Alhena Caicedo Fernández, profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes, de Colombia, destacó que recientemente se van conociendo los aportes terapéuticos de la planta, lo que podría potenciar su comercialización y acaparamiento.
Redacción IMER Noticias
Investigaciones recientes están demostrando que existen beneficios terapéuticos en el consumo de ayahuasca, para casos de depresión y de adicción, así como para tratar enfermedades neurológicas degenerativas como el Alzheimer.
Se trata de una bebida psicoactiva que durante siglos ha sido parte constitutiva de los sistemas chamánicos de las poblaciones originarias de buena parte de la cuenca del Amazonas, en países como Brasil, Colombia, Ecuador o Perú.
En entrevista para IMER Noticias Primera Emisión, Alhena Caicedo Fernández, profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes, de Colombia, destacó que recientemente se van conociendo no solamente los aportes en términos terapéuticos de la planta, sino ciertas modalidades que se vienen dando alrededor de su consumo ritual y religioso.
La antropóloga comentó que los avances científicos que reportan un potencial terapéutico importante de la ayahuasca vienen acompañados de un riesgo para las comunidades que la usan, porque esto podría potenciar la comercialización y la mercantilización de este tipo de plantas.
«Ahí es donde está el riesgo y también está el riego de una apropiación indebida o de que los beneficios se concentren, etcétera. Hay una serie de atenciones que se pondrán sobre la mesa y que hay que visibilizar, ponerle atención porque así como encontramos cosas muy interesantes y potencialmente muy buenas, en general, para todo lo que tenga que ver con fármacos, pero también existe un riesgo».
Alhena Caicedo Fernández, antropóloga
Alhena Caicedo destacó que parte de la responsabilidad por parte de quienes se dedican a las ciencias sociales, particularmente de los antropólogos, tiene que ver con visibilizar la importancia de plantas de este tipo para diversas comunidades en la actualidad, para contrarrestar la serie de riesgos que se vienen con los procesos de comercialización y, potencialmente, con el proceso de acaparamiento.
«Tenemos que llamar la atención en la diversidad de aproximaciones que hay a este tipo de plantas; generalmente, se tiene a pensar que los usos religiosos son usos de antes y que no tienen la contemporaneidad; tampoco se ve el efecto que genera este tipo de nuevos usos en poblaciones que están en situaciones de desigualdad estructural».
Alhena Caicedo Fernández, antropóloga