El terremoto de ayer interrumpió la misa que se llevaba a cabo en memoria de las víctimas del colegio Enrique Rébsamen.
Nayeli Valencia
Gloria González Pérez tenía 40 años cuando salió a trabajar por última vez desde Milpa Alta a la alcaldía Tlalpan, en la Ciudad de México. Llegó al colegio Enrique Rébsamen la mañana del 19 de septiembre de 2017, como lo hizo los últimos siete años de su vida.
Su nombre casi no aparece en las listas de víctimas porque era trabajadora doméstica y no figuraba en la nómina del colegio porque era independiente, recuerda su hermana María Elena González Pérez.
“En algún momento alguien me dijo que no aparece en las listas y pues no debería porque nosotras como trabajadoras informales el trabajo es como de palabra, o sea, trabajas y se te paga y nada más. Pero nunca apareces en una nómina y es un trabajo, pudiéramos decir, no reconocido”.
La invisibilidad de Gloria también la enfrentó frente a las autoridades.
“En algún momento llegaron a dudar que ella trabajaba aquí y digo, si aquí encontraron el cuerpo de dónde dudan, pero ya estando en el MP y pues como de aquí salió el cuerpo, era inevitable, no pudieron negar. Pues si no iba pasando por la calle y ahí encontraron el cuerpo, son varias de las situaciones que hemos tenido que enfrentar y no obstante del dolor que sentíamos, todavía la duda”.
A cinco años de los hechos y frente a una escuela que aún guarda la palabra “silencio” en varias de sus bardas, María Elena dice que su hermana era madre soltera, entonces su hijo tenía 17 años.
Desde entonces, él no quiere saber nada del hecho porque le resulta doloroso. Por eso ella ha acudido año tras año a exigir justicia por su hermana, por las otras seis personas adultas y 19 niñas y niños que murieron por el colapso del inmueble, del que autorizaron de forma irregular la construcción de la casa de la directora en el cuarto piso.
“Justicia, nada más, es lo que hemos pedido siempre… Cada quien tiene sus diferentes representantes y mis representantes confiaron en mí y para que esto vaya prosperando y por lo mismo ya dos personas están sentenciadas, pero faltan más porque hubo muchas omisiones para que nada más dos personas estén en prisión. El camino es largo, pero ya perdimos lo que más queríamos, qué más podemos perder, ¿tiempo? Eso no importa, vamos a estar ahí hasta que logremos que todo esto llegue a término”.
Para María Elena, este tal vez fue el último año que regresó al colegio Enrique Rébsamen a recordar a su hermana Gloria. Espera que el próximo 19 de septiembre ya exista el memorial a las víctimas.
– ¿Le gustaría más acudir al memorial?
– Sí porque año con año venimos, vemos el edificio y haz de cuenta que nos diera en la cara y dijera, aquí estoy, recordando lo que ocurrió.
Foto: Nayeli Valencia
Un nuevo sismo evoca la tragedia
Elsa García es vecina del lugar. Estuvo aquella tarde del 19 de septiembre de 2017 y la de 2022, cuando, de nueva cuenta, sonó la alerta sísmica. Esta vez, interrumpió la misa que se llevaba a cabo por las víctimas del Colegio Enrique Rébsamen.
Recuerda que su hijo rescató a cinco niños del derrumbe y en su casa, con el número 18, atendieron a menores heridos. También resguardaron los cuerpos de cinco de ellos y de una persona adulta. Algo que jamás olvidará.
“Cuando llegaron los papás, fue algo que a ningún papá y ni a mi peor enemigo se lo deseo. Unos gritaban, otros maldecían, muy feo. Siempre he pensado que justicia por los niños que murieron pues nunca la va a haber […]. Y seguimos con lo mismo porque a cinco años otra vez volvemos a vivir lo mismo casi a la misma hora y fue algo muy… nos espantamos”.
Antes de que el terremoto magnitud 7.7 interrumpiera la misa, el señor José Francisco, su esposa e hijo colocaron flores frente a las coronas y pétalos rojos en forma de cruz regados por un rescatista.
Fue una forma de solidarizarse con Óscar Vargas, padre de Raúl Alexis, para quien piden justicia.
“Que se haga justicia, que siga en pie y no parar hasta ver las personas que hicieron eso porque fueron irregularidades por parte de la directora del colegio y el director de obras públicas; hay otro prófugo, hay que encontrarlo hasta que pague por lo que hizo”.
Foto: Nayeli Valencia
Hace dos semanas la Fiscalía de la Ciudad de México aumentó la recompensa de medio millón a un millón de pesos para quien informe del paradero de Arturo Francisco Pérez Rodríguez, quien era Director Responsable de Obra y quien está prófugo.
Sobre sus otros dos compañeros, hay un proceso abierto contra Juan Apolinar Torales y una sentencia de 108 años de prisión contra Juan Mario Velarde Gámez. La directora del colegio Enrique Rébsamen, Mónica García Villegas, cumple una sentencia de 36 años en Santa Marta Acatitla por homicidio culposo.
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