Ha sido fiel compañera de las personas adultas mayores durante la pandemia.
Por Aura García
Las medidas de distanciamiento social que impuso la Secretaría de Salud para contener los contagios de covid-19 cambiaron la rutina de Silvia Martínez, una mujer de 84 años que encontró en la radio una alternativa para retomar todo aquello que dejó de hacer en la pandemia.
Todos los días despierta a las cinco de la mañana y desde su cama sintoniza la que ella decidió llamar “la estación de los pastores”; más tarde, cuando ya salió el sol, baja a desayunar y escucha un resumen de noticias.
“Pasan programas religiosos, buscando en el radio te encuentras en AM, y hay estaciones que también te dan la misa a las 12, a la 10, a las 11, y habla la gente, pero ahorita no salgo, entonces lo escucho. El domingo toda la mañana está”.
En la radio, Silvia ha encontrado acompañamiento, lo que las autoridades sanitarias consideran fundamental para evitar que este sector de la población, al que pertenecen 14 millones de mexicanos, desarrolle síntomas de depresión o ansiedad asociados al confinamiento.
También ha encontrado aprendizaje y espacios para la memoria. A lo largo del día, Silvia escucha programas dedicados a la preparación de jugos medicinales o de música. Los boleros, en particular, le recuerdan sus años de juventud.
“Es mucha ayuda, el radio es mucha ayuda. Hay programas de relajamiento, muchas cosas que puedes oír. Hay música, boleros y de todo hay en el radio. Pasan todo el día música y las recetas de naturismo y todas esas cosas”.
EN SOLITARIO, PERO NO EN SOLEDAD
La variedad de contenidos y géneros musicales es el atractivo que Eduardo Carballeda encuentra en este medio de comunicación, principalmente en las estaciones que pertenecen a la radio pública.
Aunque al igual que Silvia y 1.7 millones de personas adultas mayores más, Eduardo ha enfrentado la pandemia en solitario, pero no en soledad, pues en su día a día la radio tiene una presencia constante.
“Escucho mucho la XEB porque me gusta a veces la música que tocan, principalmente, y Horizonte porque me encanta el jazz. La XEB es música muy antigua, a veces. En la noche, cuando la XEB pasa música instrumental, que es la hora en la que ceno, la pongo y me siento muy tranquilo porque es una música muy melódica, muy agradable, y es cuando la escucho principalmente. Ahí ya no me siento solo, me siento acompañado con esa música y muy tranquilo, me relaja”.
Evocar la memoria también ha ayudado a José Porras, de 76 años, a sobrellevar casi un año de pandemia. Él empezó a escuchar la radio en su infancia, que pasaba con su madre mientras su padre trabajaba como bracero en Texas, Estados Unidos.
La música es la predilecta de José. De hecho esta es una recomendación que hacen expertos en geriatría para estimular la mente de las personas adultas mayores. En la guía del gobierno federal para la atención de este sector, escuchar música aleja el miedo y la ansiedad.
“Preferentemente escucho las estaciones de música clásica, que creo que ya nomás queda una, Opus 94. Todas las demás que tienen música clásica como Radio UNAM y otras, también están plagadas de noticieros, plagadas de publicidad, de comerciales, y ahorita de la campaña partidista por las elecciones. Entonces yo le huyo a todo eso”.
Escuchar música, no sólo mejora la calidad de vida de las personas adultas mayores, también facilita su integración social, de acuerdo con un estudio publicado en la revista de sociología Prisma Social.
La facilidad para trasladar su radio es otra de las ventajas que José ve en este medio de comunicación que lo acompaña en sus actividades diarias.
“Si prendo la televisión tengo que estar parado o sentado frente a ella, en cambio con el radio me desplazo y sigo mis actividades. Es una gran compañía, por eso ¿pues qué te diré? me siento seguro”.
ENCENDER LA RADIO, UNA NECESIDAD
Esa sensación de compañía también la encontró Celina Rangel, de 70 años. Ella empezó a escuchar la radio muy joven a lado de sus papás. Juntos sintonizaban las radionovelas como “Porfirio Cadena, el ojo de vidrio” o “La flor en el pantano”.
Celina recuerda que se acostaban en la cama y el sonido salía hacia todas las esquinas del cuarto desde su mesita de noche. Cuando cambió de hogar y se mudó al Ajusco, encender la radio se volvió una necesidad.
“Llegamos a vivir aquí como en el 84 y como no había luz tenía mi radiecito de pilas. Entonces empecé a escuchar la XEW y me gustaban mucho las pláticas que daban, recetas, de medicina alternativa, de comida. Y pues me encantaba eso y duré como treinta años escuchando”.
Con el confinamiento, la radio también se ha convertido en un distractor. Ahora que Celina ya no puede salir a surtir su despensa escucha “Siempre Contigo”, un programa de corte religioso que desde hace tiempo se convirtió en su preferido.
Silvia, José, Eduardo y Celina han encontrado en este medio de comunicación un camino para sobrellevar la pandemia, el cual los aleja de los temores, la frustración y el aburrimiento de permanecer confinados.
Para algunos, la radio es una compañía, un generador de recuerdos o un libro de recetas. Para otros es un transmisor de esperanza, fe, tranquilidad y seguridad.
Escucha la serie de reportajes especiales sobre el papel de la radio en distintos ámbitos durante pandemia por Covid-19 en el micrositio del Día Mundial de la Radio.