En el marco de un convenio entre el Gobierno de México y la Sociedad Histórica de Arizona fueron entregados al país dos bienes culturales pertenecientes a la Misión de Caborca, Sonora: una pila bautismal y su aspersor de agua bendita, ambos fabricados en el siglo XVIII.
El Andamio
Durante un acto celebrado en el Consulado de Tucson, Arizona, en Estados Unidos, fueron devueltos a México dos bienes culturales pertenecientes a la Misión de Caborca, Sonora: una pila bautismal y su aspersor de agua bendita, ambos con una antigüedad del siglo XVIII.
La ceremonia de entrega se suscribe en el marco del convenio entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Sociedad Histórica de Arizona y la Diócesis de Nogales.
Arizona y Sonora no solo comparten una frontera, donde existe un vasto patrimonio prehistórico, prehispánico e histórico, sino también una herencia patrimonial, como aseguró el cónsul en Arizona, Rafael Barceló
“Esta es una relación indisoluble la de Arizona con México, como todos deberíamos saber pero que no necesariamente todo saben, porque es la historia, la cultura y las propias comunidades que han habitado estos territorios de lo que ahora es Sonora y Arizona, en un constante intercambio de practicas culturales y de adaptación humana a un clima adverso, pero generoso los que hacen la relación tan intensa.
Las Misiones de la Pimería Alta especialmente las que fueron fundadas por el padre Eusebio Francisco Kino son testimonio del pasado y del presente de esa relación fundamental entre el noroeste de México y Arizona en los Estados Unidos.
Pero permítanme reiterar de que esta es presente, en tanto los intercambios de colaboración cultural, como el que atestiguamos el día de hoy, pueden ocurrir ahora por el entendimiento común de nuestra historia y nuestra cultura”.
La pila corresponde a una pieza bautismal fabricada en el siglo XVIII, forjada en cobre, ovalada, con diseño multilobulado en floriforme, está grabada y pintada a mano en rojo y blanco y su uso principal se dio en el siglo XIX. En tanto que el aspersor de agua bendita, fue fabricado en cobre en el siglo XIX, con un asa para facilitar su uso dentro de las actividades que realizaban los clérigos y también fue labrado a mano.