El oficio de elaborar ladrillos se ha transmitido a través de los años. Ahora, para la familia de Amalia Hernández es una fuente de ingresos para solventar los gastos en su hogar.
Escucha este trabajo especial sobre ladrillos de milpa.
Nayeli Valencia
Cerca del río Pesquería, en Nuevo León, huele a tierra mojada, madera y humo. Ese es el olor de los ladrillos de milpa.
Los elaboran con arcilla, arena y agua del río, después los ponen en un horno artesanal y, finalmente, los dejan secar al Sol. Pero, no, no los hacen con milpa.
De ahí sólo aprovechan el tiempo: mientras esperaban a que la milpa esté lista hace ladrillos. Así lo cuenta Selene Vázquez, Maestra en restauración, arquitecta y fundadora de Restaurika.
“Fíjate que hay varias personas que me han contado como la historia. No, o sea, hay personas que no tienen idea por qué se les llama de Milpa hay otras personas que me cuentan que milpa era una marca por así decir, pero no, ¿eh? O sea, la marca estaba en medio de los ladrillos.
Lo que me han contado familias mientras sembraban ellos hacían ladrillos, no desperdiciar tiempo. Sin embargo, los maestros ladrilleros de maravillas de pesquería del sur del estado y de otras comunidades lo siguen haciendo artesanalmente uno por uno”.
Un oficio de generación en generación
Este oficio se ha transmitido a través de los años y ha llegado a Amalia Hernández, maestra ladrillera desde hace cinco años y quien vive en el ejido de Soledad. Aprendió como todos: viendo.
“Eso del río pesquería ahí van a traer la arena, es una arena muy finita de río. Esa se moja el molde, tenemos cada quien su tanque de agua, meten el molde, lo sacan, luego le ponen la arenita de río y luego la bolita de lodo.
Pero, la bolita de lodo la revuelven en la arenita para que no se pegue en el molde. Antes deben asegurarse que la tierra esté limpia, para ello utilizan el azadón. Cualquier piedra o caracol que se quede, puede ocasionar la ruptura del ladrillo cuando está en el horno, también elaborado con materiales del río Pesquería”.
Su jornada laboral puede durar hasta 15 horas diarias y es que para la elaboración de un ladrillo se tardan una semana o un poco más, de acuerdo con el clima. ¿El precio? Dos pesos la pieza sin intermediarios.
“Nomás vemos que esté macizo y lo metemos así, pero nosotros tenemos que darle mucho tiempo, mucho tiempo… Tenemos que secarlo, secarlo, secarlo con la lumbre muy, muy lenta. Después, vemos que ya está seco que sale el humo negro, pues entonces ya le echamos más leña.
Sí, que salga el calor y hasta el siguiente día este ya que está todo destapada. Y le vamos quitando poco a poco de arriba este la tapa también de arriba porque tiene puerta y arriba tiene también la tapa de ladrillo… Poco a poco, ya enfría y luego ya está listo para vender”.
Del oficio al negocio
Amalia, de 50 años, mantiene a sus dos hijas y da trabajo a su yerno, su nieto. Así como seis trabajadores, incluidas tres mujeres. No obstante, siempre tiene pedidos, por fortuna.
“A veces llegan y le compran mil piezas, otras le encargan dos mil o hasta cinco mil ladrillos. Me gusta mucho este trabajo… a veces es muy pesado, pero sí me gusta… A veces se levanta uno en la mañana y duele el cuerpo, parece que tiene plomo se cansa uno.
El material que acomodamos, somos mujeres y también este acomodamos ladrillo, quemamos ladrillo batimos lodo y el material que es de 20 x 40 y pesado para carretillarlo”.
La casa de Amalia está construida con ladrillos artesanales. Asegura que cuando hace calor está fresca y en tiempo de frío es caliente.
Se trata de un material resistente que trae las marcas de su elaboración consigo, señala la maestra y arquitecta, Selene Vázquez.
“Cuando tú compras esos ladrillos tradicionales ves como en algunos ladrillos la marca de los dedos de los maestros ladrilleros. Siempre, recomiendo hacer arquitectura con tierra, en este caso los ladrillos son de tierra cocida.
Tienen propiedades térmicas por la propia tierra, ahora también lo importante es seguir utilizando materiales que sean compatibles con los ladrillos porque si tú le pones un robo que un aplanado o un zarpeo, así como le digan en dónde están de cemento pues obviamente HMN va a cambiar las propiedades de la construcción.
Entonces lo ideal siempre es trabajarlo con cal, o sea, con morteros de cal morteros que permiten transpirar o incluso morteros de barro no”.
¿Cuánta resistencia tienen?
“Los he utilizado para celosías sin problemas, hay personas que los usan para hacer, ¿eh? Hornos hay personas que sí los utilizan para construir insisto dependiendo también del tamaño de los muros, o sea, y de los ladrillos.
¿Cuántas hiladas de ladrillos vas a poder leer poner a tu muro para que tengas el ancho que tú estés buscando entonces se puede construir prácticamente lo que tú quieras con esos ladrillos, o sea, tus ladrillos tienen de verdad muchísimos años, ¿eh? Trabajándose como te digo de manera tradicional y tú puedes construir prácticamente lo que quieras”.
Obtener los materiales del río Pesquería, ese olor a tierra mojada en la quema de ladrillos de milpa, dejar secar al sol y aprovechar el tiempo para la elaboración de más ladrillos son sólo algunos pasos para retomar los sistemas constructivos tradicionales.
No se trata sólo de tener bienes estéticos, sino sanos y habitables, reitera Selene Vázquez.
“Debemos de aprender de los sistemas constructivos tradicionales que han estado en las comunidades por muchísimo tiempo. A partir de ahí, hacer mejores espacios y ciudades que sean hogares y que no sean nada más un botín de especulación inmobiliaria”.
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