Los jugadores de campo tienen 1.5 veces más riesgo de sufrir el padecimiento que el resto de la población.
Eduardo Cristobal
La práctica del futbol tiene consecuencias en la salud de las personas, pues de acuerdo con un estudio, los futbolistas profesionales son más propensos a desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.
Un estudio publicado por la revista The Lancet Public Health, en el que se utilizaron a poco más de seis mil jugadores de las divisiones suecas entre 1924 y 2019, determinó que los futbolistas profesionales tienen 1.5 de probabilidad, mayor que una persona normal, de contraer una enfermedad neurodegenerativas, como la demencia o el Alzheimer.
De igual manera, el informe indica que, a excepción de los porteros, el 9% de los jugadores estudiados (537 de 6,007) han sufrido una enfermedad de este tipo, en comparación con el 6% (3,485 de 56,168) en los controles habituales en la población.
Otra de las conclusiones de la revista es que el riesgo de padecer enfermedades que afectan a las neuronas motoras, como la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), no aumenta y en el caso del Parkinson, el riesgo es menor comparado con el resto de la población.
Peter Ueda, profesor y líder de la investigación, mencionó que “Cada vez hay más voces que piden a este deporte que introduzca mayores medidas para proteger la salud cerebral y nuestro estudio puede ayudar a la hora de tomar decisiones para limitar los riesgos”.
La hipótesis de la revista científica dice que “el repetitivo golpeo del balón con la cabeza es la razón de que los jugadores estén en mayor riesgo. Nuestros resultados sugieren que los porteros no tienen el mismo riesgo, pues raramente golpean la pelota con la cabeza, a diferencia de los jugadores de campo, pero están expuestos a similares ambientes de trabajo y estilos de vida tanto durante su vida profesional, como quizás después.”
Previo estudio
Previo a la publicación de The Lancet Public Health, en Escocia se hizo un estudio mostró que los futbolistas son 3.5 veces más propensos a sufrir demencia que una persona normal, lo que llevó a limitar la práctica de los cabezazos en categorías inferiores.
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