Inicia en Estados Unidos el cuarto juicio político de su historia.
Por Kayleigh Bistrain
En medio de una nación fracturada, este martes comienza el segundo juicio político contra el ex presidente Donald Trump, un proceso sin precedentes en la historia de Estados Unidos, pues nunca antes un mandatario había sido sometido a un juicio político dos veces y tampoco lo había afrontado tras dejar el cargo.
“Incitación a la insurrección”, esa es la acusación que pesa sobre Trump. Los demócratas de la Cámara de Representantes le atribuyen la responsabilidad del asalto al Capitolio el 6 de enero por parte de sus simpatizantes, cuando el congreso certificaba el triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales. En ese incidente fallecieron cinco personas.
Los 100 miembros del Senado decidirán si Trump es culpable de incitar a la violencia a sus seguidores. Se requiere una mayoría de 67 votos para declarar culpable al ex mandatario por lo que los demócratas necesitan el apoyo de al menos 17 republicanos; sin embargo, todo parece indicar que el partido lo volverá a absolver.
Los demócratas también se podrían enfrentar a la falta de testigos, ya que los propios fiscales del juicio fueron las víctimas de la violencia en el Capitolio.
En la jornada previa al inicio del juicio el nuevo equipo legal de Trump pidió desestimar el proceso bajo el argumento de que los demócratas del Congreso tratan de silenciar a un oponente político y a un partido minoritario.
En un documento de 78 páginas sostuvieron que es inconstitucional acusar a un expresidente y que el discurso de Trump previo al asalto del Capitolio se ampara en la primera enmienda, es decir, bajo la libertad de expresión.
La defensa también señaló que la rápida aprobación de un juicio político sólo es el último esfuerzo en una larga campaña demócrata para marginar a su cliente.
“Vivimos en una nación gobernada por el estado de derecho, no por la violencia de las turbas incitada por presidentes que no pueden aceptar su propia derrota electoral”.
Esa fue la respuesta de los fiscales de la Cámara de Representantes, quienes han prometido probar la culpabilidad del exmandatario. La apuesta de los fiscales es la indignación por lo que han anticipado que usarán videos del momento en un montaje que busca confrontar a los republicanos con la furia que sintieron las víctimas del ataque, de acuerdo con el diario The New York Times.
De ser encontrado culpable, Trump no podrá volver a postularse para algún cargo de elección popular, además podría perder su pensión presidencial.