Bianca Carretto
La falta de conocimiento sobre los mecanismos de transmisión del virus Sars-CoV-2 limitó el uso de una medida que el Premio Nobel de Química, Mario Molina, y científicos de la Universidad de Texas reconocen como un “factor determinante” para cambiar el curso de la pandemia: el uso de cubrebocas.
La presencia del RNA del coronavirus en los ambientes de hospitales de Wuhan, China, y al norte de Italia mostraron que hay una alta probabilidad de transmisión aérea, la cual habría sido bloqueada con el uso de mascarillas que habrían bloqueado la atomización de partículas contaminadas que las personas despiden al toser o estornudar.
Así lo explica Molina. <<Lo que han comprobado algunos epidemiólogos es que estas partículas pequeñas si pueden estar infectadas, sí son suficientemente grandes para acarrear el virus. Ahora de donde viene todo esto, pues resulta que existe una comunidad que trabaja con estas partículas, les llamamos PM2.5. Estas al respirar se meten a los pulmones, inclusive algunas llegan al corazón porque la nariz no las para.>>
Los riesgos que generan estas partículas ya han sido advertidos por expertos en salud pública y ambientalistas mexicanos, quienes al igual que el doctor Molina han insistido en la necesidad de implementar políticas públicas encaminadas a la reducción de la presencia del material particulado en la atmósfera.
Patricia Segura, jefa del departamento de Investigación en Hiperreactividad Bronquial, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), advierte sobre cómo estas finas partículas podrían repercutir en pacientes recuperados de Covid-19, dependiendo de su nivel de gravedad.
<<Esta es una enfermedad muy avasalladora que afecta varios órganos, particularmente al pulmón, (…) cuando tu sufres agresiones tan severas el cuerpo trata de hacerte más resistente y una forma son las cicatrices, las cicatrices son fibrosis. Eso puede pasar en el pulmón, el problema es que si lo cicatrices ya no es tan flexible y eso limita cómo respira la gente. Por lo menos que se ha visto mucho a la gente es un proceso que se llama hiperreactividad bronquial>>, explica.
¿Cuál es la relación con la enfermedad de Covid-19?
La investigadora Francesca Domini, de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard, alertó que las personas que han estado expuestas por décadas a una alta presencia de partículas PM2.5 en el aire, tienen un 8% más de probabilidades de morir como consecuencia de Covid-19.
El estudio -que aún está en proceso de revisión- expone que los condados de Estados Unidos con mayor presencia de partículas derivadas de la combustión de autos, refinerías y plantas energéticas, registran al mismo tiempo un mayor número de personas hospitalizadas y fallecidas, además de que requieren más recursos para atender a sus pacientes.
Los investigadores recopilaron datos de fallecimientos registrados en más de 3 mil condados de Estados Unidos, que representan un 98% de la población de aquel país.
Beatriz Cárdenas, asesora en calidad del aire de WRI México y doctora en ingeniería ambiental, coincide en la necesidad de revisar los impactos de las partículas PM2.5, pero también de otros contaminantes como el ozono y el óxido de azufre.
<<Hablando de zonas metropolitanas, el tema de óxidos de azufre podemos ver los niveles más altos como Tula o Salamanca, esperaría ver que en ciudades con este tipo de fuentes podemos ver que no se cumple la norma o presentan los niveles más altos de óxidos de azufre, para ozono la zona metropolitana del Valle de México o el área metropolitana de Guadalajara; Mexicali sería PM2.5>> afirma.
¿Cómo podría afectarnos?
Un estudio publicado en 2016 por la doctora Patricia Segura, junto con investigadores de México y Canadá, explica que estas partículas contienen materiales que podrían incrementar el riesgo de padecer cáncer.
<<Hay otros elementos en esas partículas que pueden ser muy peligrosos. Tienen algunos compuestos que se llaman compuestos orgánicos volátiles y esos compuestos como el xileno, el benceno, el benzopireno esos son terribles porque esos gases vienen con la partícula, se separan, pasan la membrana de los alvéolos, ese gas si se pasan a la sangre y estos están asociados a enfermedades crónicas como EPOC, como cáncer, como asma.>>
Durante la pandemia, los padecimientos de este tipo han sido asociados a complicaciones de pacientes con Covid-19, por lo que la experiencia debería dejar como lección los cambios que deben implementarse en el corto, mediano y largo plazo.
Bernardo Bolaños, especialista en derecho ambiental y Stephan Brodziak, director de la Iniciativa Climática México, proponen acciones complementarias a las que durante años ha impulsado la Ciudad de México para reducir las emisiones de contaminantes en la atmósfera.
<<Hacia dónde hay que ir, hacia la sustitución de las unidades actuales de transporte público, pero también a la verificación. La contingencia extraordinaria de 2019 en el verano en el Valle de México no fue por las máquinas fue por los incendios forestales, pero cuando no hay estas contingencias el primer lugar es el transporte público que funciona con diesel, >> sostiene Bolaños.
Stephan Brodziak agrega: <<desde luego los autos son un gran generador de este tipo de contaminantes, pero también hay otras fuentes, hay que actualizar, hay que cambiar la forma en que construimos las ciudades, en cómo nos movemos dentro de las ciudades, hay que cambiar el marco regulatorio de vehículos en cuanto a sus emisiones contaminantes, de las fábricas.>>
En algunas ciudades del mundo, las medidas de confinamiento tuvieron un impacto en la disminución de emisiones contaminantes, pero la variedad es amplia, por lo que es necesario no perderlas de vista. Así lo dice Beatriz Cárdenas de WRI.
<<Lo que hemos visto en ciudades mexicanas es que en efecto los óxidos de nitrógeno se han reducido, pero por ejemplo el ozono no ha disminuido, porque es un compuesto que se produce por la reacción de dos compuestos, pero no necesariamente tiene impacto en la reducción del compuesto (…) justo porque la producción de este contaminante es muy compleja; lo que hago es que estoy generando más ozono.>>
Con el retorno a las actividades en puerta, la posibilidad de que los contaminantes retomen sus niveles es latente, la doctora Patricia Segura recomienda que en esta nueva normalidad las personas adquieran nuevos hábitos en su relación con el medio ambiente.
Uno de ellos es que cada día, antes de salir de casa verifiquen qué tan vulnerable es su salud a los contaminantes, con el Índice de Riesgo para Personas Susceptibles, una herramienta que mide en escala del 1 al 10 si es seguro salir a la calle o es mejor quedarse en casa.
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