El semáforo rojo y el desempleo dejan estragos en la Ciudad de México.
Por Elsy Cerero
Con menos ingresos o con jornadas más largas, en empleos con experiencia o en nuevos oficios, con una casa o en la calle, así es como las personas afectadas por la crisis económica buscan y encuentran alternativas laborales que les permitan sobrevivir hasta el esperado y aún no previsto fin de la pandemia por Covid-19.
De las 12.5 millones de personas que se quedaron sin trabajo en abril del año pasado, 9.5 millones han recuperado su empleo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, pero no todas lo hicieron en las mismas condiciones.
“Javier”, quien pidió no revelar su verdadero nombre, es productor audiovisual de profesión, tiene 54 años y es de origen español. A causa de la pandemia ahora se dedica al volanteo y ha perdido su hogar.
–¿Cuánto tiempo tiene viviendo en la calle?
–Apenas tengo lo que lleva la pandemia. Antes tuve problemas con el sismo de 2017, soy damnificado del terremoto. Básicamente se dieron diferentes circunstancias de situación vulnerable, pero sin embargo me encontraba rentando.
A pesar del frío intenso, los parques de la colonia Roma se han convertido en dormitorio de quienes se han quedado sin casa.
Una colchoneta azul luce frente a los restaurantes de la zona que han salido a la calle a ocupar lugares de estacionamiento para operar. Una que otra tienda de campaña guarda pertenencias de habitantes de la calle, frente al hospital Centro Médico.
Recargado en los muros del centro comercial Pabellón Cuauhtémoc, entre una mochila, papeles y cobijas, “Javier” realiza su nueva labor, alejada de los estudios televisivos, pero con la esperanza de volver a ellos.
“Todo está cerrado. No sólo por lo que tiene que ver con la pandemia, sino los efectos colaterales como son crisis económica, cierre de negocios, dificultades para encontrar formas de ingresos, las restricciones son extremas, la gente tiene miedo incluso para buscar trabajo, no saben si la persona pueda traer la cepa del virus sin saberlo porque sea asintomático y pueda obviamente contagiarse. Por ello personas que estamos en situación de calle, por razones fuera de nuestro alcance, obviamente dificulta mucho las posibilidades de salir al menos durante el semáforo rojo”
Vivir en la calle
En México, alrededor de 5 mil 700 personas viven en las calles, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, del INEGI.
Don José Lara es parte de ese universo y más en concreto de las mil 200 personas en esa situación en la Ciudad de México, la entidad que encabeza la lista.
–¿Por qué se salió de su casa?
–Porque tuve problemas con mis hijas.
–¿Lo sacaron de su casa?
–No, yo me salí, para qué voy a estar batallando, mejor me salgo y ya. Pero sí, ya llevo dos años aquí.
A sus 64 años, vive en una tienda de campaña azul junto con otras cuatro personas. Está rodeado de latas, papeles y cobijas y es consciente de que el SARS-Cov-2 puede llegar en cualquier momento, mientras realiza su trabajo como barrendero.
–Somos cinco personas que permanecemos aquí, luego me voy a trabajar con mi compañero generamos (dinero) bajando basura de los edificios, agarrando botellas, cartón y así sacamos algo de dinero.
–¿Cómo se cuidan en la pandemia?
–¿Cómo nos cuidamos? Poniéndonos el cubrebocas, pero ahorita como que me asfixia, por eso me lo quité, pero estamos conscientes de que nos puede caer algo. Gracias a Dios no nos ha llegado nada.
Desalojados en la pandemia
Pero las dificultades de la pandemia han llegado tanto para quienes no tenían un hogar, como para quienes lo perdieron por la crisis e incluso para quienes batallan por mantenerlo.
De acuerdo con los “Resultados del sondeo sobre condiciones de vivienda y acceso al agua en la CDMX y zona metropolitana”, realizado por la Oficina para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat, al menos 256 personas han sido afectadas por 56 desalojos.
Además, frente a las dificultades económicas, el 66.7% de las personas encuestadas no ha podido llegar a ningún acuerdo con sus caseros para reducir o suspender el monto de la renta.
Entre esas cifras podría estar el caso de Rogelio Frausto, un joven de 18 años que ante la reducción de ingresos en su familia se vio obligado a cambiar de hogar.
“Nos tuvimos que mudar de la Narvarte hasta Colinas del Sur, en la alcaldía de Álvaro Obregón, era mucha la renta que había que pagar y no había ningún problema para pagarla previamente a la pandemia porque mi madre tenía un buen trabajo, ella se dedicaba al trámite vehicular, pero cerraron las secretarías y evidentemente nos quedamos desamparados y aquí estamos”.
En estos meses de contingencia, Rogelio Frausto ha vivido diversos cambios y retos. Apenas en septiembre pasado ingresó a la carrera de Ingeniería en Matemáticas de la UNAM de manera virtual. Ahora también cuida perros para sortear la crisis económica.
Sin embargo, se considera afortunado de que el coronavirus no se ha hecho presente en su familia y porque puede ayudar económicamente en su casa.
–Muy afortunadamente no nos han tocado problemas de salud, es decir, nadie de mi familia se ha enfermado de covid, nadie ha tenido ningún tipo de problemas y eso es lo más importante.
–¿Cuánto tiempo y a cuántas mascotas cuidas?
–Ahora que vivo en Álvaro Obregón aproximadamente de tres a cuatro horas al día, trabajo con dos personas distintas y cuido a cuatro perros, es una ayuda significativa pero de poquito en poquito.
Un trabajo valioso
Antonio Morales permanece en una isleta del parque David, se mantiene al centro de una veintena de collie, bull terrie, labrador, pastor alemán y hasta chihuahuas que se mantienen en fila india, sentados, quietos y sin correas.
Él es entrenador y cuidador de perros, y a diferencia de Rogelio, la covid-19 sí llegó a su familia. Hace apenas unas semanas falleció su mamá, luego de haberse contagiado en el transporte público.
Pese a todo, el hombre de 40 años agradece contar con un trabajo que en medio de la crisis le permite ser la cabeza de familia de seis personas, en su casa ubicada en el Estado de México. Cada mañana inicia su jornada a las 5:30 horas recogiendo a las mascotas de casa en casa y no para hasta 12 horas después.
–Aquí en la colonia Roma, en la Condesa y en todas partes de la ciudad estamos trabajando.
–¿Tiene garantías ante la pandemia?
–Sí, tenemos trabajo, gracias a Dios.
–¿Cuánto cobra por perro?
–Depende de lo que necesite el cliente. Puede ser paseo, entrenamiento o pensión. Tengo servicio a domicilio, los recojo casa por casa.
–¿Cuántos perros tiene?
–Ahorita tengo como 15 a 20 perros.
–¿Siempre ha trabajado en la Roma?
–En todas partes andamos. En la mañana trabajo aquí en la Roma, en la tarde luego me voy a Santa Fe o a Polanco.
–¿Cuántas horas le dedica?
–Todo el día. De mi casa salgo a las 5:30 de la mañana todos los días y regreso 5 o 6 de la tarde, hasta las 7.
Estas son las voces detrás de los números y estadísticas de la pandemia, pero sobre todo, son las historias de quienes ante las crisis económica y sanitaria, el camino de la resiliencia es la única vía para atravesar el mayor reto que hoy enfrenta el mundo entero.