Antes que traidora, Malitzin fue una mujer indígena y esclava que luchó por mantenerse viva, al igual que muchas mujeres hoy, coincidieron Yásnaya Aguilar y la ensayista Yelitzia Ruiz en la mesa: “Malintzin y las mujeres indígenas”.
La mesa se desarrolló en el marco de la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, organizó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Juan Carlos Valdés
Hay que recordar que Malitzin no le debía lealtad a Tenochtitlán, era originaria de un pueblo sometido por los mexicas y obligado a pagar tributo, para Malintzin lo primero era mantenerse viva y después tratar de sacar algún provecho para ella misma.
Así lo señaló la lingüista oaxaqueña Yásnaya Aguilar quien subrayó que es muy distinta la visión que se tiene en el centro del país a la que prevalece en otras comunidades en torno a la figura de Malitzin.
“También se guarda la memoria de Malitzin en otros espacios que no son los espacios de la historia oficial que nos hacen ver a una mujer compleja, una mujer que estaba en una circunstancias singulares y que tuvo un papel fundamental en lo sucedido hace 500 años, y que la única manera en que podemos llamarla: ‘traidora’, como se ha llamado históricamente, es pensar que México, -el México de ahora-, es nada más Tenochtitlan y eso no es así.
Se hace identificación del México actual con una sola de las ciudades que había en ese momento, que es Tenochtitlán es simplificar demasiado lo que sucedió allí”.
Yásnaya Aguilar
Al participar en la mesa: Malitzin y las mujeres indígenas que organizó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Yásnaya Aguilar también se refirió a los movimientos feministas que no son ajenos a las comunidades, pero desde otra perspectiva.
“Creo que nosotras hemos tenido no un feminismo, porque el feminismo está fijado en una tradición, pero eso no significa que las mujeres indígenas no tenemos movimientos.
Creo que hay muchos movimientos de mujeres, uno de ellos es el feminismo de origen occidental pero nosotros tenemos movimientos que desde hace 500 años se ha establecido en la defensa del territorio, la defensa de la tierra y la defensa de los bienes comunes”.
Yásnaya Aguilar
En el encuentro, Yelitza Ruiz, poeta y ensayista, expuso que referirse a Malitzin es señalar la relación que las mujeres han tenido con el poder a lo largo de la historia, cómo han sido invisibilizadas y atacadas constantemente o reducidas sus razones a cuestiones de “amor romántico” para denigrarlas.
“La construcción histórica de un personaje tan poderoso, que además manejaba una representación que para ese tiempo, era casi impensable, que es el poder de la lengua. Cuerpo, lengua y territorio, esta posibilidad es sumamente poderosa e importante.
Posteriormente en el siglo 18, en el siglo 19, la capacidad de tener la palabra y el ejercicio de ese poder completamente distinto al que habían manejado hegemónicamente los hombres hasta entonces, tenía que ser difuminado y completamente oscurecido”.
Yelitza Ruiz
Finalmente el historiador Federico Navarrete recordó la manera en que Malitzin, partiendo de una vulnerabilidad extrema por ser mujer, indígena y esclava, logró cierto poder a través del cuerpo y de la palabra.
Sobre la petición de perdón a España por los abusos cometidos durante la colonia, Yasnáya Aguilar señaló:
“Yo tengo críticas fuertes sobre quién enuncia esa petición de perdón. Primero porque me parece que se debería hablar más desde la idea de los pueblos que es de resarcimiento y reconocimiento, y me parece que una petición de perdón sigue estando en la lógica eurocentrista judeocristiana, que es justamente el perdón y la culpa.
Creo que no debería ser el Jefe del Estado Mexicano, independientemente de quien sea el que está facultado para hacerlo. Sabemos que históricamente el Estado Mexicano es el heredero de ese proyecto criollo y es heredero durante 200 años, de la opresión colonial. Es un proyecto colonial también, no se acabó con la independencia”.