellas para tener buenas cosechas.
Entre el 2020 al 2023, el artista mexicano Jorge Obregón retrató estos escenarios para recordarnos que son más importantes para nuestras vidas de lo que creemos.
En “Un retrato del tiempo”, el pintor expone 50 cuadros entre frescos, acuarelas y óleos con las vistas actuales de estas zonas volcánicas que alguna vez sirvieron como puntos para medir el tiempo.
A partir de la posición del sol al amanecer en el horizonte, desde adoratorios prehispánicos tallados con petrograbados; con investigación que yo hice con arqueólogos, con cronistas, con graniceros y con los mismos campesinos, fui ubicando cada uno de estos sitios y las fechas importantes en la cual salía el sol.
Yo hago un recorrido “espacio-tiempo” que es de el 12 de febrero que es el inicio del calendario agrícola mexica y posteriormente vamos a a terminar con lo que son los solsticio de invierno que es cuando termina el año cuando el sol muere y el sol renace el día 25 de diciembre.
Paisajismo interactivo
La exhibición va más allá de solo mostrar pinturas. El filósofo Victor Mantilla, curador de la muestra, explica que las cinco salas están musicalizadas por el artista Jorge Solís Arenazas y cuentan con módulos de olor para sentirnos dentro del paisaje.
Cada cierto tiempo encontrarán también unos módulos para hallar aromas. Esto fue con la participación del Museo del Perfume. Con el Herbario Nacional encontramos las plantas que sirven para marcar desde el suelo desde la Tierra cómo va transformándose en el entorno. Esta serie de marcadores dan cuenta del paso del tiempo en el campo o medirlo.
Jorge Obregón continúa con la tradición de paisajistas como el Dr. Atl o Luis Nishizawa, de quien fue alumno. Contra la idea de pintar un paisaje desde un taller, para él no hay nada como pintar desde el lugar de los hechos.
Si lo pinta uno de fotografía, uno está pintando un momento congelado y de ahí no se puede uno mover. Cuando uno va al campo y lo vive de 4 horas, ahí uno no nada más está pintando con la vista, sino con todos los sentidos.
Uno siente la temperatura, uno huele el paisaje, el olfato es bien importante y aparte uno de los que está viendo la luz estos cambios atmosféricos todo eso en conjunto, enriquece mucho el espíritu como ser humano para poder plasmar y tener un resultado mucho más fehaciente en cuanto a a lo que yo quiero plasmar.
Arte, ciencia y tradición
Cada paisaje fue pintado desde el lugar donde se ubicaban estelas prehispánicas, que señalaban el amanecer desde un punto simbólico para las comunidades.
Ismael Montero, arqueólogo y colaborador de la exposición, menciona que las salas están separadas de acuerdo a calendarios como el “xiuhpohualli”, que tiene 360 días y es más preciso para las cosechas.
“Un retrato del tiempo” busca reivindicar los saberes agrícolas que poco a poco olvidamos.
Esto nos lleva a reflexionar cómo la sociedad desde el México antiguo, ha vivido con la naturaleza en un diálogo donde entran los astros, donde entran las plantas y eso es lo magnífico de esta exposición. El rescate de nuestra memoria histórica a partir del arte.
El agricultor, sabiendo el día que vive interpreta las variaciones climáticas y entonces el acceso a la estrategia agrícola, porque 10 días de error en la estrategia agrícola puede significar una merma de más del 30% en la producción agrícola.
La exposición se presenta en la sala de exposiciones temporales del Museo Kaluz hasta el 6 de enero del 2025.
Adicional a la exposición, el 22 de junio se llevará a cabo una visita a la piedra del conejo, en Amecameca, Estado de México, donde se podrá ver el trabajo de Jorge en vivo, los detalles se encuentran en su página web.
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